Capítulo 3

12.2K 833 1K
                                    

Nerviosa, se peinó el pelo con los dedos y abrió la puerta, cogiendo aire

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nerviosa, se peinó el pelo con los dedos y abrió la puerta, cogiendo aire. Esa mañana se había levantando de buen humor e incluso se lo había planchado; sabía que había sido una estupidez nada sensata, pero le apetecía y no se lo pensó dos veces.

Se sentía tan ansiosa y curiosa como la primera vez y, aunque sabía lo que se hacía, seguía con ese cosquilleo en su interior. La liberación, de todo en general, que había tenido gracias al chico durante el sexo había sido crucial. Se había pero no se había concentrado del todo en sus estudios. Por una parte sí lo había hecho; no se sentía tan agobiada. Pero por otra, ese mágico lugar la había estado seduciendo cada vez que ese muchacho cruzaba por sus pensamientos: y eso era la mayor parte del tiempo.

—Veo que has vuelto —dijo la jovencita de la otra vez, sonriendo. Por fortuna, no estaba mascando chicle. Y por suerte, tampoco había casi cola.

«Normal», pensó Mika, «es miércoles».

—Sí —respondió, más tímida que de costumbre.

—¿Te gustó? —preguntó ella, guiñándole un ojo.

—Bueno... Fue diferente —se limitó a responder, azorada—. ¿Y tú? —preguntó de vuelta.

—Genial —respondió, incluso emocionada. Sus mejillas se tiñeron de rojo—. El chico de mi puerta es muy dulce.

«¿Dulce?». De alguna forma la desconcertó que le hubiera dicho eso, pues Mika había creído que la mayoría eran como el de la puerta uno.

—¿Y a qué te refieres con «El chico de mi puerta»? —repuso.

—Oh —soltó una risa nerviosa—. Te diré un pequeño secreto —susurró, mirando de lado a lado. Hizo un gesto con la mano para que se acercara. Ella obedeció, curiosa—. Estas cámaras que están en los pasillos... —las señaló—, están en todas las puertas. Los chicos o chicas que... Bueno, realizan este trabajo, nos seleccionan y se lo dicen a la central, que es quien nos dice a qué puerta ir —explicó ruborizada, enrollándose un mechón de pelo en su dedo índice.

Ese día llevaba un pitillo rojo chillón que parecía quedarle pequeño de largo, pues no llegaba hasta sus tobillos. Pero de cintura y de pierna se le ajustaba a la perfección, favoreciendo su silueta. De nuevo vestía un top ajustado. No obstante, este era de color negro y no tenía ni tiras ni mangas.

—Vaya —asintió.

«Así que ellos o ellas nos seleccionan». 

—¿Y... y cómo es?

—¿Disculpa?

La jovencita se mordió el labio inferior.

—El chico de la puerta uno —reiteró—, ¿cómo es? Es todo un misterio. Pocas han sido escogidas por él.

Mika se sintió halagada por ello.

—Bueno, es... es... —balbuceó. No sabía exactamente cómo describirlo.

sadistic! ; bnha (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora