La memoria
(Shun)
–Ojalá puedas superar lo de Sean. De verdad lo deseo. Sino, nunca podrás ser feliz con nadie, Marcus—dije y me subí al taxi.
No sé cómo pude contenerme para no girar el rostro y mirarle a través de la luna trasera del vehículo, para verle a escasos metros de mí. Con aquel aspecto tan frágil.
Parecía realmente desesperado porque creyera en su palabra. Pero yo estaba dolido.
Era cierto que había llegado a sentir algo bonito por Marcus. Sincero. Me despertaba cada mañana deseando que se hiciera de noche otra vez para poder verlo y pasar tiempo a su lado. Porque con él me sentía muy a gusto. Era divertido. Listo. Cariñoso. Y por supuesto, atractivo. Marcus era el chico más guapo que había visto en toda mi vida.
En la fiesta de mi cumpleaños, sentí una especie de flechazo cuando tuve la fortuna de que se acercara a hablar conmigo. Ni siquiera me importó en un primer momento que pareciera que me había confundido con otro. Ni que en ocasiones se mostrara triste o no le apeteciese probar bocado alguno, como si se sintiera incómodo.
Que me besara hizo saltar a mi corazón como un niño en una cama elástica. Y brincó de nuevo cuando al día siguiente se presentó en mi casa.
Yo nunca había sido una persona de impulsos, porque tenía miedo de muchas cosas. De esas cosas espeluznantes del inmenso mundo exterior, fuera de las altas murallas que eran los brazos de mi madre.
Marcus supuso un escape. Un descubrimiento asombroso. Un regalo. Un salvador que había aparecido para devolverme el aliento cuando me estaba quedando sin oxígeno.
Siempre le estaría agradecido por eso.
Pero nunca habría esperado recibir un golpe tan fuerte por su parte. Que me usara simplemente porque me parecía a alguien a quien había querido mucho y que no podía olvidar.
Me hundí en el asiento trasero del taxi. Me abracé a mi mismo y tuve que contenerme para no estallar en llanto.
Procuré no hacer ruido cuando entré en la casa, y lo conseguí, porque en ningún momento salió Nadie a recibirme.
Esa noche no pude dormir demasiado. Ni tampoco las siguientes. Sin dejar de dar vueltas a la discusión. Pensando en las palabras dichas por Marcus, en el tal Sean y en aquellas dichosas fotografías. Mi parecido con su ex novio era innegable, pero eso no justificaba su manipulación.
Constantemente sentía una profunda pena. Tan intensa, que me hacía sentir como si una mano estrujara mi corazón con fuerza. Una pena de la que no me podía deshacer, y la que me parecía imposible que fuera por Marcus.
Nuestra relación había sido muy corta. Demasiado. Intensa, pero breve al fin y al cabo. Aún así, extrañaba todo de él y me sorprendía a mi mismo llorando desconsoladamente en la soledad de mi dormitorio. Mi madre no podía enterarse. No debía hacerlo. Ella odiaba a Marcus y le decepcionaría saber lo que había ocurrido entre nosotros a sus espaldas. Tampoco Nadie, y me dedicaba a fingir completa normalidad como el mejor de los actores de Hollywood pasando por el peor momento de su carrera.
La afluencia de gente en la casa fue menor y esa tarde mamá y yo nos pusimos a ver una película tumbados en el sofá. Una de esas en blanco y negro que tanto nos gustaban a ambos. Donde James Stewart sobrecogía con su mera presencia en la pantalla. Los dos acurrucados, en pijama y tapados con una manta.
Sonó el timbre y Nadie abrió la puerta. Y a pesar del volumen del televisor, pude escuchar perfectamente la voz de Marcus. Aunque resultó que no venía a verme a mi. Sino a mi madre.
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Colmillos Rotos (Slash//Yaoi)
RomanceEsta es la segunda parte de la historia titulada ''Colmillos de Plata''. Marcus y Sean por fin pueden disfrutar de su relación de pareja. Las cosas parecen irles realmente bien, y el vampiro no puede creer que tenga tanta suerte. Hasta que alguien d...