Capítulo 4

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Advertencia: Ninguna

Historia inspirada en un video musical.

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"Esta noche llegaremos al final, sin miedo, solo amor"

—Teenage Dream—

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Nerviosa caminaba de un lado a otro pareciendo león enjaulado, consulto por milésima vez el reloj faltaban menos de cinco minutos paras las siete. Mirándose al espejo termino por aplicarse el lápiz labial.

Y entonces el timbre sonó.

—Enseguida salgo—Respondió respirando profundamente sintiendo su corazón palpitar rítmicamente.

Apagando las luces de su habitación se desplazo hasta la puerta donde agarrando valentía la abrió.

Encontrándose con la incrédula mirada de su adusto profesor.

—E-Elsa—Tartamudeo el observándola con atención.

Debía estar alucinando la hermosa mujer enfrente suyo no podría ser la tímida muchachita a quien le enseñaba. Lucia un lindo vestido corto azul rey pegado al cuerpo dando a resaltar la perfecta anatomía jovial, el vestido solo tenía pequeños brillos al borde del pecho y una sola manga. La joven tenía el cabello suelto y adornado con pequeños rizos. No tenía mucho maquillaje salvo rímel para resaltar sus bellos ojos azules y lápiz lábial. Su belleza era natural.

—¿Sucede algo?—Pregunto temiendo por el rostro casi paralizado del pelirrojo.

Hans sacudió momentáneamente la cabeza y sonriendo de lado se acerco tomando la pequeña mano depositando un beso sin dejar de mirarla.

—Luces muy hermosa.

Elsa se ruborizo con intensidad. Pero antes de que pudiera responderle algo más, sintió unos suaves y cálidos labios posarse sobre los propios, fue una sutil caricia, tan ligera como el aleteo de una mariposa.

Y hubiera creído que había sido solo imaginación suya, si no hubiera sentido la mano firme sujetar la suya mientras la miraba con adoración.

—Nos vamos—Dijo Hans.

—Si—Respondió ella.

Y juntos caminaron por el pasillo.

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Elena acomodaba con esmero dos sillas la una frente la otra alrededor de la mesa, estaba decorada con un elegante mantel color blanco, dos platos, dos copas vacías y en el centro unas velas aromáticas. Como último detalle arranco unos pétalos de una rosa y los esparció sobre el suelo. Sonrió satisfecha por la decoración.

—¿No crees que exageras?

Desde su lugar Kristoff se encargaba de colocar un pequeño equipo de música. Miro extrañado la última acción de la castaña.

—El chiste es que sea romántico—Puntualizo Elena sin darle importancia al comentario.

—Parece más una pedida de mano que una cita.

—Oh, calla y mejor ayúdame a traer la comida—Dijo Elena.

Los planes de Hans eran llevar a Elsa a un restaurante pero Elena al escucharlo insistió en que le organizara una velada romántica en el jardín de su casa. El y Kristoff intentaron hacerla desistir pero la castaña se puso obstinada y terminaron siguiendo sus órdenes.

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