CAPÍTULO 22

1 0 0
                                    

Richard Troph permanecía desde hace días encerrado en su casa, totalmente incomunicado. Apagó el teléfono tanto el fijo como el celular, cerró persianas, puertas y todo aquella señal que pudiera indicar que estaba en casa. La decisión ya estaba tomada: Se apropiaría de la novela de su sobrino.

Richard Troph se dedicó en cuerpo y alma a leer y releer la novela de Joseph para tratar de dar un final adecuado al resto de la novela. A pesar de saber que cometería un delito, decidió hacerlo y, a su manera, escribió el último capítulo; la razón: la envidia. Nunca pudo superar que él no había nacido para ser escritor y al ver el talento de Joseph, lo único que hizo, lejos de amainar su anhelo de ser escritor, fue la de aumentar su envidia hacia aquel que tenía lo que él más quería. Una semana después, Richard Troph decide dar el siguiente paso. Cambió el nombre del autor en la primera página por el suyo y le puso de título "El Escritor". Salió, hizo unas importantes gestiones y llamó a la editorial para la que trabajaba y concretó una cita con el editor jefe.

Al día siguiente, Richard Troph se reunía con el jefe de la prestigiosa Editorial Polish.

-Hola Richard, pasa adelante, ¿qué me traes?

-Te traigo una sorpresa.

-De qué se trata?.

-He escrito una novela.

-¡Eso si es una sorpresa! Te conozco hace años y pensé que ya habías abandonado esa idea.

-Pues no la abandoné nunca. Y ahora lo he logrado, espero que te guste y quisiera que habláramos de las condiciones del contrato para la publicación.

-Je, je, Richard, primero tendré que leerla. ¿No te parece?

-Claro, pero te adelanto que te va a gustar. Estoy seguro de eso.

-Bien. De qué trata. ¿Cuál es la trama?.

-No quiero adelantarte nada, prefiero que la leas y luego me llamas para firmar el contrato. Pero que sea rápido, si no me voy a otra editorial, ya que estoy seguro que será un best-seller.

-De acuerdo, la leeré inmediatamente. Nunca te vi tan seguro.

-¿Cuándo me llamas?

-La semana que viene te aviso. ¿Ok?

-OK.

Ambos se levantaron, se saludaron y Richard se marchó. El riesgo que estaba corriendo era muy alto. Le estaba robando la novela al que el suponía ingenuo e inocente, su propio sobrino.

Muy seguro de lo que acababa de hacer decidió tomarse el resto del día saliendo a cenar a un buen restaurant y luego tomar unas copas en el bar de moda de la ciudad. Ya empezaba a saborear el éxito. De pronto recordó que tenía su móvil apagado, lo cogió e hizo el ademán de encenderlo, pero desistió de ello. Pensó que no quería hablar con nadie, no quería decir nada y que nadie le preguntara nada, a fin de cuentas no tenía a ninguna persona a su lado. Sin amigos Richard quería permanecer desaparecido hasta que hablara con el editor. Para ello decidió irse a Miami y pasar allí varios días y al final de la semana llamaría a editor jefe para saber si leyó el libro y cuál era su decisión.

Transcurrió una semana y Richard al ver que no recibe la llamada más esperada por él, decide llamar a la editorial.

-Richard –le contesta el editor-. Te iba a llamar hoy.

-¿Qué tal? ¿leíste mi novela? ¿qué te pareció? ¿verdad que es un best-seller?

-Quiero verte hay mismo. Esta misma tarde.

El escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora