Capítulo 3 |Trabajos|

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La hora de almuerzo había pasado deprisa, no dando tiempo a entablar una conversación con aquella chica, que me había ayudado con mi hermano, sólo sabía su nombre; Amanda. Y el que estudiaba la rama de la medicina forense. Ahora me encontraba en clase de cálculo, mi hermanito se encontraba dormido en su porta bebé. Aprovechando que dormía para hacer los ejercicios que el profesor Domínguez nos había asignado, al momento de salir del aula, alegando que el rector lo necesitaba.

—Están algo difíciles los ejercicios, ¿Verdad? —Aquella voz la conocía. Era nada más y nada menos que Antonio. Un compañero de eta clase. Hace una semana no lo veía. Éste me sonríe sentándose a mi lado.

—Tonio. —Sonrío de lado, besando su mejilla derecha en forma de saludo.

—¿Cómo está la chica más hermosa de esta universidad? —Esas palabras me sonrojaron de sobremanera. Sabía por boca de Selena que le gustaba a Tonio. Más a mí no me gustaba él, al contrario, lo consideraba un buen amigo, nada más.

—Siempre hace que me sonroje. —Confieso, llevando mi vista a mi hermanito, el cual se comenzaba a mover. ¡Por favor no te despiertes!

Rogaba internamente, al menos que durmiera una hora como mínimo. Noto como Antonio lleva su mirada hasta Erick y hace una mueca. Sabía que iba a comenzar a preguntar.

—¿Es tu...? —Señala a mi hermano, esperando que yo terminara la oración, no se quería arriesgar a decir algo imprudente.

—Hermanito. —Hago una mueca, llevando mi vista hasta el cuaderno, apartando un mechón de cabello de mi rostro, y seguir haciendo los ejercicios.

Un silencio nos comienza a invadir a ambos, olvidando por completo el barullo de personas hablando en el aula mientras el profesor no se encontraba impartiendo la clase. Escucho una larga exhalación, sintiendo una cálida mano sobre la mía, evitando mover el lapicero. Elevo mi mirada hasta Tonio, más este se encontraba serio en su lugar, extrañándome. Rara vez lo lograba ver de ese modo. Antonio Brown, era el chico más carismático y positivista de toda la clase. Su vida puede estar hecha una mierda, pero no lo daba a demostrar. Aunque sabía a ciencia cierta que, bajo esa sonrisa encantadora, se escondía una persona herida, con una familia disfuncional, estaban pasando por un proceso duro que no le gustaba hablar. Selena una vez me lo había comentado, cuando Tonio falto una semana a clases, vaya a saber yo como ella sabía eso. Nunca me atreví a preguntarle, no quería ser chismosa o imprudente, simplemente ignoraba ese tema, como muchos otros. Y no era por falta de tacto, escuetamente no era algo que me incumbiera. Sabía que él me lo contaría-Si lo llegaba a hacer- Cuando estuviera listo.

—Tonio... —Pronuncio en un tono bajo, sintiendo su mirada penetrante sobre mis ojos. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.

—Cassandra, cuentas conmigo en lo que sea. —Toma mi mano con delicadeza, besando el dorso de esta, sin apartar la mirada de la mía. Abro mis ojos desmesuradamente en mi lugar, choqueada. ¿Qué quería decirme exactamente con esto? Estaba segura que Selena tuvo algo que ver con esto.

—Tonio... ¿Qué?

—Muy bien alumnos, les dejaré una tarea especial para la semana que viene, estudiar todo el fin de semana. —La voz del profesor nos saca de nuestra burbuja, volviendo a la realidad. Antonio suelta mi mano con delicadeza para caminar de vuelta a su asiento, esperando que el profesor hablara. —La semana que viene hay examen, y como ya saben mi lema.

—El examen es en pareja, entre Dios y nosotros, si somos ateos lo hacemos solos. —decimo a gran voz todo el alumnado, recitando las palabras del profesor, el cual asiente para comenzar a anotar en el pizarrón el tema a evaluar.

Mi Fuerza, Mi Debilidad♥© (#6) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora