La disculpa
(Marcus)
A regañadientes conecté el mp3 de Nat a los altavoces y comenzó a sonar esa insoportable música dance que tanto le gustaba. Debí negarme más tajantemente, pero también sabía que David y Zoe compartían las mismas preferencias que mi estrambótica amiga y que, de seguro, Ben se metería con mis gustos musicales.
Kyle continuaba sin moverse en el sofá, y Sean se retiró para quitarse el maquillaje que le habían dejado por toda la cara.
Nat se acercó a mi, mirándose en un pequeño espejo de bolsillo y pintándose nuevamente los labios.
–¿Cuándo llegan los demás?
–Creí que vendrías con algunos.
–Tomé prestada una moto y vine sola. David quizás traiga al Señor Láng—dijo cerrando el espejito.
–¿Viniste en moto con ese vestido? –era tan diminuto como los que solía usar Zoe.
Ella se lo subió un poco y me dejó ver que tenía unos pantalones cortos debajo.
–Trucos que tiene una.
Fui a la cocina a por las bebidas que había comprado esa mañana en el supermercado, y las saqué al salón. Distribuyéndolas sobre el mueble que antes estaba bajo el televisor.
–¿Ya lo habéis hecho? –preguntó Nat ejerciendo de mi sombra allá donde fuese.
–¿De qué hablas?
–¿Os habéis acostado? No habéis podido esperar, ¿cierto? ¿Ha sido como recordabas? ¿Fue anoche o esta mañana?
–Nat, no pienso hablarte de mi vida sexual. Ni sé porqué te interesa.
–Porque la mía es un verdadero asco. Ayuda a una amiga.
Acomodé una botella de refresco de fresa y suspiré derrotado.
–Anoche. Y sí, fue maravilloso.
–Me encantaría verlo.
–Estás mal de la cabeza.
–Grabaos y regaladme el vídeo por mi cumpleaños.
–Ni de coña—dije con estupor. Parecía hablar enserio. –Si quieres ver a dos tíos haciéndolo, busca porno gay en internet.
–¿Para qué voy a querer ver a dos tíos que no conozco?
–¿Y por qué a nosotros sí? Deja de pedirme eso. Si tanto lo quieres, que se graben John y Ben para tu disfrute personal.
–A ellos ya los he visto desnudos. Y a Sean. A ti todavía no—comentó despreocupada y me guiñó el ojo.
Me sentí como Kyle. Con la necesidad de ruborizarme hasta la estratosfera y más allá.
–¿Cuándo has visto tú a mi novio...? Ah, lobos. Pues olvídalo, guapa. No vas a verme. Ni lo volverás a ver a él—aclaré levemente molesto por culpa de los celos.
Cruzó los brazos y volteó el rostro haciendo una especie de ''jum'' con la garganta. Aunque acto seguido me sacó la lengua sonriente y se alejó para sentarse junto a un incómodo Kyle.
Sean bajaba de nuevo en ese instante y mis ojos se posaron en él aún sin pretenderlo. Estaba realmente guapo. Con una camisa blanca sin abotonar por la zona del cuello y remangada hasta los codos. Un chaleco que traía cerrado, a juego con sus acostumbrados pantalones oscuros de vestir. Un par de pendientes en las orejas que se había puesto de nuevo, aunque demasiado pequeños como para tintinear al rozarlos. Y, por supuesto, su inconfundible perfume.
ESTÁS LEYENDO
Colmillos Rotos (Slash//Yaoi)
RomanceEsta es la segunda parte de la historia titulada ''Colmillos de Plata''. Marcus y Sean por fin pueden disfrutar de su relación de pareja. Las cosas parecen irles realmente bien, y el vampiro no puede creer que tenga tanta suerte. Hasta que alguien d...