"Regla número 5 de la casa: ¡No rompas mis cosas!", dijo Peridot.
Lapis se quedo pensativa. "Suena razonable. Regla número 6 de la casa: Voy a re-decorar. Alrededor de tus cosas, por supuesto".
Peridot lo consideró por un momento. "Eso no es técnicamente una regla. Pero bien. Aunque si algo no me gusta lo vetaré".
"¡Trato hecho!"
Lapis acarició a Calabaza en su regazo. Steven se había ido a casa y había dejado a las dos nuevas compañeras de cuarto negociar algunos términos. Se sentaron en la mesa de la cocina donde Peridot estaba tomando notas en un folio. Era muy oficial. Hasta ahora, Peridot no había sido tan odiosa y tensa como ella había asumido que sería. Se preguntaba por qué su apariencia era tan engañosa. Tal vez Steven la conoció en la oficina del terapeuta y ella también tenía un pasado oscuro y trágico. ¿Habría sido adoctrinada por un culto de ladrones de guante blanco? Probablemente era descortés preguntar.
"Regla número 7 de la casa: nada de fiestas, ni borrachos salvajes y sobre todo nada de extraños. Mi hogar es mi oasis", dijo Peridot.
"Erm." Lapis recordó de repente que estaba en libertad condicional. ¿Estaba obligada legalmente a admitirlo ante su compañera de cuarto? Ella preferiría no hacerlo. "Vamos a convertir eso en "nada de alcohol", si te parece bien."
"Por mí esta bien".
Lapis liberó una respiración contenida. Eso había sido fácil. Genial.
"Regla número 8 de la casa: si te retrasas con el alquiler, empezaré a mostrarte fotos de Steven llorando", dijo Peridot con una sonrisa juguetona.
"¡Monstruo!" Lapis jadeante. "¡¿Por qué tienes eso?!"
"No las tengo, pero, si las quiero, tendré que mostrarle uno de esos vídeos en donde ciertas mascotas se reúnen con sus dueños, después de mucho tiempo sin verlos. Fácil."
"Voy a entregar el alquiler a principios de cada mes. Eres un demonio".
Peridot sonreía mientras escribía esa regla.
Qué demonios. ¿Se estaban... llevando bien? ¿Fue un momento de química y bromas fáciles?
"No se me ocurre otra regla", dijo Lapis.
"Hmm. A mi tampoco. Dejaremos esto abierto a modificaciones, por si acaso".
"Suena bien. Debería irme por ahora. Necesito terminar de empacar y hacer algunos recados."
"Muy bien. ¡Fue un placer conocerte, Lapis!" Peridot sonrió, una grande y genuina sonrisa.
Lapis puso suavemente a Calabaza en el suelo para que pudiera encontrar otro lugar.
Se quedó en el descansillo, al otro lado de la puerta luchando contra un ataque de pánico. Inspira. Exhala. Intenta relajarse. Todo estaba bien.
De alguna manera, la idea de llevarse bien con otro ser humano -que no fuera Steven- era absolutamente aterradora.
Cuando su respiración comenzó a reanudar el ritmo normal, solo pudo pensar en una cosa. Su atención se centró en el teléfono de su bolso. Un reflejo en tiempos de estrés. Ella quería comprobarlo. Quería comprobar si había mensajes de Jasper.
¡Ugh! Había bloqueado ese número hacía meses. El día después de su accidente, le dijo a Jasper que desapareciera de su vida y cesó todo contacto con ella. Lapis sabía que era una persona tóxica. Era como si animara activamente todas las cosas malas que había en ella. La ira de Lapis, su impulsividad, su egoísmo básico y su impaciencia...

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Pyrohydriscence
FanfictionLapis lo pierde todo: su coche, su apartamento, el control sobre su propia vida... lo que nunca pensó tener, era una compañera de piso.