Capítulo cuatro

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África después de estar estudiando un buen rato y llamando a sus amigas para que queden con ella y estudiar, decide darse una ducha. Se da una buena ducha caliente, que la ayuda a relajar los músculos de su cuerpo y a reflexionar sobre lo que le ha pasado ultimamente: la desaparición de su diario, el comportamiento de su hermano, todos los exámenes que tiene que hacer, el concurso... Meditando tanto se le ha pasado el tiempo volando, así que coge rápidamente el albornoz y se seca bien el cuerpo y se desenreda el pelo. Cuando se dirige a su habitación ve entrar a dos personas, asustada, coge lo primero que pilla que pueda valerle a modo de defensa y se adentra hacia su habitación. Una vez en el marco de la puerta, no se puede creer a quienes ve alli y que tienen en la mano: su hermano y Sabrina con el diario en la mano. Boquiabierta,África dice:

-¿Me podéis explicar que está pasando aquí?-asombrados, David y Sabrina se giran hacia ella.

-Esto no es lo que parece.-logra decir Sabrina.

-Ya claro, mi hermano y mi mejor amiga en mi habitación con mi diario previamente desaparecido.-África hace una pausa.-David, ¿y lo que ibas a comprar?

 David sorprendido se queda callado y se da cuenta que no podía haber metido más la pata.

-Solo una cosa más, ¿las demás chicas también están involucradas?

-Si...-dice Sabrina,se le nota que ella está arrepentida.

-Estupendo.-África le quita su diario de las manos a David.-Pues fuera de mi habitación los dos. David tú que podrías aprovechar para arreglar las cosas...-suspira.-y Sabrina, yo que confiaba en vosotras no pensaba que íbais a estar cotilleando en mis cosas sabiendo que son importantes para mí.

-Pero...-replica David antes de que Sabrina le haga un gesto de vámonos ya.-Está bien, adiós.

 Los dos se van de la habitación y África se queda sola. Mira su diario tristemente, ahora las personas más importantes para ella saben muchos de sus secretos.

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David no sabe como lo hace pero siempre termina empeorando las cosas, a lo mejor si dejase a las cosas seguir su curso... Nunca se sabe.  Acompaña hasta a la puerta de su casa a Sabrina y la dice:

-Gracias por haber venido hasta aquí y ayudarme con este marrón. La verdad es que si tú no hubieses estado mi hermana me odiaría más todavía si es posible.

-Tu hermana no te odia, solo está enfadada contigo por tu comportamiento-Sabrina sonríe dulcemente.-Además ahora también está enfadada conmigo.

-Vaya, la verdad es que te he metido en un buen lío, lo siento.-le acaricia suavemente la cara.

-No.. .pasa nada.-cada vez que él le toca o le dice algo se pone tensa y nerviosa.

-¿Quieres que te lleve a casa? Es tarde y tienes que comer, con el coche tardaremos menos.

-Bueno, vale, la verdad es que sí que se me ha hecho un poco tarde ja, ja, ja.

-Pues vamos a mi coche.-David le sonríe y juntos se van a su coche que tiene aparcado en la calle. Le abre la puerta y le deja pasar, después se mete él y arranca el coche. Mira a Sabrina y le pregunta-¿Qué música quieres?

- Elige tú que para eso es tu coche.-Empieza a sonar Trumpets, de Jason Derulo. Sabrina empieza a reír.-Vaya, la verdad es que no me imaginaba que te gustase esta música.

-Me encanta.-y el chico sonríe de oreja a oreja.-Every time that you get undressed I hear symphonies in my head I wrote this song just looking at you oh, oh Yet the drums they swing low.

-And the trumpets they go And the trumpets they go Yeah the trumpets they go.-Cantan el estribillo los dos. Al rato llegan a un largo atasco, David no se lo puede creer y Sabrina suspira preocupada.- A este paso yo no voy a llegar a mi casa.

-Que sí, no te preocupes.-David sonríe de nuevo y ella se relaja. Como ya ha acabado la canción decide cambiar y poner una emisora. De nuevo, suena ese anuncio que le ha impactado a África. Los dos giran su cabeza al mismo tiempo y sonríen.-Eso sería perfecto, lo sabes, ¿no?

-Claro que sería perfecto que ella los pudiese conocer y tal... pero sabes que es imposible, ¿no?-dice Sabrina marcando el no como había hecho él.

-Lo que tú digas, pero por intentarlo no se pierde nada.

-Si tú lo dices...-sin darse cuenta habían estado avanzando con el coche y ya estaban en frente de la casa de ella.-Bueno, ya hemos llegado. Muchas gracias por traerme a mi casa de verdad.

-No pasa nada, llevarte es todo un placer para mí.-y vuelve a sonreír de esa manera que deja helada a Sabrina. Están solo a pocos centímentros uno del otro.-Yo me encargo de mirar lo del concierto, ¿si?

-Vale... -ella seguía embobada con su sonrisa. Él se le acerca, ella cree que se va a morir pero tan solo es que David le va a abrir la puerta. Sabrina se despide con la cabeza decepcionada, vaya, ella que creía que fuese posible... Sale del coche y se dirige hacia la puerta de su casa.

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Más tarde, en la cocina de una casa...

Y David, una vez más, muestra ser un irresponsable, si es que ya no se puede contar con él ni a la hora de la comida, y eso que hoy se suponía que le tocaba cocinar a él... África no sabe donde se ha metido después de que le echara de su habitación, probablemente algún sitio con Sabrina (a la que veía muy juntita con su hermano ultimamente) pero lo que sí que sabe es que va a tener que pedir comida china o pizza por teléfono, así que va a buscar a Iria para preguntarle a ella que es lo que prefiere.

-Mmm... ¿comida china?-Iria parece dudar.-La verdad es que me da un poco igual, lo que tú prefieras.

 Así que África decide pedir comida china para tres, si después su hermano no la quería pues para cenar, pero para su sorpresa, cuando ya está a punto de marcar el número del restauranete, aparece su hermano con dos cajas de pizzas: una de cuatro quesos y otra de barbacoa. Las dos hermanas sorprendidas se acercan a su hermano con la boca hecha agua.

-Ts, nada de pizza todavía, primero a poner la mesa.-y sonríe maliciosamente.-Y tú, hermanita, ¿no estabas enfadada conmigo?

 Iria sorprendida por lo que dice su hermano, mira a África extrañada y ésta le dirige otra mirada como: ya te lo explicaré.

-Mi enfado no tiene nada que ver con el hambre.-le responde.-Pero para tu información, sí que sigo enfadada.-Y le quita una de las pizzas que se la lleva a la mesa ya puesta por Iria. Se la reparten entre los tres, primero una y luego la otra. No hablan mucho, solo cuando Iria le pregunta a David que donde ha estado esta última hora y el explica que había mucho tráfico para llevar a Sabrina a su casa y que después se ha pasado a buscar unas pizzas porque ya no le daba tiempo a cocinar nada. Después sale algún que otro tema pero sin mucha relevancia.

Viajando en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora