XIV

1.2K 223 91
                                    

Dedicado a kore297







Y ahí estaba. Caminando con una enorme mochila en su espalda donde se podía calcular que pesaba al menos unos cincuenta kilos. Vestía para la ocasión: unos pantalones militares, una polera negra de malngas largas, botas estilo leñador y el cabello negro, casi ondulado, meciéndose bajo su andar.

Algunos militares se le quedaban viendo, y no precisamente por su atractivo sino, por lo malditamente mamón que lucia, caminando como su estuviera en una pasarela, rodeado de algunos militares que lo acompañaron a la base, imponiendo liderazgo mientras recorría el lugar.

—¿Y ése quién es?

Preguntó uno.

—No sé, quizá otro doctor o enfermero.

—Me da igual... Aunque tengo muchas ganas de golpearlo.

—Ése cree que está en casa.

Ambos rieron mofándose de aquel muchacho que encontraba fin a su recorrido en su tienda que compartiría con Park.

—Bueno, doctor Jeon, ésta es su tienda. La compartirá con el enfermero Park. Últimamente nos estamos quedando sin espacio para los huéspedes, pero no se preocupe, casi nunca estará aquí.

Jungkook asintió colocando su mochila en la cama mientras se cruzaba de brazos y observaba la cama de Jimin, que estaba acomodada como si el rubio sufriera TOC*.

—Eso es lo menos que me importa ahora. Sólo dígame qué y dónde está mi trabajo.

El teniente salió de la tienda haciendo un ademán con la cabeza para que el doctor lo siguiera.

—Esto lo diré una sola vez: zona A, prohibido entrar; zona B, es el área donde trabajará, atención médica y entretenimiento para los militares; por último, ésta es la zona C, alimentos y descanso ¿Quedó claro?

Jungkook solo se enfocó en la zona B por lo que lo demás le importó poco.

—Entendido.

—Bien, ahora puede esperar aquí, un médico de cabecera, en la zona que le corresponde, vendrá a verlo para llevarlo por si se necesita de sus servicios, lo que será muy pronto. Me despido.

El hombre hizo un saludo y se marchó con pisadas fuertes.

Jungkook giró sobre su eje para contemplar el lugar hasta que algo llamó su atención a su lado derecho.

Al fondo, entre las tiendas ve a un menudo rubio vestido con su uniforme verde agua caminando con un grandote militar, ambos parecían ir bromeando porque sus risas hacían eco hasta su lugar.

No pudo evitarlo, su corazón dió un salto al volver a ver el hermoso rostro de Jimin sonriendo, sus ojos desapareciendo en su linda sonrisa, casi podía ver pequeños brillitos y pétalos rosas bailando a su alrededor, era perfecto, salvo por el idiota grandulón que de pronto, tomó su pequeña cintura para juntarlo a su cuerpo para evitar que el menor no tropezara.

Jimin tan distraído.

Jungkook siempre se consideró un hombre con mucha capacidad de autocontrol en todos los sentidos de los que se hablara, pero justo en ése instante, era como si un chip hubiese sido cambiado para darle paso a un adolescente inmaduro que se deshacía en rabia y celos.

Se suponía que había algo entre ellos. No exageraba, lo sabía y era consciente de los juego en los que se involucraron antes de llegar a ése punto de sus carreras profesionales, pero al menos tuviera un poco de decencia con coquetear con otros. En el hospital Kim, Park se colaba en su oficina para discutir y luego fundirse en una batalla de sus labios succionando los contrarios, probando sus esencias, tocando sus pieles calientes del placer, murmurando palabras sucias sobre el otro, tentando la capacidad de cada uno para sucumbir en el deseo. Ahora viendo un descarado coqueteo entre Park y ése saco de músculos, lo descolocaba mucho. Era como si el rubio se hubiese reído en su cara junto a una bofetada ardiente que destrozaba su dignidad como hombre.

TRANSFUSIÓN DE AMOR【YOONSEOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora