Intransigente | Mo Dao Zu Shi |

Capítulo 9

Los miembros de la dinastía Lan junto con los funcionarios de mayor renombre tenían la fiel costumbre de dormir a las nueve de la noche y despertar a las cinco de la mañana. Era fastidioso para gente ajena pero servía como disciplina para el cuerpo.

Fue una lástima que uno de sus más grandes miembros permaneciera dormido mas allá de las ocho. Su rostro apacible solo era interrumpido por bajos murmullos quizás producto de un sueño, uno que parecía ser bueno a los ojos de Jiang Cheng que miraba con detenimiento el rostro de su invitado.

—La familia Lan no sabe beber alcohol

La mención fue para si mismo, lanzando un bufido y volviendo la vista frente a él. No hubo nada interesante en ella más que almohadas pero fue preferible que mirar por más tiempo al primer príncipe de Gusu y aunque prefería largarse de allí todavía persistía el dolor en la parte baja de su espalda.

Por esta misma razón permaneció boca abajo después de despertar.

—Wangji... Los conejos, muchos conejos —El balbuceo de XiChen provocó una mayor extrañeza en el emperador ¿Estaba soñando con los conejos de su hermano? No pareció ser el único que le gustaban esos animales, incluso Wei Ying portaba uno la última vez que lo vio.

—Preparen el horno, me comeré un conejo —Con la misma maldad de su amigo Cheng susurró a pocos centímetros del oído de Lan XiChen y sus palabras surtieron efecto, poco después de profesarlas la boca del primer príncipe hizo un mohín, como si intentara suprimir su descontento.

—No... —Un suave movimiento de negación antes de girarse, involuntariamente abrazó lo primero que encontró cerca y calmó todo pensamiento o sueño cuando su brazo permaneció sobre la espalda de Cheng, compartiendo calidez. En cambio el emperador no hizo nada más para molestarlo por el momento, solo volvió a mirarlo por largos minutos preguntándose como demonios llegó a tal situación con él.

Fue solo después de la amenaza que lanzó hacia Lan Wangji que el hermano mayor salió de la sala de reuniones, tan apacible y amable como siempre, saludando a la futura emperatriz y despidiéndose de su hermano, prometió regresar antes de la boda tal como se pactó minutos atrás al mismo tiempo que Wei Ying regresaría a Yunmeng por última vez. Esa fue la razón de todo, la desconfianza de Jiang Cheng para dejar a su mejor 'guerrera' en territorio enemigo tras saber que su plan inicial se quebró, Lan XiChen fue solo una garantía.

Ninguno pudo saber hasta ser demasiado tarde que quien ascendería al trono seria el segundo príncipe y no el primero, WanYin no tuvo manera de retractar el compromiso con una excusa creíble. Sin saberlo entregó a Wei Ying a su peor enemigo sin ningún tipo de escudo ni arma para defenderse, solamente pudo ganar tiempo llevándose a Zewu-jun como prevención en caso que la verdadera identidad de Wuxian se revelara.

Si su intención era hacerle daño a Wei Wuxian debían recordar que él tenia a alguien importante en sus dominios, una sola acción fuera de lugar y Lan XiChen terminaría perdiendo la vida. Por supuesto, estos pensamientos contrastaban en demasía con la imagen que ambos daban en ese momento, con las prendas de ambos desperdigadas por toda la habitación real y compartiendo cama después de algunas rondas de sexo nocturno.

Jiang WanYin ni siquiera sabia que le atraían los hombres, solo tuvo el conocimiento previo de años atrás que a Lan XiChen si le gustaba y peor, que parte de ese interés estuvo centrado en él. Como todo un caballero y manteniendo la compostura en ningún momento habló de esto con Cheng, sin embargo, todo cambiaba con solo una copa de licor.