Así como aquella nube negra y espesa que se posó sobre el cielo azul y lila.
Así como las gotas gordas cayeron y se mezclaron en la tierra.
Así como me extrañó que solo me mojara la cabeza aquella nube espesa.

Así de extraña me sentí cuando la ví salir del edificio con la cara en el suelo y una mano alzada, que en cuanto me vio, no dudo un segundo y se abalanzo encima mío a llorar.

Su respiración entrecortada y lágrimas amargas que ahora reposaban en mi hombro. Bajo aquella lluvia la abrazaba y consolaba, porque sé lo que es necesitar un aliento optimista, porque se que llorar mientras otros pesares derramaban sus tormentos sobre nosotras.

Así de destrozada y vulnerable se fué.

Así de arrepentida se marchó.

Así de mal me dejó.

Querido Diario, no quiero despertar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora