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En la distancia Diego intentaba mantener a Renata ocupada, podía ver como su amigo y su cuñado se manoseaban en la pista de baile, por lo que había notado Renata aún no sabía que ellos dos eran... Tenían algo.

- ¡Diego! -le llamó sacándole de sus pensamientos. - ¿qué te pasa? Andas muy distraído.

-No es nada, Ren, solo que ya me dio sueño. - mintió soltando un bostezo fingido.

-Pero es tu cumpleaños. - la chica hizo un puchero. - ¡Ya sé! Para que se te pase mejor vayamos a bailar. - le tomó del brazo jalándolo para luego voltearse.

-Renata espera, no-

Renata estaba hecha piedra viendo la escena frente a ella, ¿ese era su hermano? ¿Joaquín? ¿Ese era su hermano pasando sus manos por el cuello del amigo de su novio? ¿Ese qué dejaba que el rizado le tomara de las caderas y frotara sus cuerpos?

-Renata, ehm...

- ¿Lo sabias? - pregunto en tono triste poniendo una cara de decepción y tristeza. - ¿lo sabias y no me dijiste? -se dio la vuelta cruzándose de brazos.

-No era mi deber el decírtelo, Ren... Además, tu hermano ha de tener sus razones para no decirte. - Renata se encogió en su lugar bajando la mirada.

- Dime... Dime una cosa, la chica de la llamada... ¿Era él? -señalo a Emilio con la cabeza, Diego solo asintió lentamente.

- ¿Estas molesta?

-Solo me duele que no me haya dicho, soy su hermana y su mejor amiga... Nos contamos todo.

- Bueno, Ren, por lo que me has contado no ha sido fácil para él, te aseguro que lo hará cuando esté listo, ¿sí? – tomo a la chica de ambas mejillas y le beso la frente sonriéndole cálidamente, ella le abrazo.

- Tienes razón. - murmuró. - igual quiero bailar, ¿sabes?

- Dale esta canción a tu hermano, a la siguiente tendremos la pista para nosotros.

Por otro lado, ambos chicos bailaban, pegado, muy pegado, ambos moviendo sus caderas hasta abajo, Emilio tomando al Bondoni por las caderas contra su pelvis, restregando los glúteos de entre con su delantera, Joaquín lanzaba su cabeza hacia atrás en el hueco entre el hombro y el cuello de Emilio, recorriendo la nuca del ruloso con una mano y con la otra sujetaba una de las manos del mayor contra sí mismo.

- Parece... Que- Ah, que ya estás bien despierto. - dijo con dificultad, entre jadeo entre jadeo, sintiendo los labios del rizado mojar su nuca. - Emilio. - suspiró, sintiendo las manos del contrario adentrarse en su camisa. - llévame lejos, quiero... Quiero perderme en ti. - jadeó, pronto sintió la sonrisa de Emilio contra su nuca.

- Como ordene, su majestad. - le dio la vuelta, quedando frente a frente, el rizado se acercó y Joaquín por un momento pensó que le iba a besar, pero hizo algo más, mordió su labio inferior y lo estiró, sacándole un gemido. - Ven sígueme. - le ronroneó en el oído antes de tomarle la mano y guiarle, lejos de la fiesta, lejos del ruido.

Joaquín le siguió, con la cabeza en las nubes, sintiéndose drogado, a pesar de no haber consumido alguna cosa, consideraba a Emilio su droga.

Mañana el smut osiosi

BiBiBi •Emiliaco•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora