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Trataba de mantener los ojos abiertos, pero en esos momentos parecía algo imposible. Estaba escuchando a su profesor de Historia hablar sobre la Guerra de la Independencia de Irlanda y era como si le estuviesen inyectando cloroformo en vena. 

- Y un dato muy interesante sobre esta guerra...- Siguió hablando el anciano mientras pasaba unas diapositivas. 

No hay nada de interesante en esto, cállate. Pensó Amy mientras garabateaba cosas sin sentido en su cuaderno. 

Cruzó los brazos sobre la mesa y apoyó su cabeza en ellos, dispuesta a dormirse el tiempo que quedase de clase antes de poder marcharse a casa y hacer cosas que de verdad le interesaban, las cuales se basaban en jugar a un estúpido videojuego. 

A Amy siempre le habían gustado los videojuegos, pero nunca había sido muy fan de jugar online, no era una chica con una confianza fácil de ganar por lo que no le parecía apropiado jugar con completos desconocidos aunque fuese un estúpido juego. A pesar de todo, uno de sus pocos amigos había conseguido engancharla a uno de esos juegos onlines. 

Y estaba completamente obsesionada. 

- Para el próximo día quiero un ensayo sobre lo que hemos visto hoy en clase según los apuntes que hayáis tomado.- Escuchó a su profesor anunciar. 

Amy bajó la vista hacia su cuaderno. Había un par de garabatos, algunas palabras sueltas escritas con toda la pereza del mundo, y muchas frases sin sentido. 

Unos apuntes dignos de ganar un premio, vaya. 

Con desgana se levantó de su pupitre y comenzó a guardar las pocas cosas que llevaba al instituto en una vieja mochila sucia. Todos sus compañeros estaban recogiendo con entusiasmo para poder llegar cuanto antes a sus casas, pero Amy a pesar de que tenía muchísimas ganas de irse de allí, también era una persona horrorosamente lenta. 

Vaga, la llaman algunos

- Vamos Amy, ¿piensas quedarte a vivir aquí?- Dijo Calum, uno de los pocos chicos de la clase con los que se llevaba bien.

Los demás eran una simple panda de sacos de mierda hormonados.

- ¿Piensas quedarte tú a hacerme compañía?- Sonrió haciendo una pequeña mueca mientras se colgaba la mochila del hombro y salía por la puerta del aula. 

- Vives en un estado de menstruación permanente, ¿nunca te lo habían dicho? 

- No, como a ti no te dijo nunca tu familia que en realidad ellos querían una cabra pero acabaron cargando contigo.

Calum era la única persona en todo el instituto en aguantar completamente ese tipo de comentarios que solía soltar siempre Amy. No es que quisiese ser desagradable con la gente, pero era su forma de ser, y disfrutaba siendo así. Aunque lo cierto es que tanto Amy como Calum hablaban dos idiomas perfectamente, el inglés y el de la ironía. 

- Me encantaría seguir teniendo esta conversación tan amena y gratificante contigo Amelia, pero tengo que ir a entrenar. 

- ¿Qué dijimos sobre el nombre, Calum Thomas?- Bufó enarcando una ceja. 

Otro dato que no sabíais sobre Amy. 

Nunca, repetiré de nuevo, NUNCA, la llaméis Amelia. A no ser que seáis su madre, claro. 

- Tú ganas, Amelia Victoria. 

- Que te jodan, Hood. 

El chico se echó a reír mientras comenzaba a caminar hacia las pistas de fútbol del instituto, donde entrenaba diariamente con su equipo del cual era capitán. Mucha gente en la escuela no entendía cómo alguien popular como Calum podía ser amigo de Amy, que si bien no era una marginada, tampoco era una persona que triunfase socialmente. 

They just don't know you || Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora