FAVORES

1 0 0
                                    


MARTES

Pov. Joy

La mañana resultó ser mejor que la anterior; la sensación de frió era menor a como lo pintaba el panorama de la ciudad y se podía deducir que no daba la impresión de empeorar hasta este punto. Caminaba por las concurridas calles de Lonir escuchando los sonidos atacantes de todo lo que lo componía, autos siendo víctimas del tráfico, los periódicos siendo leídos y arrugados, las miles y miles de pisadas que generaba la población con el fin de llegar a sus trabajos, algunos pasos tranquilos y otros que se podrían deducir que llegarían tarde hoy; sin contar el olor que desprendía mi entorno; tabaco, neumáticos gastados, gasolina barata, y no faltaba las bebidas condensadas en cafeína que se podía apreciar en cada tienda que pasaba; y como cereza sobre el pastel se encontraban a las típicas personas (que eran aproximadamente el 70% de la población creería yo,) se visualizaban hablando constantemente con sus teléfonos celulares sobre sus problemas, disgustos, desgracias y lo más notable, negocios.

Simplemente cosas del diario vivir.

A pesar de lo que me rodeaba, ya se me hacía costumbre mirar la misma pintura todos los días, que podría titular como "monotonía" por lo obvia que era.

Entre la inmensa y agobiante población, me encontraba esperando el cambio tan lento que generaba cada semáforo que pasaba, llevaba un conjunto de ropa favorable para el clima que estaba presente; un gorrito de color rosado pastel tejido a mano, una camisa blanca que se encontraba cubierta por un suéter del mismo color y encima de este una chamarra de colores grisáceos que me mantenía en la temperatura ideal, pantalones negros (algo desgastados), y unas botas cafés oscuro que llegaban a la mitad de mi espinilla; y para rematar mis únicos dos compañeros que siempre llevo al trabajo; a mi izquierda sostenía una malteada de vainilla que compraba en la misma cafetería que se encontraba a tan solo unas cuadras de mi departamento y en mi otra mano un maletín algo desgastado por el tiempo, pero aun así era mi preferido por el simple hecho de que sentía con seguridad que cualquier cosa guardada en su interior estaría a salvo.

No perdí mucho tiempo en mí trayecto, en cuestión de unos 25 minutos caminando llegue a la entrada de mi estresante trabajo. No es por ser malagradecida ya que al menos me daba de comer con un pago "decente" (por no decir promedio) a comparación de lo que realmente hago, pero es lo que hay. Cada vez que esos pensamientos se metían en mi mente solo podía pensar en las oraciones que me dedicaba Lein para calmar mi mal temperamento al final de día, frases como "Todo comienza con pequeños pasos" "Las grandes motivaciones nunca debe apagarse por diminutos tropiezos" "El camino a la cima puede ser agotador, pero la vista desde allá lo valdrá" y mi favorita de todas y el que siempre me replica porque en el fondo de esa cabeza dura sabe que es verdad; "Con ese corazón cálido puedes cambiarlo todo", si tuviera un cuadernillo a la mano, anotaría todas esas frases tan clichés que de un momento a otro sale para animarme; bueno, a pesar de que las cursilerías no son lo mío.

No le di muchas vueltas al asunto y entré al enorme edificio blanquecino, su interior no había cambiado desde hace unos años, todo seguía meramente igual; sus paredes clásicas con pisos lisos embaldosados y bañados en un tenue color café crema que se extendía por todo el área, la enorme recepción con el mismo sujeto atendiendo a las personas que llegaban, los mismo guardias con cara de pocos amigos que podrían dar la impresión de no ser seres humanos por la poca sensibilidad que manejan con todos, incluso con los mismos trabajadores, pero había uno en especial que destacaba entre todos los demás por ser el único que era amable conmigo; y sin mencionar que he tenido la oportunidad de tomar algunos tragos con él

...

John Greenland, que cosas podría decir de él... Bueno, absolutamente nada ya que no me cuenta nada de su vida, es una persona muy reservada en ese aspecto, nos conocemos desde hace 2 años, y en todo ese tiempo lo único que he podido saber es que vive totalmente solo en departamento que se encontraba en una zona de mala muerte. No conozco familiares ni amigos. Es un ser muy solitario, pero al parecer no le molesta en lo absoluto. Es un hombre bastante alto (demasiado al decir verdad) con una masa corporal comparable al de un luchador profesional. Tez morena con algunas cicatrices en las manos (aunque usa guantes para ocultarlas), ojos color miel y cabello totalmente al ras con su cabeza; definitivamente daba la sensación de ser un muro andante (ahora ya entendía por qué no le pasaba nada en su barrio).

Fragmentos perdidosWhere stories live. Discover now