XIII - Misael -

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Hwang tallaba fuertemente el cuerpo de Chan con fibra de aluminio y agua demasiado caliente.

—Debemos limpiar todo tu cuerpo —la piel de Chan comenzaba a irritarse y ponerse roja, no le dolía pero que el humano tallara con todas sus fuerzas y agua caliente sí irritaba.

—Yo creo que ya estoy limpio, no percibo ya el olor de GorAh—intentó alejar la mano de Hyunjin. 

—Ah no, mamacito, ahora te aguantas— alejó su mano— falta tallar otro lado.
Hyunjin deslizó la fibra hasta el miembro de Nam dispuesto a tallarlo.

—Yo puedo lavar eso aléjate de ahí si quieres que te lo haga—Hwang lo miró por un momento pero al final bajó la fibra.

—Bien entonces me voy— se levantó y le dio un beso en la mejilla al mayor— cuando me cambie espero ya estés listo.

Hyunjin fue a su habitación dispuesto a cambiarse mientras Chan se “desinfectaba”.
Después de un rato ambos salieron ya listos.

—Bueno ahora hueles a mi shampoo—sonrió— ¿Cuál es tu olor normal? —preguntó acercándose para oler al mayor.

—Azufre—respondió otra voz proveniente de la sala—incienso, y algunas veces a muerte.
Chan se paró frente a Hyunjin tratando se cubrirlo con su cuerpo.

Un hombre con el cabello castaño, piel blanca y ojos azules caminó a ellos.
Hyunjin asomó su cabeza notando las ropas del extraño, una especie de armadura de cuerpo entero color plata, alas blancas y majestuosas, una espada colgaba en su costado.

—Misael— habló chan.
—General, cuando escuché el rumor de un demonio en la tierra me imagine a MinJoon o a KarlEh ¿Pero tú? —caminó y paró hasta estar frente a Bang.

—Ya no soy general—dejó de cubrir a Hwang—soy una mascota.

—Puedo verlo—miró el collar y luego el brazo del humano donde estaban dibujadas las cadenas— ¿No has causado problemas?

—No— miró a Hyunjin— él se encarga de mantenerme fuera de los problemas.

—Me alegro— miró a Hwang parándose derechamente, saludó— Buenos días humano, mi nombre es Misael ángel sin honoríficos—hizo una reverencia.

—¿Honoríficos? —miró a Chan.

—Quiere decir que no es un arcángel o un querubín, es sólo un ángel—aclaró Chan.

—Pero este ángel conoce a Miguel— pasó una mano por su cabello— Lo que estás haciendo y sintiendo está mal— apoyó su mano en el hombro de Chan y de ese toque comenzó a salir vapor, pues la mano de Misael se estaba quemando. — Si no quieres problemas con el cielo, deberás pedir perdón y regresar.

—¡No! —gritó Hyunjin aferrándose a Chan— No dejaré que se lo lleven.

—Niño—Misael toco la cabeza de Hyunjin—Esto está fuera de ti.

—No quiero que se marche, Chan no dejes que te alejen de mí, por favor—Hwang comenzaba a llorar.

—Sólo queda algo mi Ángel— Chan acarició el cabello de Hyunjin— hablar para pedir mi exilio— ante esto Misael dio un brinco y miró con horror al demonio.

—Un demonio sin apoyo del infierno es blanco fácil para los ángeles —comentó tratando de convencerlo de desistir.

—Cuando se es una mascota no implicamos peligro—debatió Chan.

—No pasará nada contigo ¿Cierto? —preguntó Hyunjin.

—No.

Misael chasqueó la lengua y se fue.
Chan se separó un poco de Hwang.

—¿Tienes tizas? –preguntó Chan.

—Blanca, sí–Hyunjin caminó a su habitación, sacando una cajita de tizas.

Chan tomó la caja y caminó a la sala, movió los sillones y retiró la alfombra, dibujó un pentagrama y algunas runas en el piso.

—No te acerques, mantente donde estás— Hyunjin asintió y se sentó en el suelo mirando a Chan.

Bang se arrodilló en el medio del pentagrama, sacó sus alas rasgando su camisa en la espalda, habló en su dilecto ante la atenta y curiosa mirada de Hyunjin, el pentagrama brilló en una clase de resplandor negro y Chan desapareció.
En el infierno Chan caminaba por aquellos lugares que jamás hubiese querido ver de nuevo, personas sufriendo y gritando por ayuda, ayuda que nunca llegaría.
Entró una vez más por las puertas del castillo de diamante negro.

—Sé que no tengo derecho de estar aquí —habló arrodillándose frente al trono—pido mi exilio.

El hombre que al principio de nuestra historia corrió a Chan, se encontraba sentado con el entrecejo fruncido.

—GorAh me ha dicho que disfrutas la vida en el mundo humano —Bang se levantó y caminó más cerca del trono.

—Sólo deme mi exilio— pidió de nuevo.

—Lo haré de cualquier manera no me sirves más, MinJoon no salva niñitas de ser arrolladas, es un mejor general—el hombre se levantó y tocó la frente de Chan. —¡Largo! 
Chan asintió y salió del castillo.

En la tierra Hyunjin estaba arrodillado al lado del pentagrama.

—Channie— susurró— Si te vas no sé qué voy a hacer— lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas— tú prometiste que no te irías— sollozaba y tallaba sus ojos— pero han pasado diez días y no regresas—Hyunjin no sabía que los minutos eran como días en el infierno. —¿Vas a regresar, verdad? —acarició el pentagrama y este de a poco desapareció—No, Chan, tú dijiste que ibas a regresar.

Hwang comenzó a llorar sacando berridos de borrego y espasmos bruscos sacudían su cuerpo.
Hyunjin fue rodeado por brazos fuertes, olor a incienso y azufre fue lo que detectó.

—¿Por qué lloras?

—Creí que no regresarías, pasaron diez días y—los hipidos atacaron.

—Tranquilo estoy aquí–acunó en sus brazos a Hyunjin—mi Ángel, mi amor, mi todo—repartió un beso en la cara de tae por cada palabra—no me iré.
Hyunjin asintió y talló sus ojos en busca de desaparecer las lágrimas.

—Mi Ángel, perdona por hacerte llorar tantas veces—besó la frente de Hwang.

–No importa porque me haces también muy feliz—sonrió el menor.

Hyunjin tenía constantemente una mirada inocente y juguetona, una sonrisa perfecta y extraña, pero todo eso le encantaba a Chan.
Bang acariciaba el cabello de Hyunjin hasta que escuchó leves ronquidos, su pequeño se había dormido en sus brazos, lo cargó y lo llevó a su habitación.

—Mi Ángel.

Hwang se removió en la cama abrazando a una almohada.

—Chan—susurró entre sueños.

—Perdición–susurró Bang—Una dulce Perdición.

"악̷마̷" ϲнαиנιи  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora