6 de diciembre.
Clásico: Para este punto es recomendable buscar las atracciones que haya en tu ciudad acerca de estas fechas y sumarte sin pensar. Siempre habrá algo tradicional que, aunque suene aburrido y monótono, te aseguro que te sorprenderá.
No sé por qué las personas se empeñan en ponernos adjetivos aludiendo que no podemos tener los antónimos también. En mi caso, los antónimos se fusionan para crear un contraste agradable.
Cuando hablan de mi personalidad comentan que soy muy chispeante, alegre y positiva. A veces soy esa chica, a veces no. Me aferro al positivismo porque así fui criada, sin embargo, también hay días que la alegría se desvanece en mi sistema y las memorias me inundan pidiendo que una lágrima denote tristeza. Y está bien porque no somos seres que podemos encajar sólo en unas pocas descripciones.
Puedo estar bien y luego mal, puedo ser valiente y sentir miedo, puedo estar inquieta y ser indiferente, puedo preocuparme mucho y ser un poco frívola, puedo estar en la cima del mundo y desplomarme en un segundo.
De repente, quiero descubrir las increíbles fusiones que Thiago lleva. Pero no, me contendré. Hablarle al mediodía suena a locura, en especial cuando él nunca me dio su número, sino que lo obtuve por Megan.
Deseo confesarle mis razones para ir al curso, quiero que alguien me jure que no estoy loca o estoy siendo irrespetuosa con la muerte de mi madre, pero me asusta. Sé que tenemos muchas coincidencias cuando de pensamiento se trata, mas dudo que no cambie su rostro al oír mi explicación.
—Mack, Mack, Mack —insiste Jacob saltando sobre mi cama.
Lo atrapo en el aire y lo coloco a mi lado para dejarle cosquillas sobre su barriga.
—¿Qué quieres, pequeño demonio? —pregunto en un deje que oscila entre la ternura y la gracia.
—Papá dijo que invitó a Cristal a casa, ¿vamos al mercado? —forma un puchero con sus labios sonrosados y baja sus cejas como imploro.
—Mmm... —finjo pensarlo moviendo mi cabeza a los lados— No lo sé, Jacob.
—Porfi, porfi —repite moviendo mi brazo para luego juntar sus manos como si fuera a dar una plegaria.
Suelto un suspiro rendida y lo observo relajarse. Es tan adorable con sus mejillas rojitas y sus cabellos peinados prolijamente, aunque su colonia infantil me desagrada un poco porque me recuerda a los vómitos que limpié y pañales que cambié.
—Está bien —contesto en un tono plano y juego con su pequeña nariz—. Eres un maldito coqueto complaciente.
Da una risita boba y se acerca para besar mi mejilla en forma de gratitud. Sale corriendo fuera de la habitación gritándole a papá que acepté su propuesta.
¿Por qué ir al mercado cuando vienen visitas? Porque no es cualquier visita para él. Cristal es la novia de Jacob y (al igual que él) le fascina la Nutella. De hecho, así es como se conocieron, mi hermanito estaba en el parque comiendo del tarro cuando llegó la rubia con una sonrisa tímida y le pidió.
Obvio que son de esos noviazgos inocentes donde sólo se toman de la mano o se besan las mejillas. Ella es muy buena mientras tenga su Nutella en manos, Jacob se encarga de que así sea.
🎄
Comienzo a dejar comida en el carrito aprovechando que vinimos para comprar lo que nos falta. Desde que mi padre se encarga solo de nosotros y de trabajar las horas suficientes para traer dinero a la casa, yo he recibido más responsabilidades. Comprar las expensas es una de ellas, papá me dio una tarjeta de débito para que nunca me falte el dinero.
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25 DÍAS PARA UNA NAVIDAD PERFECTA
Short StoryMack aún no ha perdido las esperanzas. Ella hará de la navidad un evento mágico, incluso tras la tragedia con la que tuvo que lidiar el año anterior. Su novio le dice que no es buena idea, su padre la obliga a olvidar lo que pasa cada veinticinco d...