Capítulo 4 - Otro rumbo

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Seokjin abrió sus ojos de golpe y miro borroso a su alrededor. Talló sus ojos y antes de poder deshacerse de la nebulosa del sueño un enorme estallido lo envió al suelo.

El polvo y el ruido sordo le empañó la vista y una especie de sonido titilante se mantuvo en sus oídos. El ardor en su mejilla escoció y sintió un fino hilo de sangre deslizarse hasta gotear en su mandíbula.

Una astilla había cortado su rostro.

Se apoyó en la pared de madera a sus espaldas y un silbido cruzó con una bala de cañón al tiempo que los gritos aumentaban. Sólo veía cuerpos y piernas corriendo amontonadas. Los gritos se mezclaban con disparos y sintió el terror en su pecho al no ver a Jimin y a Jungkook en las hamacas.

—"¡JIMIN! ¡JUNGKOOK!"— Él pánico disminuyó al ver a Jimin moviendo los brazos a lo lejos con Jungkook. Se levantó y comenzó abrirse paso entre él tumulto para llegar a ellos, mientras sus amigos hacían lo mismo.

Un cañón golpeo la parte delantera de la habitación. 

Ante sus ojos miles de betas fueron impactados por la bala, otros muriendo cuando el nivel superior cayó sobre ellos por las columnas destruidas.

Los betas comenzaron a correr hasta la escalera que los llevaría al pasillo superior dónde estaban los camarotes de la realeza, sin embargo, dos cañones más atravesaron el lugar y más partes del segundo nivel comenzaron a caer sepultandolos bajó los escombros.

Entonces, como si fuera el ataque final una serie de balas de cañón atravesaron el camarote, uno detrás de otro cada vez más cerca de Seokjin. Entré el tumulto de gritos sintió un vacío en su estómago, pues cada vez que un cañón entraba una línea de betas desaparecía a su paso. Su beta aulló y antes de que pudiera analizar sus futuras acciones, se lanzó sobre Jimin y Jungkook.

Golpearon el suelo al caer con Jin sobre ellos y entonces escucharon los gritos de los betas. Sintieron la ráfaga de viento sobre ellos por la velocidad de las balas - acompañada de un silvido que rompía la barrera del sonido - y se sintieron aturdidos

Inhaló y el polvo hizo cosquillas en su nariz y en su garganta. Abrió los ojos y con sorpresa noto como todo su cuerpo había cambiado dando paso a su lobo.

En vez de sus manos estaban dos enormes patas cubiertas de un pelaje color chocolate. Su bata estaba hecha trizas colgando de lado en una de sus patas traseras. Sus ojos resplandecían en tonos dorados y amarillos mientras que su largo pelaje les hacía cosquillas en los brazos a los betas, que miraban atónitos al enorme lobo sobre ellos.

Emitió un gruñido al sentir algo caer como regadera sobre su lomo. Enseñó los dientes y se giró listo para defenderlos, pero sólo noto la sangre de los cuerpos del nivel superior cayendo sobre él atraves de las rendijas de la madera.

¿Estaban asesinando a los soldados en la proa?

A su alrededor, los sobrevivientes se pusieron de pie y trataron de llegar al pasillo nuevamente. Sin embargo, el pasillo de los camarotes de la realeza se encontraba subiendo una escalera y la misma media un metro de ancho. Muy pocos en tumulto conseguían pasar antes de ser jalados y enviados al suelo. El miedo y el egoísmo recorrieron los cuerpos de los betas y comenzaron a pelear, desesperados por salir.

Los tres amigos escondían un secreto y es que al ser solo ellos durante mucho tiempo, se consideraban familia. Por lo tanto, cada noche a escondidas se transformaban en lobos y dejaban a sus bestias reconocerse, hasta que para su sorpresa desarrollaron un lazo que les permitió comunicarse aún cuando estaban transformados sin la necesidad de ser destinados.

Hecho que era imposible

Sin embargo justo en ese instante, Seokjin agradeció profundamente que ellos fueron la excepción a la regla

Un beta Impertinente - [Namjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora