Cerca y lejos

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—Marimo, ¿sigues aquí?— preguntó Sanji, con la respuesta en sus ojos. Se esforzaba en actuar natural, mientras miraba a Zoro como se sentaba precipitadamente en la mesa, avergonzado.

«Ahí esta mi tallado— pensó— ¿por que sonreía?» Miró a Zoro y luego la mesa, arrugo la frente alertando al peliverde.

—¿Uh? ¿quieres que vayamos juntos?– preguntó para tapar sus nervios, aunque aquella pregunta, sin dudas ,marcaba algo fuera de lugar.

—Ok, vamos.—contestó sin prisas, pero al igual que el peliverde; también estaba nervioso, más por las dudas que le llegaron como una bofetada.

«¿Por qué estaba ahí? ¿Acaso lo vio? Ademas, ¿por qué se sentó tan rápido? como si estuviera ocultando algo» se preguntaba a si mismo. No podía calmarse, porque uno por uno los momentos, los cuales llamaron su atención en los últimos días, se iban apilando como evidencia clasificada.

Sanji entró nuevamente al salón en busca de su mochila.

—Ahora que lo pienso, Vivi-chan, se refirió a ese marimo por Mr.— susurró.

Salió y fue junto Zoro, recorrieron el pasillo hasta llegar a la puerta principal, todo fue en silencio y sin echarse insultos, Sanji no sabía exactamente que decir y Zoro, por su parte, estaba tan feliz que no le importaba compartir el camino con el rubio.

«¿Será él? ¡No! Debe ser una coincidencia, cualquiera lo leería y se sentiría incomodo» Le avergonzaba seguir pensando esa absurdidad. La presión se elevaba en su cuerpo, dando paso a un sofocante calor.

—¿Que te tiene de malhumor?— preguntó Zoro. Lo había observado discretamente desde que salieron juntos, y podía percibir el estado pensativo, más la mala cara del rubio.

Sanji gruño. Con vehemencia; pasó su mano en su cabello, llevándolo hacía atrás, pero como costumbre; su cabello volvía a caer sobre su cara.

—No lo estoy, solo pienso— contestó—. Imagina, que de un momento a otro las cosas se den vuelta y estén en tu contra.

—¿A que quieres llegar?

—No lo entenderías, bueno...— Dio una breve pausa mordiendo su labio inferior—, sí lo harías— susurró.

—Vamos, ya lo afirmaste— dijo cruzando sus brazos—. Ahora suéltalo, me jodes el día con esa cara.

El rubio ya iba por su segundo gruñido. Sacó del bolsillo de su pantalón, una caja de cigarrillos, que guardaba desvergonzadamente cada día, y colocó uno en su boca que se retorcía.—Dame un momento— afirmó, cubriendo la punta del cigarro con su mano mientras lo prendía con su mechero—¿Como explicarlo a un marimo, y no morir en el intento?— preguntó, soltando todo el humo en la cara del moreno.

—Deja de hacer estupideces, si no quieres morir antes de que me cuentes— amenazó, mientras tosía, el humo no le era favorable en sus pulmones sanos

Sanji sonrió.

—Um, te diré una verdad a medias— Zoro le miro confundido, pero que mas daba, no eran grandes amigos—, me gusta "alguien" y hay una enorme posibilidad, de que sí "la" llego a conocer me decepcione— relataba con monotonía, haciendo varias énfasis, jugando con el cigarro entre sus labios—, bueno solo son especulaciones, aún así, no se que haría si resulta de esa manera.

—Tú decepcionado de una mujer— dijo sarcásticamente—, no me lo creo.

No respondió. Al contrarió; le dio una larga mirada con una tenue sonrisa, cuya sensación, hacía estremecer su corazón.

Por ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora