SuperMan "Capitulo Final"

3.9K 165 23
                                    

Clark West-Vega solo tan solo tenía dos años y medio cuando comenzaron a notar en él algo un tanto inusual. En sí el niño era un encanto para los ojos de cualquiera, sus ojos esmeralda idénticos a los de su madre resaltaban por el tono pálido de su piel, su cabello negro en este momento peinado cuidadosamente hacia un lado, como su caminar era pausado y un tanto torpe considerando su edad mientras jugaba con un auto de juguete en el patio de la casa de sus abuelos.
—¡Clark, ya está la comida amor!— Holly salía de la casa con un delantal amarrado por la cintura, sonriendo al ver que su nieto corría en dirección contraria —¿A dónde vas?
—¿Qué sucede?
Unos segundos después salía Jadelyn sonriendo ampliamente al ver al pequeño reír en un intento de huida, que termino inconclusa cuando presencio las barreras que lo alejaban del sembradío de maíz. En ese momento los señores West y Vega salían cargando las mesas viendo el día perfecto para ello, Beck que ahora portaba una barba y una pequeña cola de caballo los acompañaba con unos refrescos un poco por detrás, su esposa que parecía traer un bronceado por sus recientes vacaciones en Cancún, le hacía mimos a la bebe que cargaba.
Exacto, Jade y Tori no eran las únicas en querer expandir su familia, Louis Oliver Valentine tenía tan solo seis meses, ojos negros con largas pestañas y su tez era una perfecta combinación de la de sus padres.
Robbie con un aspecto más maduro por su corte de cabello, pasó con las canastas de comida acompañado por Andre que en lugar de ayudar devoraba una hamburguesa sin preocupación. Ryder traía en brazos algunos regalos, para el niño y la bebe que ya le había tocado conocer dejándolos bajo la mesa para sentarse junto a Chloe quien se había convertido en una amiga bastante cercana para él, ni siquiera me pregunten porque nadie sabe con exactitud qué tipo de relación tienen estos dos.
Hanna y Jason seguían prácticamente iguales, la primera siendo estudiante de medicina y el segundo estudiando negocios internacionales, tomados de la mano hablaban amenamente. Trina no podía faltar que salía con lentes de sol y su teléfono en la mano, era increíble cuanto se había incrementado su fama por varias películas de comedia en esos dos años, bajo sus lentes para ver a su hermoso sobrino acorralado por su madre contra las rejas de madera.
Las ultimas en salir y no me pregunten porque, fueron Jade y Tori que lejos de haberse vuelto la típica pareja de casados eran pura pasión, ternura y alegría… al menos la mayor parte del tiempo.
—¿Qué pasa hijo, quieres seguir jugando? — pregunto la pelinegra al lado de su suegra ambas alejadas al menos cuatro pasos del niño —Prometo que después de comer, jugaras otro buen rato ¿sí?
—Mamá— se quejó el pelinegro inflando su labio inferior
—Sera rápido, corazón— insistió la señora West que se derretía por la ternura de su nieto, aun así solo había desayunado y ya pasaban de las tres de la tarde —te sentaras conmigo ¿verdad?
Sin prestar atención el oji-verde desvió su mirada hacia su única alternativa de salida, cierta castaña con camisa blanca y pantalones cortos.
—¿Mami?
—Oh no, no te salvaras con mami Tori esta vez pequeño rufián— hablo con gracia Holly que sabía los planes del infante —vendrás a comer y después podrás jugar.
Se acercó al niño, pero en ese segundo la boca del mismo se curvo un poco hacia un lado, en una mueca que cualquiera podría descifrar como traviesa. Fue por ese minúsculo instante que el héroe pudo ver algo más en esos expectantes ojos verdes, una chispa… algo conocido y a la vez nuevo. Captando como soltaba su coche de juguete retrocediendo dándoles la espalda para poner su pequeña mano en la barrera de madera que lo separaba del campo de maíz.
La castaña pudo escuchar perfectamente el crujir del material como su infante lo empujaba sin esfuerzo alguno, en el segundo en que los espectadores procesaban lo visto el pelinegro saltaba con demasiado impulso hacia el sembradío. Rápidamente la morena reaccionó para atraparlo en el aire, una caída de cuatro metros no le vendría bien a cualquiera… pero claramente Clark a partir de ese instante, ya no era como cualquiera.
En el pequeño trayecto de regreso, nadie decía nada, de fondo solo se escuchaban los pequeños balbuceos de Louis.
—¡Parece que hay un nuevo héroe en la familia! — exclamo el titiritero acariciando la cabeza del niño que se limitó a reír sin entender nada —no me sorprendes campeón, siempre lo supe.
—No será héroe, — inquirió Tori de manera firme haciendo que todos voltearan a verle mientras besaba la cabeza de su hijo —no lo será, al menos que él quiera… y con el tiempo bueno, él solo lo sabrá.
Los señores Vega sonrieron sabiendo que educaron muy bien a su hija, Jade era la más distante en todo esto, ciertamente batallo en aceptar que se había enamorado de un ser como Victoria, ese tipo de persona que corren peligro día y noche… pero ahora un hijo, no podía arriesgar a toda su familia de esa manera. Pero su esposa tenía razón, eso lo verían con el tiempo y solo sería decisión de Clark que ahora mismo se embarraba la cara de comida lo que la hizo tranquilizarse y acercarse a limpiarlo.
La latina se sentó cerca y todos los demás encontraron sus lugares alrededor, el día era bueno, el infante rápidamente decidió sentarse en las piernas de Tori quien acepto gustosa siguiendo con su hamburguesa dándole poco a poco papas a su hijo.
—¿No tienes hambre, Jade?
—No, tengo un poco de nauseas a decir verdad…— la pelinegra se calló al ver la brutal girada de cabezas a su dirección —¿Qué pasa? ¿Por qué nos miran?
—No es por ofender, pero dando un cálculo de las veces que Clark se ha quedado con sus abuelos, — explico Robbie quien ya no usaba lentes pero seguía teniendo la manía de empujarlos por su puente de la nariz —y las marcas que Tori tiene en la espalda, más el increíble porcentaje de aguante que tienen por sus antepasados conejos… si… probablemente Jade este embarazada… treinta y cuatro veces… esta semana.
—Agárrenme que lo mato, — la ex-gótica sacudió al joven haciendo que este soltara un chillido entre pánico y risa —un segundo… ¿embarazada? ¿otros bebes? . En realidad no suena tan mal ¿cierto, Vega?
Latina caída, latina caída. Ciertamente para el héroe los momentos entre pujar, hospitales, enfermeras y sangre viscosa, no eran los mejores.
Pero que podía salir mal… ¿verdad?

"Ocho meses después"
Clark veía curioso a la pequeña niña de un año que estaba a su lado, Louis era increíblemente adorable, ambos sentados en un sillón de espera del mismo hospital donde nació el pelinegro.
El doctor que aparecía por la puerta se sorprendía al ver la cantidad de gente en la sala, sin embargo se aclaró la garganta viendo los informes en su mano.
—Familiares West-Vega, me informan que la señorita Jade no solo ha tenido una niña, son dos. Felicidades ella acaba de tener unas hermosas bebes.
—¡Son dos! — chillaron de alegría cargando a los dos infantes que llevaban, por fortuna y contactos de la familia West tenían acceso a entrar todos para ver, con el debido silencio que debe tener un hospital
Al cuarto donde se dirigían ya se encontraba la pareja apreciando las pequeñas cabezas de sus recién nacidas hijas. La más inquieta se encontraba en brazos de Tori, no dejaba de sonreír y mover levemente sus brazos.
—Se parecen a los ojos de tu hermano, Jade— expreso la castaña viendo los ojos azules de la bebe dándole constantes besos en toda la cara —es muy hermosa, es idéntica a ti.
La latina tenía razón, ambas bebes tenían la misma tez que su hermano, aunque ellas no tenían el cabello negro, lo poco que tenían parecía un marrón obscuro, el de sus madres combinado. La ex-gótica sonríe haciéndole mimos con los labios a la bebe en sus brazos que aunque estaba muy tranquila dormida, abrió un poco los ojos para ver qué pasaba.
—Mira ella tiene mis ojos, — inquirió la guionista contemplando a su bebe que volvía a cerrar los ojos —pero parece que alguien será un pequeño perezoso.
—También son como los ojos de Clark, — se distrajo la morena haciendo que la bebe en sus brazos frunciera el ceño molesta y a punto de llorar —perdón, perdón… ya, ya, mami juega contigo de nuevo, — la arrulló de arriba hacia abajo haciéndole gestos y dándole mimos —también tenía que ver a tu hermana pequeña traviesa.
—Parece que ya sabemos quién va ser una niña de mamá — concluyo la oji-verde viviendo como la bebe se alegraba al recibir tanto mimo de la morena
En ese momento entraba toda la familia, Jade le paso él bebe en brazos a su mamá para poder descansar un poco, todos estaban asombrados del parecido de las niñas con Jade, ella aunque estaba contenta con ello, mentiría si no dijera que le hubiera gustado ver a una pequeña Tori también. Pero al ver que Clark y las niñas se parecían tanto a ella, tal vez su ADN era más fuerte.
Por otro lado la latina estaba encantadísima, tenía tres niños preciosos y a veces agradecía que su parentesco fuera más inclinado a Jade, eran como angelitos ninguno con una extraña condición como ella. Sonrió ampliamente aun meciendo a su bebe exigente de cariño, su familia era hermosa.
—¿Cómo las van a llamar? — pregunto Jason que acariciaba a la bebe que abría lentamente los ojos en brazos de su abuela —¡Sus ojos son diferentes!
—No son gemelas, bobo. — se rio la guionista —Es extraño, teníamos dos nombres en opción pero… ahora que son dos. ¿Quieres elegir, Vega?
La morena asintió con la cabeza, uniendo su nariz con la de su hija en un pequeño beso esquimal haciendo que la bebé sonriera.
—Ella será Elizabeth West-Vega— anuncio acostando a la bebe en sus brazos viendo que estaba lista para una siesta —entonces… mi otra bebé será Lauren West-Vega.
Beck que tenía a Clark en sus brazos acercándolo a ambas bebes, el niño las vio curioso, girando la cabeza varias veces, eran demasiado pequeñas que serían esas extrañas creaturas pensaba. Era claro que se parecían a él, pero aun no podía percatarse de eso.
—Son tus hermanas hijo, ahora eres un hermano mayor— explico la morena acercando la bebe al niño que le tomo la mano suavemente —cuando seas más grande…— comenzó a murmurar —vigilaras que ningún chico se les acerque.
—Si mami, — muy obediente el pelinegro parecía seguro en su misión —¿Manas? ¿Dos? ¿Mías?
—Se llaman Elizabeth y Lauren, hijo.
—Liz y Lau. — exclamo el niño contento al encontrar buenos apodos —¡Hemanas!
Todo marcho muy bien la familia se sentía aún más plena con tantos niños en la casa, aunque eso implico muchas noches en vela para la pareja, un tanto exhausto cuando son dos bebés y un niño.

"Cuatro años despues"
—Amor tengo una junta con el elenco a las dos, ¿puedes pasar por los niños? — hablaba Jade que se encontraba algo estresada por su trabajo escuchar la afirmación de su esposa y unos cuantos de sus cariños la relajo un poco —Gracias, te veo a las ocho, te amo. — colgó la llamada con una sonrisa en los labios antes de poner las palmas en la mesa para pedir silencio, entre actores hijos de papi y chicas con colágeno en la cabeza era difícil encontrar alguien bueno —¡No quiero saber de quienes son hijos, ni en que revista han salido, si sirven para actuar quédense en la audición si no lárguense!... ¡¿Entendido?!
Por otro lado iba la castaña en su carro, una camioneta que acababa de comprar con tres años de trabajo, cantaba la música en la radio como las maestras en el colegio de sus hijos llegaban con los mismos. Les sonreía como veía a su hijo ya de siete años correr hacia ella por un abrazo, lo correspondió enseguida algo dudosa de porque el niño se veía desanimado.
Las niñas venían jugando con unas muñecas y después de darle un beso en cada mejilla subieron con ayuda de las profesoras a la parte trasera del carro.
—Quería hablar con usted sobre algo que ocurrió en el receso de los niños, — hablo la profesora mirando a la latina que solo acariciaba la espalda de su hijo —Clark es un excelente estudiante, por eso no se preocupe.
—Entonces, ¿qué paso?
—Como usted sabrá tenemos una gran zona de juegos, entre esos esta un carrusel donde los niños giran… por lo que explicaron sus amigos, estaban retando quien lo giraba más fuerte pero cuando llegue yo todo estaba destruido se había salido del disco… ya sabe cómo inventan cosas los niños, todos afirman que Clark giro el juego con mucha fuerza— la señora comenzó a reír —que tontería ¿verdad?
La latina reacciono rápido y rio con ella, formulando una respuesta rápida en su mente. —Es la edad de la imaginación, seguro el juego ya estaba un poco zafado o sin algún tornillo, me encargare de enviarle dinero por el juego… debo irme.
—Oh, muchas gracias y disculpe por la molestia. — hablo otra profesora esta vez la de las niñas que generalmente las de kínder son muy jóvenes —Vuelva pronto, sus hijos son un encanto.
La latina sonrió subiéndose al coche, ya habiéndose asegurado de que todos sus hijos llevaban cinturón arranco. Estaba nerviosa, su pequeño hijo volvía a repetir su historia solo que se veía muy triste por ello. Llegando a casa bajo a las dos niñas que fueron al cuarto de juegos en lo que estaba la comida, Clark por su parte se quedó en el carro, solo sentado sin hacer o decir nada.
La morena pensó rápido en alguna idea, primero fue a quitarse su ropa de oficina, poniéndose una camiseta blanca con suéter café y jeans de mezclilla acompañado con unos tenis del color del suéter. Tomo una pelota de beisbol y dos gorras.
Subió a la parte trasera del coche, justo al lado de su hijo que seguía con la mirada perdida en ningún punto exacto.
—Lo siento mamá… yo no quería romperlo, lo prometo.
—No pasa nada campeón, pudimos resolverlo eso es lo importante— lo abrazo la morena revolviendo su cabello negro que ya necesitaba un ligero corte —sabes… tú y yo no somos tan diferentes, — el niño la miro confuso, eran bastante diferentes todo mundo podía darse cuenta —bueno, aparentemente no nos parecemos mucho pero antes…¿quieres jugar beisbol?
El pelinegro asintió rápidamente, era uno de sus deportes favoritos pero nunca podía jugarlo en la escuela, no podía jugar nada en la escuela, tenía bastantes justificantes que lo libraban de educación física.
Salieron al patio que era inmenso y alrededor era solitario, como siempre. La latina le puso una gorra a su hijo este rio acomodándosela y ella también se puso una solo que al revés. El césped estaba perfecto tan verde y fresco, el sol no se veía tapado por un montón de nubes y las llamadas de auxilio no eran excesivas… bueno nada que un policía no pudiese detener.
—Hijo te diré algo solo guardaras para días como estos ¿está bien? — explico la morena sosteniendo con fuerza la bola blanca en su mano —solo cuando vayamos a jugar tú y yo.
—¿Qué cosa?
—No te contengas…— agito con destreza la pelota en su mano para aventarla lejos, muy lejos del lugar donde se encontraban —¿Qué esperas?... ¡Corre!
El oji-verde destello de alegría no dudando en correr hacia la bola que aunque iba a buena velocidad no alcanzo, una vez la tuvo en sus manos y cuidando no tirar ningún árbol volvió con su mamá. La latina lo esperaba paciente, con un bate en la mano.
—¡Mamá viste eso, yo corrí muy rápido como tú!
—Exacto, ¿ves que si nos parecemos? — pregunto el héroe viendo a su hijo asentir fuertemente —¿quieres batear?
—¿Sin contenerme?
—Sin contenerte…
La castaño la vio tomar el bate con decisión esperando que ella le tirara la bola, lo hizo suave para que el tomara vuelo con su fuerza, en tan solo unos segundos la pelota iba muy por arriba en ese punto tendrían cuatro carreras hechas. La periodista voló rápido para obtener la bola, sonriéndole a su hijo al bajar.
—¡No se vale yo no puedo volar!
—Pero algún día si tú lo quieres, podrás hacerlo Clark, — aclaro viéndolo a los ojos y acariciando su mejilla —tú serás lo que quieras ser, y aunque a veces te sientas marginado… jamás estarás solo.
"Serás diferente, a veces te sentirás algo marginado, pero jamás estarás solo. Harás de mi fuerza la tuya, verás mi vida a través de tus ojos y yo la tuya a través de los míos. El hijo se convertirá en padre...y el padre...se convertirá en hijo" Recordó la morena como si en algún punto de su vida se lo hubiesen dicho entrando en trance pero agito la cabeza viendo que el oji-verde la llamaba.
—¿Somos diferentes mamá?
—Diferentes buenos hijo… somos especiales— aclaro agachándose a la altura del menor que la abrazo fuertemente —y aunque a veces lo diferente asusta, encontraras a alguien que lo aprecie y lo entienda, te lo prometo.
—¿En serio?
—Muy en serio… además ahora somos dos, cuando yo tenía tu edad no había nadie pero ahora te tengo a ti, somos iguales hijo y siempre que tengas dudas yo estaré ahí para ti. Si no… Jade y los abuelos también lo entienden muy bien.
Entraron a la casa, ya el chico más contento se fue a cambiar el uniforme por algo de vestir. A las niñas las había cambiado una señora que a veces hacía de niñera, pero en realidad era la cocinera de la casa.
—¡Mami mira vetido! — exclamo Elizabeth que saltaba a los brazos de la morena —¡Azul!
—Ya vi corazón, te ves hermosa— elogio haciendo que la niña escondiera la cabeza en su cuello, contenta con los mimos de su madre —¿y tu hermana, bebé?
No tuvo tiempo de contestar cuando la niña oji-verde esta con un vestido amarillo saltaba junto a su hermana a los brazos de su madre, riendo y frotándose los ojos cuando la sostuvieron en una clara señal de que había estado dormida.
—Lau taba domida mami,— acuso la oji-azul mirando a su cuata que le robaba el lado izquierdo de la latina —yo dije que íbamos comed.
La morena sonrió ampliamente, tener a sus dos niñas en brazos era de las cosas favoritas en su día, aparte de jugar con Clark cualquier deporte. Elizabeth ciertamente era mucho más inquieta que su hermana, jugaba bastante y dormía solo lo necesario le gustaban las películas animadas de princesas y usar su bicicleta con llantas entrenadoras. Lauren era más tranquila, disfrutaba de una siesta en las tardes y veía películas de animales o aventuras, a ella en especial le gustaba que la cargara mientras volaba.
El pelinegro bajaba las escaleras ya cambiado con una camiseta roja y jeans negros, riendo al ver a sus hermanas pegadas a su mamá. En ese justo momento entro Jade por la entrada y el niño corrió a abrazarla.
—¿No volvías a las ocho?
—Encontré actores decentes antes de lo esperado, — respondió la guionista revolviendo el cabello negro de su hijo para acercarse a su esposa por un beso y uno en la mejilla para sus hijas —y me vine lo más rápido que pude, ¿ya está la comida?
—Si, vamos.
En definitiva eran una hermosa familia, una llena de vida. La morena había sabido adaptarse completamente, aunque sus hijos tuvieran un parentesco más grande hacia su esposa, los tres niños la adoraban, las niñas siendo un poco posesivas con ella respecto a quienes se acercaban idénticas a la ex-gotica y con Clark sentía una conexión cuando hacían cosas fuera de lo considerado natural. Se sentía plena y contenta, de que aun después de todos esos años entre ella y su amante la chispa seguía igual o más fuerte desde que se casaron.
—¿Hablaste mucho con la maestra Iris?
—Solo me dijo que los niños son muy buenos, — inquirió la latina tomando un bocado de su plato —parece buena profesora.
—No me cae bien. — sentencio la pelinegra
—A nosotas tampoco. — le siguieron las niñas que aunque adoraban a su mami siempre apoyaban a su mamá Jade más aún si se trataba de una mujer queriendo coquetear con la morena —Sonríe mucho cuando no eta mamá Jade.
Lejos de reclamar Tori soltó una carcajada, le fascinaba ver a sus tres mujeres si así podemos decirlo con la misma expresión celosa. Entre platicas infantiles y relatos de su día compartieron esa tarde en familia. Justo cuando recogían los platos de la mesa, la castaña escucho un grito de ayuda que parecía bastante urgente, por el norte de Alemania un atentado terrorista estaba entrando en acción los policías no tendrían suficiente tiempo para salvar a todos.
—Tengo trabajo.
—¡Traje, traje, traje! — los niños entusiasmados canturreaban para que su madre se quitara la ropa, mostrando el rojo y azul de héroe
La guionista solo la acerco del cuello para darle un profundo y empalagoso beso que los infantes abuchearon con asco por la excesiva muestra de afecto. Levantando los pies del suelo la periodista beso rápido la frente de sus hijos para aventurarse a la acción de todos los días.
Por las frías calles de Alemania dos grupos cada uno de doce hombres caminaban soltando bolas de metal que se pueden identificar como bombas de tiempo, soltaron el gatillo de la primera lanzándola a la calle más transitada del lugar… justo para ser tomada por la mano de quien todos conocemos, lanzándola con fuerza hacia al cielo donde estallo como si de fuegos artificiales se tratase. Comenzaron a disparar, lo primero que hizo la castaña fue resguardar a todos los inocentes del lugar dejando la calle vacía, una vez esto hecho solo quedaron autos sin pasajeros en la avenida.
—¡Qué diablos eres puto demonio! — exclamo uno de los lideres, un hombre de barba canosa cerrada cegado por la furia, disparo al pecho de la latina quien los recibía sin inmutarse en lo más mínimo —¡Aléjate fenómeno!
Sin mucha paciencia restante la morena tomo el arma de su agresor rompiéndola por la mitad, velozmente se pusieron a la defensiva tiroteando con todas las armas a su alcance, aun con ello no le movieron ni un pelo. Sin pretender demostrarles nada más, pateo y destruyo cada nueva arma que le apuntase.
La policía había llegado, bastante tarde pensó la latina que ya acorralaba a los delincuentes, arrastrándolos hacia los coches de la autoridad que sonreía impresionada por el héroe.
Sin más que hacer la castaña se despidió volando a gran velocidad hacia su casa, entrando por una de las ventanas por el pasillo de las habitaciones, la de los infantes enfrente y al fondo la matrimonial. Se asomó a través de las paredes sorprendiéndose al no ver a sus niños.
—¡Amor! — le hablo a su esposa caminando hacia el final del pasillo tomando la perilla de la puerta para abrirla —¡¿Dónde están los niñ…
La pregunta quedo atorada en su garganta cuando se percató de la vista, la pelinegra acostada en la cama blanca con nada más que un más que sensual conjunto de lencería rojo, sus labios pintados con el mismo tono y sus ojos se obscurecían mirando a su pareja paralizada en la entrada. La luz no estaba encendida pero había algunas velas por el suelo que permitían una visión totalmente exquisita de su amante, la morena sintió la falta de saliva en su boca y las pequeñas gotas de sudor que resbalaban por la parte trasera de su cuello.
La guionista sonrió… pero era esa sonrisa, esa sonrisa con una pizca de malicia y seducción que volvía loca a su esposa quien se mordió el labio inferior fuertemente ante la vista. La morena hizo lo más sensato en esa situación, se quitó la capa lentamente bajando también la parte de arriba de su traje con algo más de desesperación lo dejo hasta su cintura acercándose cada vez más a la cama donde subió rápido gateando hacia su amante. Las manos pálidas recorrieron sus hombros desnudos con cariño, pasándose a su cuello de donde tiro hacia abajo para besarla. Sus labios sabían tan bien, a cereza y un toque salado por su lado, inclinando la cabeza de lado a lado en busca de quitarse el aliento.
Separándose un segundo por una bocanada de aire que les sirvió para continuar, esta vez sus lenguas entraron al juego girando entre ellas en un vals que conocían perfectamente, la periodista se inclinó hacia adelante metiendo una pierna entre las de su pareja haciendo notar su evidente excitación que no podía ser más clara. Alejándose para verse los rostros que expresaban todo el afecto que se tenían, sus miradas mezclando el esmeralda con el marrón que combinaban celestialmente con sus risas.
—Te ves perfecta. — expreso el héroe acariciando la mandíbula de su amante
—Siempre lo dices, Vega.
—Siempre te ves perfecta.
Jade se subió aferrándose de su esposa para besarle el cuello dejando un rastro de marcas de su clavícula hasta su oreja sintiendo como esta le desabrochaba el sostén entre cortos jadeos. Ahora sin impedimentos en la parte superior, la castaña repartió besos desde los labios, entre los pechos hasta el ombligo de la ex-gótica eran dulces apenas el contacto húmedo que dejaba a su paso.
Sus bocas volvieron a reunirse, esta vez con más desesperación soltando gemidos frustrados cada tanto, las manos de la periodista tomaron los bordes de la ropa interior de su esposa jalándola hacia abajo con delicadeza, lamiendo sus labios cuando estuvieron totalmente fuera. Todo por el contrario la oji-esmeralda tiro de la maya de su amante con fuerza bruta para sacarlo lo más rápido posible haciendo a la latina reír por su acto.
Rodaron un par de veces por la cama queriendo jugar entre besos, mordidas y palabras subidas de tono, tonteando con sus lenguas y disfrutando inmensamente el momento. La morena por fin entro en su pareja temblando por la fogosidad de la situación, moviéndose hacia atrás y adelante a un ritmo calmado pero con fuerza, detectando que las uñas de su esposa dibujaban su sendero rojizo en su espalda.
—Te amo tanto, Jade…
—Te amo, Tori.
Unieron sus labios una vez más, intentando contener el fuerte grito que avisaba que habían llegado al punto máximo de placer haciendo que la latina cayera encima de su amante. Agotadas y sintiéndose muy amadas durmieron abrazadas tan desnudas como cuando vinieron al mundo y con solo una sábana cubriéndoles. Pero a la mañana siguiente la castaña no despertó por el despertador, ni por la luz del día, si no que se escuchó el sonido de una mujer vomitando haciendo que corriera al baño.
—Amor, ¿estás bien?
La pelinegra solo le extendió una pequeña prueba de embarazo que decía positivo y que tenía dos meses, la latina sonrió ayudando a su pareja con el cabello mientras terminaba.
—Otro bebé…— pronuncio suave el héroe —creo para cuando nazca tendremos que aceptar las pastillas que nos receto el doctor ¿no crees?
La oji-verde tomo la prueba emocionada por su próximo hijo, imaginándose como seria su cara, su piel o… su sexo.

"Siete meses después"
Estar en un hospital ya no era nada nuevo y el doctor que había recibido a su primer hijo ahora ya no tenía cabello, la emoción de toda la familia seguía igual como la sala de espera se llenaba. En cuanto dieron luz verde de poder entrar a la habitación la familia corrió hacia la allá.
Al pasar al lugar, no era igual, había algo diferente. Ni Tori, ni Jade tenían a un bebe en los brazos y los ojos rojos de la pareja no daban buena señal.
—Hija, — hablo Holly asustada —¿y el bebé?
—No… no lo sé, la enfermera vino y di..dijo que ocupaban hacer unos exámenes más antes de traerlo,— se froto la nuca nerviosa —nunca nos había pasado esto, nos dieron a Clark, Lauren y Elizabeth al instante.
La puerta se abrió y todos giraron la cabeza hacia el doctor que entraba con unos papeles, sonreía tranquilo aclarándose la garganta antes de hablar.
—Lamento la demora, cuando el bebé en cuestión tiene condiciones especiales como las de Victoria es obligación del hospital dar un segundo vistazo.
Jade y toda la familia sonrió con alegría sabiendo que significaba, menos la latina que se aterro totalmente con la información… ese bebe la iba odiar por hacerlo así, por su culpa había nacido de esa manera y… siempre sufrió acoso por lo mismo. Sintió la fría mano de su esposa entrelazarse con la suya calmándola de sus propios pensamientos.
—Ella te va amar cariño, — hablo la pelinegra con cariño —y te juro que si alguien le dice algo tendrá un escuadrón en su contra, es decir… hasta tiene tres hermanos mayores.
La castaña se permitió soltar una lágrima, feliz sabiendo todo el cariño que al igual que ella recibiría su hija. Al fin paso una enfermera con la bebé en los brazos acomodándola ahora en los brazos abiertos de la guionista que se quedó muda con la vista.
Era increíblemente parecida al héroe, el tono de piel moreno claro y su cabello castaño tenía su pequeño dedo pulgar en la boca y sus grandes ojos marrones profundos que miraban con cierta alegría todo el lugar. En ese preciso instante Jade supo que haría de todo para proteger a esa pequeña, no dejaría que nadie la hiciera sufrir.
—¿Ella es como tú, mami? — pregunto Clark que venía seguido por Louis ahora de cinco años —¿tiene lo mismo que tú y yo?
—Si campeón, — respondió la morena cargando a las dos niñas para que también vieran —Lau, Liz… les presento a su nueva hermana menor, espero ayuden a Clark a cuidarla.
—Si mami, — contesto la oji-verde emocionada —es bonita y le prestaremos muñecas.
— ¡O carritos, yo se los presto! — opino el niño entusiasmado
— ¡Le enseñare a tomar el té! — exclamo la oji-azul
— ¡Le enseñare a hacer pipí!
— ¡Asco Clark! — regañaron las niñas a su hermano —mama regáñalo, él y mami le enseñaran esa cosa fea.
Los adultos soltaron una carcajada, al parecer los hermanos ya tenían un debate sobre que le gustaría hacer a la nueva integrante de la familia, la guionista acaricio el cabello de su bebé y beso su frente… solo ella tomaría esa decisión.

"Siete años después"
—¡Mamá, mamá! — gritaban las cuatas de ahora once años bajando corriendo las escaleras
Elizabeth venía con su vestuario de ballet y Lauren con el de softball ambas eran muy queridas en la escuela sin ninguna queja por parte de los profesores, sobresalían en lo que era suyo, la primera en ciencias y la segunda en historia.
—¿Qué pasa? — pregunto la guionista que se encontraba haciendo el almuerzo de ese fin de semana —¿Todo bien?
—¡Shelby rompió nuestro juego de té! — acusaron viendo a la pequeña morena que bajaba las escaleras cabizbaja
Les mentiría si les dijera que Jade no siente cierta debilidad ante esos ojos de cachorro mojado, sin embargo la miro seria.
—Cariño, discúlpate con tus hermanas ¿sí?
La niña asintió, frotando sus manos con nerviosismo.
—L..lo siento, so..solo quería verlo, fue un accidente, — declaro inflando su labio inferior en un puchero —pero.. estaba muy alto y quería alcanzarlo… lo siento.
También mentiría si dijera que las cuatas no adoran a su hermana menor, tanto que la abrazaron y le llenaron de besos las mejillas. Shelby era un encanto para cualquiera, sus mejillas sonrosadas y su melena castaña hacían a los adultos querer comérsela a besos, sin embargo era algo tímida en la escuela eso no evitaba que tuviera amigos, le gustaban los coches, pintar y correr.
Se escuchó un estruendo en el patio y la pelinegra salió a ver que rayos hacían su esposa e hijo a quienes pudo distinguir peleando por un balón de futbol americano, la fuerza de ambos era increíble y hacer deportes juntos era de sus actividades favoritas.
—¡Tori, Clark como me vuelvan a romper una ventana no los dejo jugar por un mes! — grito la guionista ganándose la atención de ambos —¿entendido?
Los dos asintieron con la cabeza, el chico ya con catorce años era todo un conquistador en la escuela, alguna vez una queja de algún profesor por saltarse una clase por besar a una porrista que aunque él no era deportista tenía muy buena reputación en la escuela, de vez en cuando le pedía consejos a su mamá latina con respecto a chicas, quien aunque daba consejos muy cursis siempre funcionaban.
—Mamá ¿podemos volar? — como siempre Lauren reclamaba pasar un rato en el aire
—Claro, corazón.
Después de que Shelby se pusiera a jugar con Clark y Elizabeth, la castaña voló con Lauren un buen rato.

"Siete años después"
—No, no, no— negaba la latina en el sofá —¿cómo que novios?
—Mamá, — susurro avergonzada Elizabeth —él está enfrente ¿podrías bajar la voz?
—¡Jade ayúdame! — Llamo a su esposa que la veía graciosa —¿puedes decirle que aún es una niña?
—Tiene dieciocho, cariño.
—¡Exacto!
—Creo que es un buen chico y es muy educado,— defendió la guionista al chico rubio que se encontraba aterrado en la puerta —está bien por mí.
Ofendida la castaña se cruzó de brazos.
—Ah si ahora eres la madre relajada ¿verdad? — replico la latina viendo a la menor de sus hijas —déjame decirte que a Shelby le gusta una chica.
—¡MAMA!
—¡¿Qué?! — la ex-gotica chillo horrorizada —no, no, no… bebé ¿verdad que no?
La pequeña latina sonrojada se escondió detrás de Lauren, tenía catorce años pero ser la menor de la familia es algo que marca para siempre.
—Zoe… es linda mamá Jade..
—¿Dónde vive? — la pelinegra se tomaba enserio esto de mamá posesiva si se trataba de la menor —¿Qué edad tiene?
—Di..Diecisiete— antes de que la guionista gritara de nuevo decidió delatar a su hermana por su salvación —¡A Lauren le gusta Camila!
—¡¿Quién diablos es Camila?! — de nuevo la periodista saltaba a la guerra
—¡Shelby pequeña traidora!
—Mamá ya llegu..
El hijo más grande de la familia entraba por la puerta viendo todo el alboroto, y con una chica de la mano. Louis ya era conocida era la hija de Cat y Beck quienes venían un poco por detrás de la pareja.
—¡Tori, Jade su hijo no puede salir con mi hija! — otro padre celoso se reportaba en la casa West-Vega —¡¿Cómo pudieron ocultarme esto por un mes?! ¡Que tiene que decir tu hijo de todo esto!
—Eh..yo.. — Clark estaba en apuros ocupaba una salida —¡A mamá Tori le coquetean las otras mamás en las juntas de padres!
—¡¿Queee?! — Jade, Elizabeth y Lauren no estaban nada contentas por ello —¡Te dijimos que no usaras jeans!

Ahora todos más tranquilos habían salido a comer, en un carro iban Tori y Clark que les toco llevar los refrescos hasta la casa de los abuelos. El camino era tranquilo y despejado ese día no había muchos incidentes en el mundo. El joven acababa de graduarse como maestro de educación física.
—Mamá, — musito despacio el pelinegro que tomaba una lata de cerveza —¿algún día me enseñaras a volar?
—Solo si así lo deseas hijo.
—¿Seré un héroe?
—Solo si está en tu destino…
—¿Estaba en el tuyo?
—Por supuesto, — asintió la latina sonriendo —también casarme con Jade, son cosas que no buscas… solo se van dando, y si un día te levantas y te miras en el espejo como una persona dispuesta a darlo todo por los demás… solo sucederá. Serás grande… pero tú decides cuando.
—¿Mama Jade es tu destino?
—Jade es mi todo… hijo.
Podría decirles que Clark aprendió a volar, que siguió defendiendo al mundo de la maldad, que se casó con Louis, que tuvo un hijo y distintas adversidades a lo largo de su carrera como héroe, pero… eso es otra historia ¿verdad?

FIN

superman (tori y jade)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora