Entre Aventuras y amor (Ezreal x Lux)

Capítulo 12 Así que así es como se siente ser una princesa

La sangre rápidamente recorre mi brazo y gotea en el piso mezclándose con el agua de un pequeño charco, la cual se tiñe de rojo. Que suerte tiene ese pequeño agujero de poder retener mi sangre.

—¿Estas bien?—su voz en forma de eco llega hasta mis oídos y hace que vuelva a la realidad de la cual me había perdido por un pequeño instante.

—Por supuesto, es solo un pequeño rasguño nada de que preocuparse.—Digo mientras me subo la manga ensangrentada para poder echarle un vistazo a la herida, es pequeña pero parece un poco profunda, nada en comparación a las enormes y mortales heridas que yo de forma implacable he podido superar.—Esta perfectamente bien, esto no es nada en realidad, he superado cosas peores.—Como la vez que me atacó una araña gigante por ejemplo.

Su ceño se frunce y tuerce un poco los labios.

Que linda.

—Yo...lo siento no era mi intención...que te lastimaras.—Sus ojos me miran con un poco de preocupación mientras se acomoda detrás de su oreja un mechón de su cabello. 

Mi respiración se entrecorta y mi pulso se empieza acelerar. Una vez más recorro y aprecio todo su semblante.

He estado esperando este momento por tanto tiempo, no puedo negar que una enorme felicidad y éxtasis recorre todo mi cuerpo. Ahora que mi deseo se ha cumplido por fin quiero preguntar todo lo que no puede aquella vez, quiero apreciar todo lo que no pude observar aquella vez, quiero hacer todo lo que mi imaginación me brindaba a través de mis sueños. ¡Por supuesto una pequeña herida no va evitar que Ezreal por fin salga victorioso!.

—No te preocupes de verdad estoy más que bien.—empiezo a saltar y a mover mi brazo de un lado a otro.—Si vez, estoy de hecho en mi mejor forma, me siento mejor que nunc...—De repente siento un pequeño mareo y mi vista se vuelve borrosa por un instante, antes de darme cuenta mi pie se desliza por el pequeño charco que antes retenía mi valiosa sangre y siento que estoy próximo a caerme.

Sin embargo a una velocidad increíble y con una fuerza sorprendente mente inesperada los brazos de Lux me rodean y me llevan contra su pecho para que no me caiga. En este momento pensé solo en dos cosas.

La primera era que a pesar de acabar de cometer un acto tan vergonzoso, me sentía un hombre afortunado de volver a tenerla así de cerca.

La segunda era que por alguna extraña razón me sentía la princesa de algún cuento de hadas  en el que el príncipe de ojos azules y pelo rubio sostiene a la dama entre sus brazos para evitar que ella caiga en algún accidente que pueda siquiera acometerle algún rasguño, declarandole luego su amor eterno. Por supuesto que eso no me molestaba del todo.