Capítulo 32

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En un comienzo su seguimiento fue guiado por el deber y el querer proteger a su maestro. Él, que tanto le conocía llegó a desconocerlo en tales circunstancias.

Wei Wuxian era un hombre de convicciones, hábil y único entre un centenar de personas. Destacando en la perfección de las seis artes, brillante para sus maestros, intrépido para quienes le veían en medio de una hazaña y estúpido para aquellos que no entendían como podría dar la cara por alguien a quien no conocía. 


Con la fama creciendo por sus logros y fracasos la imagen juguetona y despreocupada de Wei Ying fue sepultándose mas no se opacó durante su grandeza. La gran matriarca YiLing, patriarca para Suibian no dejó de ayudar a quienes más lo necesitaban ya fuese con un solo argumento de su afilada lengua o con un golpe certero a la cara, ambas funcionaban para su propósito.

Para Suibian su maestro era el mejor.

Pero en ese instante cometió un error el cual no veía desde los inicios de su entrenamiento.


Siendo el famoso general del ejército del Loto Wei Wuxian era meticuloso, cuidaba cada aspecto de sus misiones y exploraciones, en especial las que llevaban a más de un compañero a su lado. Su experiencia se valió de heridas y soldados caídos como en todo régimen sin embargo, Wuxian recordaba a cada uno de ellos y juraba sobre sus tumbas honrar sus nombres. Un error suyo significaba la caída de otro compañero, por esta razón Wei Ying no se permitía fallar y de hacerlo, siempre lo haría a solas, cargando con el peso y siempre con una sonrisa dibujada.


Bien lo decía el maestro de Sandu, el cielo podría desmoronarse pero él seguiría sonriendo y ese aspecto sin saberlo Suibian también adoptó.


Siendo así ¿Qué lo impulsó a romper la formación?



Aquella neblina dificultaba la visibilidad de ellos pero ¿Del enemigo también? Nada les aseguraba estar a salvo de otros hombres y como si no fuera poco no era necesario uno o más adversarios de carne y hueso, la simple niebla venenosa podría matarlos de adentrarse más a ella.



Suibian estaría bien siempre y cuando canalizara su poder espiritual, después de todo no se le consideraba un humano en si... Mas eso no descartaba a los demás.



Y tal como él, los guardias ocultos siguieron a la emperatriz colina arriba.


Suibian no lo entendió, no hasta estar cerca de su maestro al cabalgar, solo a un trote de distancia de estar a la par. Solo en ese instante lo comprendió al verlo: Después de años Wei Ying mostró desesperación reflejada en su mirada.


Lo que nubló su juicio racional, lo que le hizo cometer errores fue la preocupación. Una preocupación hacía un hombre de quien no hacía mucho se hacia llamar su enemigo jurado y del que años atrás le fue ordenado eliminar.

Y de nueva cuenta Suibian no lo entendió, esta vez su enigma radicó en querer saber que tipo de relación tenia con el nuevo emperador de Gusu, ese Lan que puso en caos la mente de su maestro con el simple hecho de estar desaparecido.


Conociéndolo, Wei Wuxian solo estaría en tal estado con los miembros de su familia... mas Lan Wangji no pudo ser catalogado así para la espada, no todavía.

¡Las relaciones humanas eran tan confusas!

Fue una lástima el no poder protestar de frustración. También lo fue el no poder ver a tiempo la creciente amenaza acechándoles.


Intransigente | Mo Dao Zu Shi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora