Capítulo 6

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—Qué aburrimiento.

Sentado en una mesa en un lugar más cercano a la jaula reservada especialmente para los pets de los Blondies, Gideon Lagat se recostó en su sillón y se quejó con evidente descontento. Como si fuera la causa del estado de ánimo del maestro, el pet de Gideon se contrajo y se encogió a sus pies.

Normalmente, cuando los pets se reunían, los rumores fluían. En ocasiones especiales como esta, sin embargo, ellos acompañaban a sus amos. La charla innecesaria no estaba permitida. Todo lo que un pet podía hacer era sentarse pacientemente en los pies del maestro.

Durante la visita a los salones designados especialmente para los pets, había comida y bebida para ellos, y los pets podían liberar el contenido de su corazón. Pero en eventos formales, no podían comer nada más que lo que su maestro les daba. Estar obligado a comportarse en los eventos formales era muy estresante para ellos.

El mal comportamiento de un pet era la vergüenza del maestro.

El mal comportamiento en un evento formal sería severa y proporcionalmente castigado con dureza. Como parte de su entrenamiento, cada pet en Eos había experimentado el castigo corporal, y el miedo y el dolor que lo acompañaba les hacían ciegamente obedientes.

—¿Qué encuentras tan aburrido? —preguntó Orphe, con un tono de desaprobación en su voz. Había organizado la fiesta, por lo que su reacción era de esperar.

—Es lo mismo de siempre. No hay sorpresas. Como dije, aburrido.

—¿No hay sorpresas? —preguntó Aisha Rosen, con una sonrisa en los labios.

Una vez hubo "fricción" entre el pet de Aisha y Riki. O, más bien, Riki estaba en malos términos con todos los pets, pero la fricción con el pet de Aisha era el peor.

Estrictamente hablando, era un resentimiento unilateral. Cuando Riki apareció ante su vista, el pet de Aisha fue tras él, y terminó golpeado. No había conciliación entre el orgullo del fabricado pet con la terquedad del mestizo de los barrios bajos.

A pesar de que los pets de sangre pura se habían creado a través de cría selectiva, aún poseían ese natural instinto masculino que lo obligaba a marcar su territorio y mostrar sus colmillos. Riki había observado esa verdad en lo que le rodeaba.

Raoul lo denominó "agresión de feromona desencadenada", una biofísica reacción en cadena inducida químicamente. Aisha, por otra parte, creía que los datos eran insuficientes para explicar el fenómeno. Riki evidenciaba un factor desconocido en alguna forma inexplicable. La enorme fuerza de la infección lo intrigaba, aunque siempre estaba seguro de expresar sus teorías usando el lenguaje más vago.

—Pero mezclar a este lobo con todos estos pequeños corderos es suficientemente emocionante, ¿no es así? —Marcus Jayd señaló. No hizo ningún intento de ocultar su implícita crítica a las maneras de Iason.

—Pero la emoción de cruzarlos con el lobo es insuficiente.

—¿Exactamente qué clase de emoción estás buscando?

—Del tipo de novela de entretenimiento que apenas habrías visto alguna vez sin oportunidades como ésta —dijo Gideon, dando directo al grano.

—Oh ya veo. Y ¿qué te parece, Iason?

—El llevar a cabo su debut sin torpeza es su trabajo, ¿no es así?

—Apenas hablas, e ignoras las normas de vestimenta de la fiesta. No es muy convincente —una mirada de soslayo acompaño a Silbert Domina—¿Qué nuevas características notables tiene este bumerán tuyo? ¿Esperas repetir lo de la última vez?

Ai No Kusabi - Vol. 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora