Kinktober StrangeIron

Día 1 - Juego de cera

Stephen se encontraba en su departamento leyendo un libro pese a la hora. Había pasado buena parte de la tarde esperando a su pareja, pero este no había llegado, ni siquiera le envió un mensaje advirtiendo de su retraso.

Estaba preocupado y sumamente molesto. No con Tony, bueno en parte sí, sino que con Quill. Ese rubio aprovechaba cada oportunidad para arrimarse a su pareja durante sus encuentros frente a los periodistas.

Tony había asistido con Pepper y Happy a una fiesta de recaudación en el centro de la ciudad, donde varias personas de distintos ámbitos se reúnen para apoyar distintas causas. Hubiera acompañado a su pareja, pero un accidente que dejó grave a una madre, pero más a su hijo pequeño, le impidió asistir.

Pasó toda la operación enfocado en su trabajo ya que aquel pequeño tenía la misma edad de Harley, un niño que deseaban adoptar; pero una vez finalizó, no tardó en buscar noticias sobre su pareja y de la fiesta, solo para encontrarse con Peter Quill acompañando a Tony de manera demasiado cercana.

Eso fue la noche de ayer y Tony aun no llegaba al departamento que compartían, no deseaba imaginar cosas, pero conocía las intenciones de Quill con su castaño.

Sin poder concentrarse en leer, no avanzó demasiado durante la tarde, fue que decidió dirigirse a la habitación para bañarse, cambiarse ropa y acostarse. Mañana no tenía que presentarse en el hospital por lo que sus agarrotados músculos agradecen una buena noche de sueño, muy solitaria, pero de sueño al fin y al cabo.

Algunos sonidos presentes en el departamento le hicieron despertar brevemente, no estaba muy consciente de su alrededor, pero aquellos bufidos y reclamos los conocía bastante bien. Tony estaba molesto por algo o alguien.

Decidió acomodarse de costado para seguir durmiendo, pero a medida que Tony se acercaba a la puerta sus palabras se hacían más claras, palabras que quitaban el sueño presente en Strange.

—Maldito Quill y su manía de creerse el centro de todo... ¿Cuántas veces le he dicho que me deje tranquilo?, pero no... va y me muerde frente a esa periodista. Mañana seré noticia y no por algo que me haga gracia...

A medida que Tony hablaba consigo mismo fue que ingresó a la habitación, prendió la lámpara de su lado de la cama y se sacó el traje. Rebuscó entre su lado del closet por un pantalón holgado y una camisa sin mangas para acostarse.

El problema de aquella acción es que Stephen se acomodo para mirar a Tony y pudo ver aquella mordida de la que tanto reclamaba. Lo que enfureció a Stephen era la zona en la que estaba presente, mucho más abajo de lo que permite una camisa cualquiera. Lo sabía bien ya que generalmente ambos tenían sexo antes de una junta del castaño o durante el trayecto a alguna reunión. Le encantaba provocar a Tony.

Con sigilo y cuidado se levantó de la cama para ponerse tras Tony. Levantó su mano, para con la punta de sus dedos recorrer aquella marca.

El escalofrío que recorre el cuerpo del más bajo representa dos cosas, miedo y excitación.

—¿Por que esto se encuentra por debajo del cuello de tu camisa?— preguntó de forma calmada. Tony sabía que aquello no significaba nada bueno.

—Se extendió todo hasta bien entrada la madrugada— Tony no sabía si voltearse para hablar directamente con el más alto o seguir como si nada. —Varios pasamos lo que quedaba de la noche en el hotel y en la mañana pues... Pepper quería aprovechar la piscina y la acompañe... allí llegó Quill.

Stephen apoyó ambas manos en los hombros de Tony para obligarlo a girarse y así estuvieran frente a frente.

—Asumo que Peter no tardó nada en acercarse a ti.