Parte 4.

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En las obscuras calles del norte de los angeles una chica de ropas blancas era perseguida por un trio de maleantes los cuales le disparaban con armas M1911 más bien conocidas como escuadra .45, hábilmente ella esquivaba los proyectiles hasta que se vio acorralada en un callejón sin salida.

-Ya no tienes a donde ir mocosa ríndete -hablo uno de los hombres.

-Esto te pasa por meterte con el señor Whitmore -dijo uno más.

-Lastima que tenemos que matarte siento tan linda, de lo contrario nos divertiriamos los 3 contigo -menciono el último con un tono lascivo.

Poco a poco se iban acercando más a la chica la cual corrió hacia la pared, salto hacia ella y con sus pies tomo impulso con dirección al primer hombre el cual estaba de frente a ella, desenvainó la katana de su cinturilla y corto la cabeza del sujeto tan fácil como si se tratase de un cuchillo en mantequilla.
El par de quedó estupefacto ante lo acabado de ocurrir, la chica mancho sus ropas del carmesí de la sangre y pronto el ambiente se lleno del olor metálico de la misma, no reaccionaban ni se movían solo observaban la escena como era posible que una niña cómo le habían llamado fuera capaz de hacer tal acto sin piedad alguna la observaron que en su mirada no había ni una pizca de arrepentimiento solo había odio y furia lo cual les provocó que un escalofrío recorriera sus espaldas.

-Pagaras por eso! -disparo en contra de ella pero el cargador estaba vacío así que tuvo que recargar para cuándo este intento reaccionar tenía el cañón de una Magnum 44 frente a su nariz, su delicada mano jalo el martillo hacia atrás, el tambor giró colocando una cámara con la bala dentro lista para ser disparada.

-Adios cariño- mencionó con fingida amabilidad para después jalar del gatillo, el martillo golpeo la bala y la pólvora se encendió dejando salir aquel proyectil el cual impactó entre ceja y ceja del hombre tanta fue la fuerza y cercanía del disparo que el cráneo simplemente explotó, la materia gris se esparció por el suelo y la pared dejando un rastro rojizo, ella volvió a reír este tipo de situaciones era lo que más le gustaba, sentirse temida, poderosa, imparable.

Por su parte el tipo aún con vida temblaba como gelatina mientras apuntaba con su arma a la chica, le miraba con pavor y súplica no sabía que hacer en realidad, debía correr, gritar, suplicar por su vida ¿Que era lo debía hacer? ¿Cual era la opción correcta? Ella se acercó lentamente observandolo como un león observa a su presa.

-Por favor no me mates haré todo lo que me pidas pero no me mates tengo familia- lloriqueo el hombre pero solo recibió una risa burlona en respuesta.

-Familia dices? Todos tenemos familia amigo, pero ni a ti ni a tus amigos muertos les importo antes eso mataban a quien debían matar sin compasión o piedad porque es tu trabajo. Yo también estoy haciendo mi trabajo así que considerarlo karma, obra del destino, justicia divina o como te plazca pero aquí termina tu miserable vida— tomo su sable y lo extendió en su dirección estaba por cortar si cuello pero este hablo de nuevo.

-Espera, solo dime quién eres? -dijo cabizbajo.

-Luna creciente pero tú puedes recordarme como Sara -terminada su frase dejó caer su arma como guillotina, el cráneo cayó al suelo rodando un poco al tiempo que el cuerpo inerte terminaba en el suelo para finalizar su trabajo con la sangre regada dibujo una luna en uno de los muros de aquel callejón dejando así una muestra de su presencia.

¿Es Justicia o Venganza?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora