EL SILENCIO DE LOS MAS HUMILDES

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Pov. Lein

Una hora y cincuenta minutos de sueño no eran suficientes para las horas que debía reponer por culpa de Joy. Sentí los dolores del día anterior, mis ojos se negaban a abrirse y todo mi cuerpo me rogaba solo por cinco minutos más de descanso; pero simplemente no podía darme ese lujo.

Me negué mis deseos de dormir y decidí poner los pies en la tierra de una vez, a menos a que quiera que me despidan cruelmente de mi aburrido trabajo; abrí mis parpados con dificultada para poder observar una pequeña luz filtrándose por mi ventana, no perdí mucho tiempo y me dirigí a ducharme rápidamente para al menos quitarme el agotamiento. Al momento en que la fría agua tocara mi espalda pude sentir un agradable respingón en todo mi cuerpo dando así la bienvenida a una nueva mañana; muchos piensan que es estúpido bañarse con agua fría en esta época del año, muchos temen resfriarse y tener de regalo de navidad una buena gripe, pero en mi caso es totalmente agradable esta sensación tan rejuvenecedora.

(ya no puedo recordad la última vez que me resfrié...).

Al salir de la ducha pude ver algo bastante curioso desde el marco del baño; al lado de mi cama se encontraba una nota encima de un tumulto de ropa que es... ¿mía?, Al abrir el pequeño papel doblado solo pude leer con impresión unas pocas palabras... palabras que sin darme cuenta me sacaron una sonrisa reconfortante.

"esto es por lo de ayer, y el desayuno está en la lacena... perdón"

Definitivamente es muy raro que ella se disculpe de verdad; muy pocas veces a mostrado arrepentimiento frente sus actos, por lo general Joy disfraza muy convenientemente sus errores con sarcasmo puro, y creo que por eso se ha ganado algunos enemigos en el camino; junto a su enorme temperamento fácil de provocar; pero al fin y al cabo creo que por eso estas pocas palabras escritas en un papel tan simple tienen mucho significado para mí.

Dejando de lado la agradable notita, me decidí a levantar el pequeño montón de ropa que estaba sobre mi cama, dándome cuenta de que era mi traje que usaba para ir a trabajar, sorpresivamente me fijé en el detalle que agregó, estaba perfectamente doblada y planchada (¿en serio estaba tan profundo en mi sueño que no pude sentir que ella me trajo mi ropa?).

Al ponerme mi traje y coger mi maleta, desvié la mirada hacia el pequeño reloj digital que se encontraba al final del pasillo... ¡RAYOS! ¡VOY A LLEGAR TARDE!

Sali como una bala de mi departamento dejando la puerta cerrada de un portazo; corrí por las escaleras a gran velocidad con la confianza que no me caería, tropiezo con varios residentes del edificio ya que los corredores de este eran los suficientemente estrechos que a duras penas pasaba dos personas juntas.

Al salir del edificio pude respirar el aire (polución) de la calle; pude observar la cantidad de gente que transitaba por la ciudad, intentaba evadir a cada transeúnte que estaba a mi paso, pero mientras más avanzaba, más se aglomeraban a mi alrededor.

Agh! No llegaré nunca con todo este público encima), doblé a mi izquierda para terminar en un callejón bastante sucio y húmedo; sabía que si seguía así mi jefe sin piedad alguna me despediría, después de lo que hizo Matt para sacarme de ese aprieto, no sería bueno de mi parte arrojar todo por la borda; no tenía más opción, acomodé la maleta en mi pecho agarrándola con ambas manos con seguridad y acto seguido, mis piernas se impulsaron en carrera atravesando el largo callejón sin ningún problema; al salir de este no lo pensé mucho, crucé a gran velocidad la extensa calle que estaba siendo transitada, tanto por personas toxicas como autos contaminantes; de esta manera ágilmente pude llegar al otro lado metiéndome al siguiente callejón; y así de ese modo, de callejón en callejón pude llegar a la puerta principal donde sorpresivamente alguien me estaba esperando.

Fragmentos perdidosWhere stories live. Discover now