Capítulo 9: El niño y el espectro

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La voz era suave, calmada, casi paternal. Por un segundo Naruto creyó que era a su padre a quien percibía en la lejanía. El viento soplaba con intensidad, él podía ser capaz de oír las ramas de los árboles sacudirse con fuerza, una extraña sensación le recorrió el cuerpo como heladas manos que tocan su nuca haciendo que todo su ser se estremezca

¿Cuánto tiempo llevaba persiguiendo el extraño llamado del viento? ¿Cuánto tiempo transcurrió desde que las voces suplicantes de aquellos quienes lo llamaron con desesperación dejaron de oírse perdiéndose en la lejanía? No lo sabía, así como tampoco era capaz de saber como pudo recorrer toda esa distancia por sí mismo sin ser víctima de un funesto accidente.

Ya no se encontraba en los terrenos de su familia. ¿Qué tan lejos estaba entonces? Su cuerpo tembló solo un poco, y su corazón empezó a latir con fuerza.

De pie ahí, completamente quieto, a tan solo pocos metros de la entrada hacia el bosque Naruto sintió miedo. En sus historias, el héroe, pese a la tribulación en su corazón, lograba aventurarse hacia lo desconocido, saliendo airoso de la hazaña.

Pero incluso el pequeño Naruto, quien vivía envuelto en aquel utópico mundo, comprendía que no se hallaba en una historia de fantasía. Ahí, justo en aquel momento y lugar, aquellos peligros de los que siempre fue advertido se hicieron tan reales como aterradores. Lejos de casa, a tan solo un par de pasos de distancia de aquel bosque causante de su miedo y asombro. Naruto se mantiene inmóvil, los árboles crujían en lo profundo, entonaban una especie de melodía que lo invita a adentrarse. Extraños ruidos provenientes del corazón del bosque lo llamaban, como una sonata hechizante que solo buscaba confundir sus sentidos y hacer que su voluntad se quiebre.

La voz que había escuchado apenas unos minutos atrás no era efecto del viento o provocado por el choque constante del follaje de los abedules golpeándose con fuerza entre sí, tampoco era su engañosa imaginación, era algo que habitaba en lo profundo, algo que anhelaba con desespero lo que se hallaba a tan solo unos pocos pasos, algo que había existido por muchos años y que ahora se hallaba prisionero en aquel paraje siniestro. Ahí estaba una vez más la curiosidad, esa bendita y maldita curiosidad que poseía Naruto como un bloqueo a su sentido común la curiosidad volvió a dominarlo ¿Qué era aquello que se ocultaba entre las sombras? ¿Un hada? ¿Un espíritu de los bosques, tal vez? Su olfato percibió un leve toque floral, una suave esencia en el aire que lo atrajo aún más.

"Cabellos de oro, hermosos ojos color de los cielos" expresó aquella voz y Naruto pudo oírla muy claramente ahora "Oh mi querida Lily, has regresado una vez más a mí"

"Has vuelto"

"Te he estado esperando mi pequeña Lily, ven hacia mí"

—¿Quién está ahí? —preguntó Naruto elevando un poco la voz para dejarse oír.

"Tú no eres mi dulce Lilium" dijo aquella voz proveniente del bosque "¿Quién eres tú?"

—Soy Naruto Namikaze —respondió el niño con total inocencia y alegría al poder ser capaz de hablar con el espíritu del bosque. Por un segundo el silencio reinó en el lugar, ya no se oía el viento ni el crujir de los árboles.

"Naruto..." Dijo la suave voz de nuevo "¿Acaso tú ...puedes entenderme?"

—¿Entenderte? Por supuesto que puedo entenderte —afirmó Naruto con una enorme sonrisa en aquel dulce rostro—. Oí tu llamado en la lejanía —añadió—. Tu voz me guio hasta aquí.

El Emperador Sin Corazón  (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora