Gackt Camui siempre fue una persona egocéntrica y arrogante. Los managers y sus aliados se congenian para bajarlo de las nubes contratando una mujer para su equipo.
Mientras tanto, Samanta es una joven estudiante de intercambio de la ciudad de Colo...
Ya habían pasado varios días desde el funeral de Kami, y el oji-azul no quería ni levantarse, por esa razón, Samanta se había mudado con él, (aún escuchando sus protestas).
Ya era el 10mo día; Gackt seguía sin querer comer ni levantarse. Solo dormía. Todos estaban preocupados.
El sol entraba en la habitación y inundaba la misma. El peli-negro abría sus párpados con pesar para automáticamente cerrarlos y taparse con la tibia frazada. En sus ojos se podían apreciar una ojeras formándose. En las noches no podía dormir porque tenía pesadillas; en ellas, Ukyo moría en sus brazos. La misma pesadilla se repetía cada noche. Las primeras veces, se despertó tan trastornado que del susto se cayó de su cama, así que con ayuda de la oji-miel (y ésta ayudada por Hanna) incentivaron al Camui a dormir, pero él no quiso si no era entre sus brazos.
Samanta con cuidado logró tomar la colcha de sus manos y lo miró a los ojos.
El ahora oji-negro (desde hacía varios días no usaba sus lentillas) la miró cansado y suspiró.
-No...-en medio del monosílabo, se le escapó un bostezo-
-Me di cuenta cariño... Deberías comer algo y intentar volver a conciliar el sueño-mientras decía esto, alcanzó el mando de las cortinas y estas fueron abriéndose solas-
El Camui molesto por la repentina luz protestó.
-¡Deja eso!-le arrebató las frazadas y se volvió a tapar hasta la cabeza-
La chica suspiró mirando al techo, al parecer ese era otro día en el cual no podría hacerlo levantar.
Se levantó de la cama, buscó ropa y se metió a bañar. Una vez lista, bajó al comedor, en el cual ya la esperaba Hanna preparando su desayuno.
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-Buenos días señorita Samanta-saludó educadamente la ama de llaves desde la cocina-
-Buenos días Hanna-respondió ella sentándose en el mesón de la misma detrás de Hanna-
