No estoy lista.

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Por favor, te lo rogué una y mil veces, mas solo ignoraste todas mis suplicas, haciendo que me sienta una completa idiota, una completa tonta.

- No estoy lista... -nuevamente con las lagrimas interrumpiendo mis palabras logras malinterpretar todo, y decides interrumpirme.

- Lo sé, sé que necesitas tu tiempo, y tu espacio, pero aún así no sé que tan dispuesto estoy a esperarte -me atrae a su cuerpo como si de un imán yo fuera hecha y sus brazos lo cubren. Él no lo entiende y el futuro es tan incierto que no se si al próximo segundo él seguirá amándome.

- Te... Te... -vuelve a cortar mis palabras con las suyas.

- No debes forzarte a decir algo que no sientes, sólo nos lastimaras aun mas. -habla y toma sus pertenencias, lo veo irse muy lentamente de mi lado, es casi como si el universo decidiera que yo era quien debía detenerlo, pero cuando me decidí hacerlo, ya no había nadie delante de mi, solo un vacío fin; me sentí como en un sueño donde corro y corro pero a ningún lado llego, y ahora vuelvo a sumirme en un eterno silencio, en la cárcel de la soledad.

—Vuelve a mi, que sin ti mi vida es un tormento sin fin —fueron tus palabras, mas de mi boca obtienen salida, de mis labios una puerta abierta al mundo del silencio.

¿No eras tú quien habías dicho que me amabas? Ahora comprendo la simpleza de palabras huecas, de oídos ilusos y accionares instintivas, de campañas falsas y de técnicas sin fruto.

¿Acaso algún día dejaré atrás la cobardía? No me creo capaz de aceptar ni mi propia valentía.

Tan vil, tan llano, tan sinsentido. Escucha amor mio, mis pensamientos en este mar del silencio, no te quedes solo con lo dicho de mis labios, prueba mis acciones, escucha mis suspiros, mis silencios; aunque igual te comprendo, si en realidad te amara, si en realidad hubiese querido que a mi lado estarás, tan solo constaba de una acción, un simple sonido.

—Detente, que mi corazón deja de palpitar si no estas a mi lado —y tan caprichosa mi voz, y tan resentido mis labios que prefieren dejar que los ojos se derritan de orgullo, y los suspiros sean la cárcel del corazón que grita en parlante sin corriente sentimientos tan fuertes que podrían destrozar el muro de silencio instalado entre nosotros.

Corre a brazos ajenos, mientras tiro de una cuerda de tu cuello intentando detenerte entre mis manos, sin dejar volar aquella pobre mariposa, rompiendo sus alas, dentro del egoísmo de mi piel que no se separa entre el terreno del aliento lejos de pronunciar dos palabras que tanto anhelabas.

¿Me he vuelto quizás una persona tóxica para ti? Buscando atarte al silencio y la ruptura de mis lagrimas al llegar a mi mentón y correr cual torrente de una lluvia que quema mis ojos en miles de pensamientos de un supuesto amor, uno mudo de nudos llenos de dolor.

Sé, amor mio, que intentas reconstruir tu vida, pero aun no he dicho que te amo, y este giro que da el destino entorno a mi mente igual de ilusa que imagina que estarás ahí juntando las partes de mi corazón, como intentaste con mi mente.

Ahora yo estoy separando las partes de tu cuerpo para que se fundan con mi corazón en el fondo de la tierra removida de un tóxico amor. 

Podría terminar este relato justo aquí, pero falta el detalle mas importante de todos:

—¿Mamá? —y allí estaba, nuestro hijo, huérfano de padre.

Estaré lista para contarle la verdad, pero él, ¿estará listo para entenderla.

Historias cortas (cuentos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora