Parte 7

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Y sí me arrepiento.

Mucho más cuando abro los ojos otra vez y me levanto de un salto acordándome que había tirado la maldita alarma. Sí, ahí está, hecha añicos cerca de la puerta ¿Qué hora es, Dios mío? Agarro mi teléfono y lo primero que mis ojos ven es a Kate, pero entonces veo la hora y...

Carajo.

Faltan veinte minutos.

¡Veinte minutos!

Yo a esta hora usualmente ya estoy camino al trabajo, porque no vivo tan cerca. No sé qué es lo que hago ¿Okey? Pero se supone que me baño y... maldito Simon y su gel para el pelo, ahora está duro y no sé cómo voy a sacármelo si tengo como dos minutos para hacer lo que usualmente hago en media hora.

A la mierda, lo dejo así, me lo intento secar, pero es que es un asco. Aparte de mal bañado, parece que una vaca me pasó la lengua por la cabeza. No voy a ponerme a pensar en eso, agarro mis cosas y salgo disparado a la oficina, antes paso por un Starbucks, porque necesito sentirme yo y por culpa de Simon dormí tres horas nada más.

Llego tarde, con un café en manos y preparado con cualquier escusa en caso de que me encuentre a Margaret en el piso. La jefa dragón siempre llega tarde.

Tengo unas ojeras enormes, me duele la espalda y todo el cuerpo, varios días sin dormir bien ya me están comenzando a pasar factura. Un pinchazo me atraviesa la sien y el estómago me urge de hambre.

No miro a Margaret, pero sí a Simon, a él me lo encuentro parado cerca de mi escritorio y lo único que me dice es:

—¿Qué diablos te pasó ayer, Roger?

El pendejo de Simon siempre se mira bien, hasta con una simple camiseta de mangas cortas que se ganó en un asado por ser la persona más capaz de tomar no sé cuántos litros de cerveza, todo un mérito. Simon habla mucho de lo fácil que es ligar, como si él tuviera que esforzarse.

—No me sentía bien, ¿Cómo te fue? Yo vi que te estaba yendo excelente.

—Ah sí, me fue de maravilla —eso lo dice con tono sarcástico y cuando estoy tomando mi lugar en mi escritorio comienza a reírme: —Dejaste sola a Camila, tuve que llevarla a su casa, porque ni siquiera te portaste como un caballero.

—A ver, ella me dijo que iba a buscar a otra persona, porque quería bailar. ¿No es ese tipo el que debió portarse como un caballero? ¿Por qué yo? Apenas charlamos.

—Por Dios, todavía no entiendes nada sobre ligues ¿verdad? ¿Cómo se le ocurre a Margaret darte un artículo como este?

—No sé, ya que son tan amigos ¿Por qué no le dices que se lo de a alguien más?

—¿Te vas a rendir así de fácil?

—Lo intenté Simon. —Enciendo la MacBook del trabajo y tecleo mi usuario y contraseña. —Pero una mujer tiene que gustarme más allá de su aspecto físico. Camila es muy guapa, no lo niego, pero no conecté con ella.

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora