capítulo tres parte tres

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- Hola, mira quién  está  aquí,  la sobrina de Cornelia Wyndham - le dijo Cinthia Rogers,  la chica más  guapa de Cornhil.
-¿Por qué  no te lo cortas todo de una vez?  Podrías  empezar una nueva moda.
- Sí,  ¡la del huevo  hervido! - intervino Laura Harding,  la mejor amiga de Cinthia.  Le rozó  con la mano los mechones hirsutos que se disparaban en todas las direcciones. - O la del espantapájaros.
Viola se alejó  en un movimiento.
- Oh no,  ¡la pequeña Cornelia se ha ofendido! -exclamó  Cinthia.
Viola le dio la espalda y se dirigió  corriendo hacia el jardín. Afuera, el aire helado le provocó  escalofríos, pero por lo menos nadie la molestaría. Hacía  tiempo que prefería  estar sola.  O mejor dicho, hacía  tiempo  que nadie  quería  su compañía.
Quién  sabe que había  sucedido exactamente: de un momento  a otro, sus compañeras empezaron a crecer mucho más  rápido  que ella. Cinthia, Laura y Dorothy dieron un brinco colosal hacia  adelante y ella se quedó  atrás  Ahora,  estaban  a años  luz de ella.
Inalcanzables.
Quizás  Viola  efectivamente  estaba creciendo, como decían  las tías,  pero a ella no le parecía  así : era mucho más  bajita que sus compañeras  y tenía  el cuerpo poco femenino,  tan plano como una plancha.
Y luego pasó  el incidente,  su ruina definitiva.
En septiembre, después  del regreso a clases , Cecilia Romilly la sorprendió escribiendo en su diario;  se lo arrancó  de las manos, sacudiendolo delante de todos. Mientras Viola buscaba desesperadamente la manera de recuperarlo, provocaba las risas histéricas  de todo el salón. Cecilia subió  a su escritorio y empezó  a declamar algunos pasajes.
Viola la miró  como paralizada. Sus sueños, sus estúpidas  ideas, de niña, exhibidas frente a todos.
Y al final,  la gota que derramó  el vaso.
-Miren nada más : ¡Viola de grande quiere ser una escritora famosa, como su tía -gritó  Cecilia-. Vaya, ¡que modesta!
Desde aquel  día Viola dejó  de tener un diario y también  dejó  de escribir. El daño  estaba hecho: poco a poco se volvió  menos popular que la sopa de col de la cafetería  escolar.
Soplaba un viento gélido  y el uniforme de la escuela, camisa,  falda y calcetines, resultó  demasiado ligero. Viola regresó  temblando.

Corazón NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora