CAPÍTULO 21

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Andrew Feder, sin perder un minuto telefonea a Robert. Le sale el contestador, pero insiste un par de veces más dejándole un aviso para que contacte con él lo antes posible.

Robert disfrutaba plácidamente del sol en la piscina del hotel hasta que decide retirarse y cambiarse para la cena. Una vez en su habitación enciende, como hacía todos los días, su celular para saber si tiene algún mensaje importante, aunque lo único importante que él espera recibir es una llamada de Andrew Feder. Al escuchar el mensaje, entusiasmado y contento, inmediatamente le llama.

-Hola Andrew. Me alegra que me llames. ¿Qué te pareció? ¿cuándo hacemos el contrato? –le habla Robert con una sonrisa en la boca-.

-Hola Robert. Necesito que vengas para comentar algunas cosas. ¿Puedes venir esta tarde?

-No, estoy en Miami. Pero salgo en el vuelo de esta noche. Nos vemos mañana, a primera hora. Pero adelántame algo ¿qué te pareció?

-Mañana hablamos. Te espero a primera hora. Adiós –Andrew le colgó-.

A Robert le pareció raro que le colgara bruscamente, pero no intuyó que existiera algún problema de momento. Sin embargo, mientras hacía la maleta se le pasó por la cabeza que de alguna manera pudiera sospechar algo, pero "no tengo nada que temer, yo tengo todo lo que hace falta para ganar esta partida".

Tal como acordaron, al día siguiente, Robert llega temprano a la oficina de Andrew.

-Hola Robert, adelante –Andrew, con cara muy seria, recibe a Robert y le indica que entre y cierra la puerta-.

-Bien Andrew, ¿qué te pareció? Sé honesto conmigo.

-Muy interesante la novela, pero... no es tuya...

-¿Qué quieres decir?

-Que tu no la escribiste.

-Claro que sí. ¿Por qué me dices eso?

-Porque lo sé, y en vista de que has roto las normas más básicas de la ética, tengo que decirte que no seguiremos trabajando contigo.

-Te equivocas rotundamente. No sé de dónde sacas esa historia, pero aquí tengo el registro de la propiedad intelectual que dice que esa novela es mía –Robert saca unos papeles de su maletín y lo tira encima de la mesa de Andrew-.

Andrew recoge los papeles sin dejar de mirar a la cara a Robert y empieza a leerlos. Efectivamente eran la certificación del registro de la novela, titulada "El Escritor" y en donde figura como autor Robert Temple.

-Y qué dices ahora... -le increpa Robert-.

-Lo que digo es que tienes un grave problema porque hablé con Thomas Low y dice que él es el autor de esa novela. Por tanto tu se la has robado y esta editorial tiene un prestigio que cuidar. De manera que aunque tu tengas los papeles que tengas, los registros que sean, no te voy a publicar la novela. Allá tú, porque Thomas dice que esa novela la escribió él. Esta editorial se desmarca de este problema –Andrew se levantó de su silla y le señaló la puerta a Robert para que se marchara-.

-Ya me doy cuenta de lo que pasa aquí. Pero esto lo voy a arreglar, porque la ley está de mi parte –Robert recogió sus papeles y se fue dando un portazo-.

Robert salía de la editorial dando golpes a las puertas. Estaba muy molesto, violento, empujaba a quien se le atravesaba en su camino hacia la calle. Paró un taxi y le indicó la dirección donde quería ir: a la residencia de Low. La situación era grave. Robert era un hombre que hacía tiempo había perdido los escrúpulos y cualquier acción violenta se podía esperar de él. Enfurecido, murmuraba en voz alta dentro del taxi.

El escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora