Capitulo 32: Tarde de juegos y algo más

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Nota de Autora: Este capítulo será corto pero lleno de emociones... Cierta parte del diálogo será en Alemán, pero no sé preocupen...

Disfruten y a leer!

Los últimos días de Septiembre el frío dejo un poco de sentirse y dio paso a los días de temperaturas templadas.

Samanta se había despertado con ganas de hacer un picnic al aire libre. La tarde anterior se había comunicado con Catherine y la asistente social le había comentado que la entrevista de la pequeña no había sido buena, y la niña se había encerrado en su habitación, pero ninguna persona quería acercarse por su condición.

Por lo que ya se había levantado con la idea de irla a buscar al Orfanato. Cuando el peli-negro se despertó, le comentó su idea y este estuvo de acuerdo. Desayunaron algo, mientras que entre los dos preparaban los víveres que iban a ingerir mas tarde. Ya teniendo todo preparado y guardado; se dirigieron hacia el Hogar. Entraron, caminando directamente hacia la recepcionista.

—Buenos días Lucy—.la saludó la castaña—.Venimos a ver a Felicia; Cathy me contó lo que ha pasado y queremos hacerla sentir mejor.

—Si... Me da pena como la desprecian... Es un amor de persona—.se lamentó—.Vayan... Su habitación ahora es la 84—.le informó la chica verificando los registros.

—¿La pusieron con Ashley?—.preguntó Samanta sorprendida.

—Según Miranda la colocó con ella para “dejar de ser anti-social”—.dijo la secretaria rodando los ojos y haciendo comillas con los dedos.

—¿Cuando va a entender esa mujer que no es como todos creen?—.preguntó la oji-miel a la nada negando con la cabeza—.Espero que no la haya hecho sentir mal Ash también... ¡Nos vemos mas tarde!

Se acercó al nipón que la estaba esperando con los brazos cruzados.

—Ya nos concedieron el ingreso, ven—.le dijo con una sonrisa—.Es por aquí—.indicó subiendo unas escaleras.

Los dos subieron y en el camino pudieron ver que varios niños estaban jugando de distintas maneras, algunas eran un poco mas violentas que otras, pero se divertían de igual forma. Gackt miraba con preocupación a cada infante que cruzaban. Algunos estaban desnutridos, en otros se notaba que hacia días no tenían un baño decente. En uno de los pasillos se cruzaron con un niño de 8 o 9 años. Éste al estar corriendo, no los vio y se chocaron sin querer. La colombiana lo levantó despacio del suelo; le limpió un poco el rostro y le dio un besito en la cabeza. Todo esto bajo la atenta mirada del oji-marrón. Cuando el infante sintió la caricia, se sonrojó notablemente.

—Ve más despacio William, ¿De acuerdo?—.le sugirió con voz dulce y una sonrisa maternal.

El niño asintió con una sonrisa tierna, feliz de recibir una demostración de afecto, y se fue trotando.

El cantante la miró sorprendido.

—¿Como hiciste?—.le preguntó.

—¿Como hice que cosa?—.cuestionó confundida incorporándose.

—Eso... El cambiar el semblante de ese chico; cuando lo chocamos parecía deprimido, en cambio, al irse era feliz—.dijo mirando por donde se había ido el infante.

—Es fácil Gacchan... Estos niños se encuentran en estas condiciones porque aun no saben lo que es el cariño... Lo que necesitan son padres que los amen—.comentó volviendo a caminar.

El Camui no dijo nada y la siguió en silencio lo que quedaba de trayecto. Al llegar a la habitación la latina suspiró. Estaba por entrar cuando oyó una voz infantil hablarle a alguien. 

Fragance|| (あなたの心に届きます)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora