5 de diciembre.
Comida: Para empezar a organizar una fiesta hay que tener presente que la comida es esencial. Reúne las recetas que más te gusten y practícalas días anteriores para que en el gran día no surja ningún inconveniente.
—¡Son unos estúpidos!
Dejo un suave golpe detrás de sus nucas para que despeguen su vista de la pantalla.
—¿Qué hicimos ahora? —se defiende Ulises al frotar su cuello.
La casa de Charlie es el lugar idóneo para nuestras pijamadas. Tiene un televisor gigante contra una de las paredes celestes, dos camas que forman una L supremamente cómodas y un pequeño sitio que ocupa para sus trofeos, fotografías, pelotas de básquet y uniforme. El lugar es muy espacioso y está alejado de la habitación de su madre por lo que podemos gritar cuanto queramos y no nos escuchará.
—Rick me buscó —esclarezco mirándolos con los ojos entrecerrados.
—Ah... —corean al unísono comprendiendo la situación.
—Sí, aaaaah —los imito burlesca. Suelto un suspiro mientras me siento en la cama con acolchado gris, en las cuales ellos no están porque no los deja ver la TV—. Chicos, les dije que no lo golpeen, no valía la pena.
Pausan el videojuego y Roger es quien se sienta a mi lado posando un brazo sobre mis hombros. Agacha su cabeza de modo que sus cabellos colorados le rozan las cejas y me dedica una mirada sincera.
—Macki, nosotros te amamos, entiende que cualquiera que te haga daño merece que le hagan daño también. Así es como el círculo funciona.
Su aliento cálido se funde con mi mejilla, las palabras deslizándose de sus labios se oyen como una enseñanza.
—No tienen que golpear a cada chico que me hiera. Eso está mal —murmuro apenada.
—También lo está que él crea que eres una desquiciada cuando lo único que tienes son buenas intenciones —argumenta Charlie clavando sus iris esmeraldas en los míos.
—No hay nada que los haga cambiar de parecer, ¿verdad?
—No —declina Ulises formando una sonrisita inocente—. Así que ven y únete al juego.
Me entrega el mando y continúo con la partida que ellos dejaron en el videojuego de carreras de autos. Ulises, quien tiene el otro control, me deja tomar ventaja para poder ganar. Dejo mi lengua afuera por la concentración de doblar bien en las curvas mientras él se mece a los lados como si estuviera en un auto de verdad.
—¿Por qué te tardaste tanto? —inquiere Charlie con su celular en manos— Son pasadas las 00:00.
—Estaba en una cena con mi padre y mi hermanito, lo siento.
—Bueno, ahora que está aquí Macki y la reunión está completa podemos comer los dulces que traje —canturrea Roger sacando de su mochila una caja de barritas Coffescream.
—¡Dios, sí! —exclama el castaño soltando el celular para abalanzarse a la caja.
El padre de Roger es el dueño de la compañía que produce las barras de café recubiertas en chocolate, Coffescream. El dulce es reconocido por su alto precio y lo adictivo que es.
Sin embargo, que él sea el jefe no le agrada a Roger porque está muy ausente en la casa. Él fue criado por su dulce abuelita de la cual está muy orgulloso.
—No sería una pijamada sin estas barritas —acota Ulises tras perder.
Le cedo el mando a Roger al igual que mi espacio en la cama. Me acerco despacio a donde Charlie se encuentra para que no huya.
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25 DÍAS PARA UNA NAVIDAD PERFECTA
Short StoryMack aún no ha perdido las esperanzas. Ella hará de la navidad un evento mágico, incluso tras la tragedia con la que tuvo que lidiar el año anterior. Su novio le dice que no es buena idea, su padre la obliga a olvidar lo que pasa cada veinticinco d...