Decorado en calma y en tonalidades hermosamente útiles, la oficina de Iason era uniforme y carente de cualquier extravagancia innecesaria.
En ese momento, Iason estaba sentado en su silla ejecutiva, relajado, sus ojos centrados en los datos del mercado desplegados en la pantalla de la computadora. Por el rabillo del ojo observó un resplandor parpadear indicándole una llamada personal entrante.
Las comisuras de sus labios se suavizaron ligeramente. La señal venía del teléfono especial que le había dado a Riki. De los que tenían integrado un dispositivo de rastreo GPS.
Hizo clic en video llamada. Riki, sin embargo, solo estaba en el modo de voz.
—¿Sí?
—Yo...
—¿Supongo que las cosas se resolvieron al final?
—Ah...
Sus palabras se sobrepusieron. Ni se molestó en identificarse a sí mismo.
—Ya veo.
La pantalla mostró un mapa de Midas y señalo la localización de Riki.
—Enviaré un coche cápsula a tu ubicación. No te vayas a ninguna parte —Iason tecleó mientras digitaba la ejecución de comandos.
—¿Cuál es el número de taxi?
—T-085.
No era necesario gastar ningún aliento. La línea estaba muerta.
Katze era una bandada de una sola ave, con una inteligencia que lo distinguía de sus pares. Tal vez a causa de sus cinco años como un furniture y el miedo profundamente arraigado hacia Iason, la actitud de sumisión absoluta de Katze nunca disminuyó.
Sin embargo, un mestizo de los barrios bajos no se sentía obligado a adular, quien decía lo que pensaba, incluso si era un poco por terquedad, era un objeto precioso. En eso Iason había llegado al punto en el que tolerar tal comportamiento era algo así como un milagro para él.
Bueno, Iason reflexionó para sí, tuvimos que recorrer todo el camino para llegar allí, pero nos las arreglamos.
Desde un cajón de su escritorio, extrajo una delgada, trenzada, cadena de aleación de platino unido a un collar de cuero. Z-107M estaba grabado en el metal. Cuatro años y medio antes, Iason se lo había proporcionado a Riki.
Hasta que recibió un anillo oficial de pet en su fiesta de presentación, un pet criado en Eos no podía ir a ninguna parte sin un collar. Los controles de seguridad estaban instalados en el anillo de pet en lugar del ID. Un pet que carecía de un anillo no era reconocido como residente de la comunidad de Eos y no podía salir de su habitación.
Una pet con un collar sería al instante reconocido como un recién llegado, y cualquier error o equivocación le podía ser perdonado a un pet con tal collar. Era un elemento esencial para el nuevo pet y que le daba un poco de espacio para acostumbrarse a su nuevo entorno.
La expectativa típica en Eos era que un pet llevara un collar no más de dos semanas o menos. Medio año, como en el caso del irracional, desvergonzado Riki, era una desgracia francamente.
—El tipo de basura más bajo, vulgar, sucio, indisciplinado...
Pero, ¿en serio? Recordando sus pensamientos en ese momento, una sonrisa torcida se dibujó en los labios de Iason. La naturaleza salvaje de Riki era evidencia de su falta de impresión.
Llamarlo "sucio" era una excusa para sacarlo de su camino. Los que lo llamaban el peor solamente transmitían sus celos y temor.
Convertir a un mestizo de los barrios bajos en un pet era el escándalo más grande que había golpeado a la sociedad de Eos desde su fundación. Por supuesto, en el caso de Iason, era un consciente crimen indulgente.
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Ai No Kusabi - Vol. 4
Teen Fiction間の楔 Amor de alta alcurnia Un día, Riki se vuelve a poner al collar y algún día asistirá a una nueva exhibición de mascotas. Sin embargo, los Blondie no oculta su incomodidad a Iason, quien ignora las reglas y se aferra a Riki. "Mostrar la practicid...