Inverno Rojo || One shots BuckyNat / WinterWidow

Nunca amaré de nuevo ( I'll never love again)

Disclaimer: Ni Natasha Romanoff, Ni Bucky Barnes, ni la canción me pertenecen. Solo la historia es propiedad de mi imaginación.

"Desearía poder, desearía poder haberme despedido. Yo hubiera dicho lo que quería decirte, incluso hubiera llorado por ti. Si hubiese sabido que era la última vez hubiera roto mi corazón en dos, tratando de salvar una parte de ti."

— No quiero que vayas — James parecía un chiquillo de cinco años, aferrándose a la cintura de Natasha que se encontraba en la cama con él. Desde que ella había soltado la frase "al menos podrías reconocerme" algo hizo click en el cerebro de James. Todos los recuerdos volvieron a flote del tiempo que había perdido y lo primero que apareció fue una melena pelirroja, deslizándose silenciosamente de la cama que compartían secretamente en la sala roja.

Al enfrentarse junto a Steve Rogers y su equipo a sus compañeros Vengadores comandados por Tony Stark, pudo verla de nuevo y estar seguro de quién era ella. Era la Viuda Negra, la letal bailarina que lo acompañó en miles de misiones. Pero también era la dueña de su corazón. Estaba dispuesto a volver a entrar a crio-preservación cuando Natalia llegó de improviso a Wakanda, herida de bala y con una multitud de golpes que hacían que su cuerpo se viera más delicado y más pequeño de lo normal. James estaba seguro de que nunca iba a olvidar esa imagen.

(Flashback)

— ¿Cómo te has sentido, Buck? — Steve Rogers observaba ansiosamente a su amigo. Era la primera vez que salía de la cámara de crio-preservación después de que la princesa Shuri y su equipo técnico le hubieran asegurado que no tenía ningún detonante en la mente que pudiera revivir al soldado del invierno.

— Confundido — confesó Barnes — Hay tantas cosas, tantas personas que aparecen en mis recuerdos que aún no puedo esclarecer quiénes son.

— Los terapeutas han dicho que debes tomarlo con calma, que cada cosa que recuerdes irá tomando su lugar a medida que te integres más al mundo exterior — mencionó Steve con confianza, estaba seguro que su amigo mejoraría y volvería a ser el James encantador que solía protegerlo de los bullys.

— No estoy tan seguro, Steve — James bajó la mirada. Llevaba días tratando de explicarle a su amigo que volvería a la cámara, no quería ser un peligro para nadie.

Apenas llevaba un día fuera de la enfermería cuanto tuvo la primera pesadilla. Soñó con Natalia y al principio le pareció el sueño más hermoso del mundo. Eran sólo él y ella, Natalia y James. El soldado del invierno y la Viuda Negra no existían y ellos podían gritar su amor a los cuatro vientos. Ella lucía preciosa, como nunca antes. Su pelo rojo como el rubí volaba por los aires mientras la chica observaba algo hacia la ventana. James, hipnotizado por aquella visión, se acercó a abrazarla, rodeando su delicada cintura con sus brazos y besando su cuello. Cuando ella se giró, su rostro no mostraba señal de recordarlo y se fue desvaneciendo. Al despertar, supo que la había perdido. No importaba cuánto se peleara contra el soldado del invierno, era en vano pues ya había perdido a Natalia.

— ¿A qué te refieres? — Steve lo sacó de su recuerdo con la pregunta.

— A qué creo que regresaré al hielo — musitó por lo bajo, como un niño al que fueran a regañar.

Steve iba a contestarle, sorprendido, cuando escuchó cómo las alarmas que indicaban que una nave no reconocida había entrado a Wakanda. Olvidándose momentáneamente de su charla, ambos hombres se pusieron en pie de lucha. Saliendo a la zona de aterrizaje, donde el ejército Dora Millaje y el rey T'Challa ya los esperaban. Steve Rogers reconoció la nave y alzó una ceja. Era un Quinjet, pero no era cualquiera, era el que Ojo de Halcón había robado después de la fundación de la iniciativa vengadores. Cruzó los brazos pues esperaba ver a su compañero bajar cuando la plataforma descendió. Pero no era él. De la aeronave bajó la infame Viuda Negra. El Capitán América estaba listo para atacar cuando vió como Bucky corrí hacia ella y la tomaba en brazos antes de que se desplomara.