Exordii tri I - Linaje elemental

Capitulo 2: Andromedus

Se encontraba en una habitación un despertador marcando las siete de la mañana al marcar las siete con uno comenzó a escucharse a un hombre hablando de las noticias de la ciudad esto provoco que algo se moviera bajo unas sábanas blancas descubriendo una mano que apago el despertador, aquella figura se había levantado llevando arrastras las sabanas hasta el baño donde la dejo caer mostrando ante un espejo un joven observando sus pelos café alborotados, su piel semitostada y algunos pequeños lunares que se mostraban en su rostro y en algunas partes de su cuerpo fornido lo hicieron observar hasta llegar hasta sus bóxers oscuros hasta que un pequeño bostezo había salido por su boca volviéndolo a reaccionar para salir del lugar.

Al salir del baño empujando la sábana blanca que traía antes con sus pies, observo su habitación un rato para tomar unos pantalones de tela blancos que se encontraban en el suelo estaban un poco sucios había manchas como si lo hubieran usado como trapo pero creo que no le importo ya que se los había puesto y así salir de la habitación. Al observar la casa se encontraba en el segundo piso del lugar, el corredor del lugar no era largo un poco estrecho tal vez caminar por ahí a veces era incomodo ya que sentía que en cualquier comento las paredes se comprimirían más hasta que no cupiera pero aun así camino por aquel pasillo hasta girar por unas escaleras que se asomaba por el pasillo que llevaban hasta una puerta de madera, subiendo por ella tomo la llave que estaban un lado de la puerto y con un giro abrió la puerta pasando a través de ella.

El sol podía verse asomarse al otro lago del lugar molestando los ojos cafés del chico cubriéndose con su mano hasta que pudo observar un recinto de plantas y enredaderas de todos los tamaños que salían desde el techo de madera y a su vez de las mesas del lugar. Era una pequeña terraza con algunas modificaciones había varias regaderas en el suelo con aspersores que se ubicaban en el gran techo arriba suyo, algunos cristales eran de colores distintos lo cual lo hacía que la luz entrara con algunos colores distintos y los tubos colocados que eran cubiertos por algunos musgos pero lo que destacaba era las distintas plantas algunas tenían colores hermosos pero también habían algunos que parecían peligrosos con colmillos en algunos pétalos o en el tallo algunas tenían espinas o se movían con la presencia del joven como si quisieran devorarlo. Entro al recinto con mucha calma con una cálida sonrisa para así observar las plantas, una de las enredaderas había bajado del techo para agarrar al chico pero este pudo esquivarla justo a tiempo al llegar a la tubería principal unas raíces empezaron a tocar el pie del chico para luego este tomar un cuchillo de la mesa y lanzarlo hacia la raíz. – ¿Saben que es malo comerse a la mano que les da de comer?– Dijo en un tono arrogante. Al encender los aspersores empezó a salir el agua y en varios lugares del recinto rociando a las plantas ocasionando que las calmara por unos momentos para que este las pudiera atender a todas sin ser atacado.

Al terminar la revisión de todas ellas cerro la llave haciendo que los aspersores se apagaran y así el joven pudo pasar al otro lado sin problemas las gotas de los aspersores caían hacia su cuerpo mojándolo de apoco hasta que salido del lugar y cerrar nuevamente la puerta de la terraza con llave y bajar las escaleras. Había llegado a la planta baja de la casa era un poco más grande que el segundo piso solo que este era un pasillo de mármol pulido acompañada de una pared rojas que llegaba hasta dos puertas que se dividían a la cocina y a una pequeña sala, pegada a la pared había una mesa con pequeños cuadros fotográficos en ella. El joven tomo dirección hacia la cocina observando el lugar en el apunto de preparar su desayuno pero es detenido por medio del pasillo cuando escucha que tocaban la puerta principal hoy no esperaba visitas hasta que observo unas cartas caen desde el pequeño agujero hacia la alfombrilla este decide ir a recogerlas para chequear que le habían llegado posiblemente deudas o alguna promoción del día era lo usual que siempre llegaría en estos días aun que otro pensamiento rebotaba por su mente "El correo llego muy temprano en esta ocasión" era lo que había pensado tras tomarlas cartas del suelo.