15. Theo Raeken

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Bufé, enfadada. Me giré bruscamente, haciendo que mi brazo impactara contra su pecho. Soltó un sonido de sorpresa, para luego dar un paso hacia atrás. Me miró, avergonzado y arrepentido, pero me dio igual.

—¿Qué rayos quieres?—gruñí, mostrando levemente mis ojos sobrenaturales

Tragó saliva y empezó a oler a nervios, haciendo que quisiera poner los ojos en blanco, aunque no lo hice.

—Yo lo siento, Ava—murmuró— De verdad que lo siento

Solté un bufido aún más largo que el anterior.

—Me da igual—dije, completamente enfadada—Me da igual que lo sientas. Me da igual que te sientas mal. Y me da igual lo que hagas con tu vida ahora.

Pude ver como el dolor cruzó sus ojos azules, pero no dudé. Si lo hacía un segundo, flaquearía, y estaba demasiado enfadada como para permitirme eso.

—No me digas eso, Ava—murmuró dolido—Sé que es mentira

—Escucha mis latidos—ordené— Me. Das. Igual

Una mueca de dolor cruzó fugazmente su cara, al darse cuenta de que mis latidos habían sido constantes.

—¿He mentido?—pregunté, haciéndome la loca

—No

Encogí los hombros. —Pues ahí tienes, la verdad

Se mordió el labio inferior, mirándome.

—¿Cómo hemos llegado a este punto?—murmuró—Yo te amo

Abrí los ojos a más no poder, sintiendo la rabia comiéndome por dentro. Quise saltar sobre él y partirle la cara, pero me contuve apretando los puños.

—¿Qué como hemos llegado?—repetí irritada—Igual porque mataste a mi hermano. Aunque fuera unos instantes—solté un gruñido—Lo mataste. Y a mi casi me matas.

—No sabía lo que hacía, Ava...

Solté un gruñido que hizo que frenara en seco su oración y tragara en seco, mirándome.

—Ava, tus ojos...

—Me da exactamente igual—lo corté— Y deja de decir tonterías, porque eras plenamente consciente de lo que hacías

—No lo entiendes—murmuró frustrado—Me da envidia. Porque tiene una manada que daría la vida por él. Y tiene una familia—hizo una pausa— ¡Yo no tengo nada de eso!

Mis ganas de partirle la cara comenzaron a aumentar.

—¡¿Y QUÉ DEMONIOS PRETENDÍAS HACER MATÁNDOLO?!—chillé exasperada

Dio varios pasos hacia atrás, asustado. Podía verlo en sus ojos.

—Yo...yo...No lo sé

—¿¡No lo sabes?!—me reí casi histérica—Y tu cabeza de chorlito pensó que era mejor matarlo

—Los doctores de miedo.....

—Oh por dios, no me vengas con esas—lo corté, haciendo un gesto con la mano

Por el rabillo del ojo vi a mi hermano y a mi mejor amigo mirándome preocupados. Suspiré, mentalmente agotada.

—Deja de seguirme—dije, firme— Deja de mirarme en todas las clases. Deja de perseguirme por todos los rincones de Beacon Hills

Abrió la boca para hablar, pero no le dejé

—Déjame en paz, porque no voy a volver contigo. Jamás—seguí hablando, enfadada—Y deja de molestar a mi manada, a mis amigos. Porque si lo vuelves a hacer—me acerqué a él, intentando intimidarlo—Dejaré que mi padrino te corte la garganta. Con sus dientes

Aclaré la garganta, tratando de sacar de mis oídos el sonido de su nervioso corazón.

—Lo siento, Ava—volvió a murmurar—Por todo

No dije nada, solo asentí, para que dejara de hablar y taladrarme los oídos.

Sonreí de lado al sentir las manos de Isaac en mi cintura. Lo miré de reojo, viendo su pequeña sonrisa, esa que me hacía suspirar tranquila. Volví a mirar al causante de mi dolor de cabeza, teniendo ahora más calma, gracias a tener mi ancla conmigo.

Él no dejaba de mirar las manos de Isaac en mi cintura, haciendo una mueca. Olí su tristeza, golpeándome, pero me concentré en el olor de mi ancla, calmándome.

—Tenemos que irnos, Ava—habló Isaac

Asentí, volviendo a sonreírle. Solté un suspiro enamorado cuando besó mi mejilla y se fue junto a mi hermano.

—Tú...Él...—balbuceó

—Isaac es todo lo que tú no fuiste—corté su balbuceo—Jamás me hará daño como tú lo hiciste. Es incapaz—sonreí de lado—Su dolor es mi dolor

Abrió los ojos como platos —Creí que era un mito

—No lo es. Es muy real—murmuré, siendo consciente de mi voz de enamorada—Isaac es mi compañero. Es quien el destino ha escogido para mi—hice una pausa—Y es para siempre, osea que pasa página, porque no voy a volver contigo.

Era consciente de que le estaba partiendo el corazón, pero eso mismo le hizo al mío cuando mató a mi hermano. Cuando me enteré de que me había usado para acercarse a él. De que me había mentido infinidad de veces. Pero Isaac volvió a Beacon Hills y cogió cada pedacito de mi corazón, pegándolos. Me devolvió la sonrisa y la esperanza. Me dejó volver a ser humana y me enseñó lo que de verdad significa querer a alguien.

Soltando un suspiro, miré por última vez al joven que me hizo llorar tanto, negué con la cabeza y acepté la mano que me tendía Isaac, sonriendo. Crucé una mirada con mi hermano, quien me sonreía abiertamente.

—Olvídame, Raeken

Y esas fueron las últimas palabras que le dije a mi ex, para luego marcharme con mis hombres favoritos: mi hermano, mi mejor amigo y el amor de mi vida.




PRÓXIMO SHOT: BRETT TALBOT

Teen Wolf One Shots [CERRADOS] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora