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Renjun despertó al día siguiente después de una noche tan emocionante con sus novios. No había nadie junto a él, supuso que habría dormido mucho tiempo y los otros ya deben estar desayunando e incluso haciendo otras cosas. No está preocupado, hoy tiene actividades muy de tarde, solo desea que ni Mark ni Haechan ni absolutamente nadie los haya visto a los tres desnudos, de ser así, moriría de vergüenza si se entera.

Se cambió, pero fue directo a la ducha, no le gustaba cómo olía. Se enjuagó rápido, se puso ropa limpia y fue hasta la cocina.

No había nada de ruido, estaba todo en completo silencio. ¿Le estarían jugando una broma, era demasiado tarde y ya todos estaban trabajando o simplemente daba la casualidad de que se habían ido todos a comprar y algunos seguían durmiendo? No. No podrían jugarle una broma si Renjun estaba más que seguro de que ni había nadie pendiente de él observándolo a ver cuándo se levantaba; si fuera demasiado tarde, lo habrían levantado para que se bañe y fueran todos juntos (además de que el mánager y mamá Taeyong no le permitirían quedarse a no ser que esté enfermo); la última opción podría ser... si no fuera porque Jeno, cada vez que mira TV, lo hace con el volumen a máximo, y todas las mañana (o todo el día) mira TV o está con el celular. Así que no, tampoco era una opción.

Ya estaba comenzando a asustarse. ¿Dónde estaban todos? No encontraba explicación lógica.

Fue rápidamente por un abrigo, un calzado y su celular. Se vistió, pero cuando quiso prender su celular para ver si había un mensaje o algo antes de salir corriendo como loco por las calles, no pudo. Su celular no encendía. "Mierda, la batería" pensó. Pero tampoco ocurrió nada. 

—No puede ser, ¿y ahora por qué te averiaste?— Espetó molesto.

Decidió, finalmente, que saldría a tomar un taxi e ir derecho a la empresa; alguien tenia que saber algo.

Ya al salir, con el corazón en la mano y lágrimas en los ojos, confirmó que estaba al borde o entrando en la locura.

Era de noche, estaba todo oscuro y no había un maldito auto por ningún lado, ninguna persona, animal o ser vivo que no fueran plantas. 

¿No era de mañana hace un momento? Estaba seguro de haber escuchado algunos pájaros cuando despertó.

"¡Por favor!" Pensó. "¡Estamos en Seúl, la capital de Sur-Corea! ¿Enserio no hay un maldito ruido?" Y ahí fue cuando su mente hizo «click» 

—Demonios, debe ser un sueño... Otra pesadilla.

Comenzó a saltar, a pellizcarse, gritar sin cesar. Pero nada. No podía despertarse. De la nada, escuchó una bocina, parecía la de un camión. Sonaba como la de los trenes cuando avisan que van a pasar para advertir... Mas Renjun no veía nada. Empezó a dar vueltas, en búsqueda del lugar de origen del sonido, pero tampoco... Hasta que se quedó quieto, volteó una vez más, y el horror ocurrió...

Fueron pocos los segundos, tal vez dos, tres como mucho, pero el auto lo impactó. Sólo pudo ver sus luces, y de la nada...

¡PUM!

Despertó.

No estaba en su apartamento, tampoco en la !presa o en algún lugar que le fuera familiar... No. Estaba durmiendo sobre tierra húmeda y usando su brazo de almohada.

—No, no, no, no, no...— Comenzó a murmurar con angustia. —Que no sea cierto... Por favor— Pero la vida misma le jugó en contra. Volteó y vio a su hermano acostado durmiendo junto a él. —. No...

Rápidamente quebró y lloró sin cesar. La típica frase de "Chocar cifra la realidad" ahora se hacía más presente y dolía más que nunca.

No quería despertarlo, lo aterrorizaba hacerlo, desde la muerte de sus padres hace un año y medio, la ansiedad y depresión de Lucas había crecido de una forma inimaginable. Hasta al mismísimo Renjun Wong le sorprendía que su hermano siguiera vivo.

«Erecciones»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora