Capítulo 6 |Conviviendo Con El Enemigo|

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Cuanto hubiera deseado que todo lo que estoy pasando fuera un sueño. Un trágico sueño que se repetía una y otra vez en mi masa encefálica, no dándome respiro. Anhelaba volver a mi vida anterior, sin preocupaciones, con mis padres a mi lado, abrazándome y llenándome de obsequios absurdos que no me hacían falta. Añoraba con despertar cada mañana, volver mi vista a la ventana y ver el sol resplandeciente, dar paso a una nueva esperanza, a una nueva oportunidad de vida.

En las noches mirar una estrella fugaz y lograr pedirle un deseo, el deseo de que mis padres fueran eternos. ¡No! Debía quitarme esas ideas de la cabeza, las estrellas fugaces no son más que rocas espaciales que caen a una velocidad impresionante, cayendo en la atmosfera. No eran mágicas.

Estaba volviéndome loca cada día más, mirando sin mirar, comiendo sin siquiera sentir hambre, bañándome solo por costumbre, no sentía la necesidad de hacerlo, este último mes fue uno de los peores de mi vida. Las cartas no dejaban de llegar, aparecer en mis casilleros, carteras y auto. Volviéndome cada día más perturbada. Los sueños se hacían presentes en las noches, logrando mantenerme la mayoría del tiempo con insomnio, velando el sueño de mi hermanito; Erick.

Este pequeño ser es el que me ha mantenido cuerda, el que sin saberlo, con sus balbuceos y llanto me sacan de mi letargo en el cual me sumerjo cada día. Ese pequeño, este niño, mi hermanito es mi fuerza, mi fortaleza en los momentos de lucidez, logrando que mi mente deje de pensar en esas dichosas cartas y en sus mensajes ocultos.

Pues, había descubierto que, las últimas dos cartas adquiridas un par de días atrás, se encontraba en código binarios, y criptográficos. Al principio descarte la idea, debido a su sencillez y forma. Simplemente era números y letras al azar, pero detrás de todo eso existía un mensaje que solo los criptógrafos lograran descifrar.

Un tema que no lo sabía. Había preguntado a Sele y a Tonio, pero ninguno me dio respuesta, sólo unas simples palabras.

"No dejes que la lucidez te abandone"

Soltaron con rigor, mirándome como su fuera una especie extraterrestre. No me comprendían, pero sabía de alguien que si lo haría. Para ello necesitaba hablar con mi madrina, ella me aclarar varias dudas.

...

—¡Cassy! ¿A dónde vas tan apresurada? —El grito de Tonio me saca un respingo en mi lugar, volviendo mi mirada hasta donde se encuentra. Corría con urgencia hasta situarse a mi frente, con su rostro sudado y su respiración agitada. Señal de que estaba practicando luchas. Una asignatura complementaria que les hacían participar a todo aquel que quiera untos extras en las asignaturas que más lo necesitaba. Y Tonio necesitaba muchos puntos extras en arquitectura de computador.

—Voy a mi trabajo. —Miento con descaro, la verdad es que no iba al trabajo ese día, había pedido el día libre a mi jefa, para poder resolver unos asuntos de suma importancia, referente a mis padres. Más no les iba a decir a mis amigos. No quería relacionar a nadie en mis asuntos.

Erick comienza a moverse en mis brazos, señal de que estaba cansado de esperar, miraba a Tonio con cierta antipatía, no comprendía porque lo hacía, Tonio era mi mejor amigo y se había portado muy bien desde que lo conocí el segundo día de clases en la universidad. Me había ayudado mucho, tanto a adaptarme en la universidad como en el trato con mi familia hace dos años atrás.

Arrullo a mi bebé, tratando de hacer que dejara de moverse, más este solo pataleaba. Balbuceando y gritando. Llamando la atención de los alumnos que aún quedaban en el recinto.

—Erick, ¿Qué sucede? —Hago que me vea, elevándolo un poco en su lugar, haciendo que soltara patadas al aire. Suelto un resoplido, bajándolo, acomodo mi mochila en mi hombro, mirando a Tonio, el cual rascaba su nuca ante la escena.

Mi Fuerza, Mi Debilidad♥© (#6) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora