D- 11.5

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JiMin había cambiado totalmente su forma de ser a través de los años, y realmente sería una mentira si dijera que no le gustaba su nuevo yo.

Las personas se adaptan a su entorno, dicen que buscan una forma de sobrevivir mediante el constante cambio o simplemente se acostumbran a él, y para JiMin al tener a Min YoonGi a su lado cada mañana al despertar le era difícil no contraer ciertas actitudes.

Se había vuelto más seguro de sí mismo, antes solo agacharía la cabeza al recibir un insulto o una reprimenda, ahora se defendería sin dejar que lo pasasen a llevar, había dejado de tener la imagen sensible del chico de 19 años para ser un adulto integro en sus pensamientos. Por lo que desafiar a su ex jefe realmente no le significaba nada, más aún si este estaba cerca de YoonGi.

Ese bastardo se atrevía a hablarle como si nada.

Realmente le enfadaba.

También quien había cambiado durante ese tiempo era YoonGi, o bueno, antes de que pasara todo.

Min se mostraba como una persona fría, calculadora y reservada, aunque realmente lo único real en ello era lo último, todo lo demás era un máscara gigante, pero necesaria a sus ojos. 10 años manteniendo una relación cercana con JiMin le habían vuelto más abierto a sus sentimientos, ahora reiría con confianza, regalaría una sonrisa a sus cercanos, pero seguiría manteniendo esa seguridad en sus ideales que tanto le gustaban a Park.

Ambos fueron el complemento perfecto del otro y la raíz de toda una vida juntos.

Una vida con altos preciosos y demasiados altibajos por causa de... ellos mismos.

De camino a su hogar JiMin intentaba contar hasta diez para calmarse, llegando a veinte, treinta, pero por más que repitiera el ejercicio no lograba sacar esa multitud de recuerdos de su cabeza, todo el daño del pasado le hacía hervir la sangre, ni siquiera se daba cuenta de las miradas que le dedicaba su acompañante.

No se esperaba el drama de ese día, tampoco la charla que sostuvo con JungKook antes de notar la ausencia de su esposo, y mucho menos se esperó que YoonGi le preguntara por el estudio, lo que le esperaba como un día tranquilo termino siendo un trago amargo.

"¿Qué estará pensando YoonGi?" Esa duda no se la sacó durante todo el trayecto, se enfrascó tanto en sus pensamientos y en sus miedos que condujo de forma automática, no quitaba su mirada del camino y al mayor realmente le inquietaba.

"¿Qué habrá pasado entre ellos para que la radiante cara de Park cambie?" La mente de Min indagaba intranquila.

Al momento de llegar a casa el silencio seguía presente, se bajaron del auto sin dirigirse la mirada y entraron de la misma forma.

JiMin sin siquiera preguntar se apresuró hasta el final del pasillo principal, YoonGi expectante le seguía, aquel estudio no era ajeno para el menor, la clave que custodiaba la puerta fue fácilmente puesta por él, dando acceso a aquel lugar, ahora desalojado y olvidado por su dueño.

Un gran televisor, una repisa con premios y fotos, equipos que se notaban costosos, un sofá negro, una silla y varios computadores conectados a sintetizadores, ese lugar era porno puro para cualquier productor.

— Wow — Soltó YoonGi atónito.

JiMin solo le miró, cerró la puerta tras de sí mientras encendía la luz, tuvo que cerrar los ojos ante el fuerte aroma que invadió sus fosas nasales, ese aroma a él, YoonGi estaba por todos lados y eso le mareaba en buen sentido.

Min pudo fijarse en el piano eléctrico que había en un costado, su mirada sin querer se volvió nostálgica, se sintió aliviado, como si hubiese encontrando la respuesta a una incógnita que no le dejaba dormir, la respuesta quizás estaba en ese objeto y él quería entender el porqué.

Más allá de tu memoria [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora