Entre Aventuras y amor (Ezreal x Lux)

Capítulo 8 Bar Neferet

Me miro al espejo de mi habitación mientras cierro los últimos botones de mi camisa blanca.

—¿De verdad tengo que ir a esto?.

—Lo prometiste Ez.— Mi amigo se coloca una camisa negra sobre su torso y empieza a abotonarla.— Ademas por que no querrías ir, siempre vamos a este tipo de cosas, claro a excepción de noviembre pero eso es una coincidencia.— Ruedo los ojos.

—Esta bien, ya no me molestes más. —Le dirijo una mirada de pocos amigos.— Más bien tu eres el que tiene un problema, deberías dejar de llevar esa pistola y navaja a todos lados.

—La seguridad es importante.— Ajusta su cinturón negro y acomoda el arma de fuego en la parte trasera de su espalda.

—Y que, piensas que en un bar de un pueblo a kilómetros de Piltover van a llegar malhechores de Zaun.— Asterio es un oficial importante en la frontera entre Piltover y la peligrosa localidad de Zaun. Aunque la mayoría del tiempo le toca trabajar fuertemente en irregularidades y todo tipo de delitos entre estas dos ciudades, sabe cuando tomarse descansos y es por eso (y tal vez por Louis) que está aquí conmigo.

—Es cuestión de prevención y de costumbre.— Acomoda la navaja en la media de su zapato.— No te imaginas cuántas vidas he salvado por esto.

—Lo que me imagino es que estás psicociado, creo que debes dejar de pensar siempre en que algo puede salir mal, o es que acaso tu ves que llevo mi guantelete al café de la esquina. Es por eso que tengo menos arrugas que tu.— Ajustó el cinturón a mi cintura y lo zarandeo un poco para asegurarme de que quedo bien sujeto.

—Calla payaso, algún día me lo agradeceras.

—Yo espero que no.

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Ya arreglados bajamos a el primer piso donde se encuentran Louis y Daphne comiendo.

—Eso se ve delicioso. — muerdo mi labio inferior, al ver el jugoso bistec y me acerco rápidamente al plato de Louis para robarle un pedazo de carne.

—Ni lo pienses vaquero. — Me detiene antes de que pueda conseguir el trozo — Ustedes dijeron que iban a comer por fuera, ahora se conforman. —Miro mal a mi amiga y me acerco en cuclillas a la señora de la casa.

—Daphne mi preciosa princesa, por favor dile a Louis que no sea tan mala y que me de comida — Hago un puchero.

—Ay Ez, cuando me dijiste que no te hiciera comida por que iban a salir, lo pensé mejor y como se que les encanta tanto este plato, les guarde un poco para cuando regresen.

—Señora Daphne usted es lo mejor de lo mejor. — Mi amigo se arrodilla al lado de mi casi madre y le comienza a besar la mano.

—No se preocupen mis niños, ahora vayan y diviértanse, en especial tu ezreal, ya que que te he nota...

—Ya nos vamos— Interrumpo a Daphne.

—No tiene nada de que preocuparse, haré que la pase bien -Asterio le sonríe a Daphne . — Hasta luego Louis. —También le sonríe a mi amiga pero con un toque diferente, ese que hace que por alguna razón muchas mujeres revoloteen a su alrededor.

Ruedo los ojos y me dirijo hacia el vestíbulo donde iluminado por un bombillo amarillo me pongo mi abrigo y bufanda.

—Hasta pronto Sorini.— Suelto una minuscula carcajada desde el pequeño cuarto. Definitivamente esa mujer es implacable.

—Asterio, te he dicho que me llames por mi nombre Lo.

—Y yo te he dicho que no me digas Lo.

—Entonces será un intercambio justo si nos llamamos por nuestros nombre.

Salgo del cuarto y abro la puerta que da pasó a la calle, el frío viento pega directo en mi cara y hace que por acto reflejo me acomode la bufanda sobre mis hombros. El sol está a punto de esconderse dándole pasó a la densa oscuridad, pero que de cierto modo es reconfortante en este pueblo.

—Dejen de coquetearse y vámonos Asterio.— digo con un toque pícaro. Desde la puerta puedo ver como mi amigo se ruboriza un poco pero lo disimula dándose la vuelta y cogiendo su abrigo.

Al llegar a mi lado me pega un empujón y sale de la casa mientras cierra su abrigo. A lo que suelto una pequeña carcajada.

—Que tierno, el gran oficial de Piltover está avergonzado.— Cierro la puerta a mis espaldas y me dirijo a la salida del jardín.

—Me las vas a pagar algún día Ezreal.

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Me quedo parado al frente de la puerta del bar, la música se escucha fuerte, las carcajadas, el sonar de los vasos chocando entre si. Todo parece estar muy animado ahí dentro, ¿Debería estar perdiendo mi tiempo aquí, en vez de buscarla?

—Que tanto esperas hombre, quiero que mis vacaciones empiecen a lo grande.— Asterio pasa a mi lado y abre la puerta de roble oscuro, al instante suena la campanilla que anuncia la entrada de un nuevo cliente.

—Señor Grouni, dos cervezas grandes por favor.

Veo el interior tan animado del famoso bar Neferet.

Parece que ya no hay vuelta atrás.