Capítulo 5

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Emma entonces veía por la ventana cual niña pequeña, ella mantenía sus manos pegadas al cristal al igual que su rostro, mantenía a H en sus brazos quien remedaba la acción de ella. Ella no era nada discreta con su emoción.

—¡Waaaa! Muy bonito—Decía ella sólo de ver la ventana con una sonrisa muy empalagosa como la de una niña que por primera vez veía el mundo.

Yuugo sonrió, al menos ella estaba feliz observando la vista. Eso sólo hizo que él los llevará por el camino más tardado, la vista panorámica mientras hacía un recorrido.

—Aquí en hay templos y varias cosas...

—¡Apresúrate viejo!—Dijo Ray refunfuñon y un tanto gruñón.

—¿Alguien le pidió a Emo McMocoso hablar?—Dijo Yuugo en mal tono.

—¡Tsk!—Chasqueó la lengua Ray con necedad.

—Tranquilízate, no seas un malcriado—Lo regañó Isabella con disgusto, ella no lo crío de tal manera para que ahora él se comporte así y dé una mala impresión.

Emma entonces se colocó sus audífonos y observó la vista, aquellas verdes montañas que hacían ver a los pueblos tan pequeñitos sólo la hacían decir:—¡Hermoso!. Talves lo decía por inocencia ó talves por que nunca se había quedado en un sólo lugar por tanto tiempo. Al menos no antes de lo del trabajo de su madre.

Pasó algún tiempo antes de que siquiera estuvieran cerca de llegar. Era un pintoresco pueblecito con valles que lo rodeaban, de limitantes estaban al sur el mar y al norte un río que daba a parar al mar.

Emma observó como su padre hablaba con el guardia de seguridad al llegar al hotel, éste (su padre, Yuugo) le decía al guardia que ellos tenían una reservación a nombre de la empresa correspondiente. El guardia repartió a cada uno de los turistas del vehículo unas tarjetas las cuales servían como llave y como identificación del hotel.

Más que un hotel eso era casi como dormir al aire libre y eso fue en lo primero que se fijó el azabache menor, pues, la única diferencia de un campamento era que dormirian en una cabaña ¿Por qué su madre no eligió una habitación en el hotel?, Estaba molesto y por ello sólo refunfuñaba en silencio.

El hotel contaba de un centro y allí estaba el edificio principal, adentro estaba la recepción y habitaciones y suits. Claro que Yuugo sugirió a Isabella que eligiera algo más apartado para tener más privacidad. En el hotel habían 10 piscinas repartidas por todo el lugar, normalmente tenían un kiosko al lado o alguna clase de bar. También estaban cosas como el spa, las tiendas, etc. A Emma lo que le importaba era el bufete el cual abría para el desayuno, el almuerzo y la cena y cerraba luego de los mismos.

Un hombre se les acercó sobre una especie de carrito de golf, el hombre empezó a dar una larga charla de donde se encontraba todo (aun cuando Ray ya había visto y memorizado el mapa), el hombre era un necio pero les dijo donde quedaba la cabaña B032 y es que en realidad no estaba tan lejos.

Isabella aparcó el auto frente a la cabaña Emma fue la primera en salir del vehículo, H le seguía con la misma vivacidad, ella llevaba puesto un overol negro de shorts y una camiseta desmangada blanca con rayas rosas y unas botas cafés con medias negras. Ella no eligió su vestuario, desde luego alguien ya había preparado cada muda de ropa que ella se pondría para que en ningún momento se viera ridícula y no lo avergonzara, Ray lo hizo.

—¡Por fin!—Dijo Ray ya de mal humor.

Cuando finalmente llegaron eran aproximadamente las 10:30 PM, era demaciado tarde como para salir. Aún así Emma parecía que iba a estallar de la felicidad.

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