—¿Se puede saber qué mierda crees que estás haciendo?La voz de Kagami sonaba dura, fría y llena de furia al otro lado del hilo telefónico.
—Hola, Kag. ¿Ya ha terminado la fiesta?
—Pues parece que, para mí, sí. Acaba de llegar Luka muy alterado, diciendo que le habías robado a su Marinette.
—¿Robado? Que yo sepa, ella no es un objeto para tener dueño —replicó el chico, frunciendo el ceño.
—¿Estás con ella?
—Sí, estamos juntos —miró a la azabache, y apretó su mano para darle fuerzas al notar su rictus tenso.
—¡Joder, Adrien! Podríais haber escogido otro momento. ¿Por qué has tenido que arruinarme precisamente esta noche? —se quejó la japonesa.
—En todo caso, deberías culpar a Luka. Yo pensaba dejarte hoy a tu aire y hablar mañana, cuando se te hubiera pasado la resaca.
—Oh, qué detalle. Pero no te voy a dar la satisfacción de que me dejes tú a mí. Hemos terminado, ¿entendido?
—¿Satisfacción? Para todo el tiempo que llevamos juntos parece que no me conoces en absoluto. Pero si eso te hace sentir mejor, no tengo ningún problema —dijo él, hastiado, pasando la mano por su cabello.
—Espero que hayas calculado bien todo lo que esto supone. Podías tenerlo todo, Adrien: una relación que nos llenaba a ambos, y a tu adorada Mari como amante. Creo que he sido muy comprensiva con eso...
—Como que fue idea tuya que empezáramos con esto —masculló el ojiverde—. Yo no habría dado el paso sin tu consentimiento. Pero una vez en esta situación, tengo que ser sincero contigo: amo a Marinette, y quiero estar con ella.
—Si en el fondo es culpa mía: tenía que haber previsto que serías incapaz de llevar todo esto adelante sin enamorarte como un imbécil...
—Kag, ya está bien. Lamento no haber aclarado las cosas contigo antes, y también que te hayas enterado por Luka. Te prometo que hemos tratado de ser leales, pero esta noche los sentimientos se han desbordado, y ya no quiero retenerlos más.
—Joder, qué maravilla: escucharte es como leer poemas románticos —rio ella, burlesca—. Disfrutad de vuestro maravilloso amor. Y no hace falta que pases a por tus cosas, puedes comprarte otras. Estas pienso donarlas, o tirarlas por la ventana; ya veré qué me apetece más.
—Me gustaría que termináramos como amigos, Kagami. Yo te aprecio, y...
—Vete a la mierda, Agreste. ¿He sido lo suficientemente clara? —cortó la de ojos café.
—Desde luego —suspiró él.
—Y dile a Mari que le deseo buena suerte, porque le he dejado el listón demasiado alto. Será divertido verla tropezar a tu lado en los eventos elegantes, y hacer berrinche cada vez que te toque posar con una modelo. Os lo vais a pasar fenomenal; y apuesto a que tu padre estará muy orgulloso de vuestra decisión —apostilló, sarcástica—. Por lo pronto, vas a tener que trabajar muy duro para levantar las pérdidas de la ruptura de los negocios con los Tsurugi.
—Kag...
—¿Sí?
—Que te vaya bien —dijo justo antes de colgar el teléfono con rabia.
—Oh, dios, Adrien... —sollozó Marinette, abrumada por las palabras de Kagami.
—No te preocupes, Nette. Todo va a salir bien. Y estaremos juntos, que es lo más importante —se acercó a besarla con ternura—. No me arrepiento ni un ápice de mi decisión, bichito.
—¿Tendré que ir a sitios elegantes contigo? Ella tiene razón, ¡será un desastre!
—Será genial. Además, tengo una noticia para ti. Una que no te esperas.
—¿Cuál? —preguntó ella con los ojos muy abiertos por la expectación.
—Me temo que he hecho algo sin tu permiso, y espero que no te enfades por ello. Le he llevado tu cuaderno de bocetos a mi padre...
—¡Pero Adrien, ni siquiera estaban terminados del todo! Es un desastre, ¡un completo desastre!
—Pues a mi padre le han encantado. ¡Y quiere contratarte la colección! ¿Te gustaría trabajar para el célebre Gabriel Agreste? Yo sería tu modelo.
—Bromeas.
—No lo hago. Me dijo que hiciera cualquier cosa necesaria para convencerte; no le importará si le aseguro que fue imprescindible llevarte a la cama para que aceptaras —sonrió con pillería.
—¡No te atreverás! —farfulló la azabache poniéndose colorada.El rubio soltó una carcajada.
—Tú déjamelo a mí.
—¿Estás loco? ¿Y qué es todo eso de que por nuestra culpa se estropearán los negocios con Tomoe Tsurugi?
—Tranquila, eso también está controlado.
—¿Ah, sí?
—Exacto. Gracias a una afortunada casualidad. Mejor, no preguntes.
—Adrien Agreste, ya puedes empezar a soltarlo inmediatamente.
—Está bien. Pero me temo que tal vez no te guste la historia.
—Empieza —exigió la chica.
—De acuerdo. ¿Recuerdas nuestro primer intercambio, nosotros en París y ellos en Niza?
—¿Cómo no me voy a acordar? —se desesperó la azabache, intrigada por la conexión que podrían tener ambos hechos.
—Ya sabes que, al final, hubo más invitados a la fiesta de Luka y Kag.
—Sí, él me lo contó, y sé que ella a ti también.
—Pues todo lo que ocurrió está grabado en vídeo. Y parece ser que a los amigos de Luka se les ocurrió que podrían sacar provecho de eso.
—¿Qué hicieron, y qué tiene que ver con Tomoe?
—Enviaron un fragmento de vídeo a mi padre para chantajearlo, y pidieron una buena suma por no hacerlo público. Él les ofreció el doble para asegurarse su lealtad, y ahora tiene los archivos. Créeme, no tienen desperdicio. En fin: que o las Tsurugi se portan bien, o la reputación de Kagami va a quedar a la altura de la realidad.
—¡Pero eso es diabólico! ¿Es que acaso lo tenías todo calculado?
—Yo realmente deseaba terminar bien. Dejar esto atrás, continuar siendo amigos, escenificar una ruptura de mutuo acuerdo para la prensa y presentarte como mi novia un tiempo prudencial después. Y eso será lo que haremos, aunque de una manera más hostil de lo que me habría gustado.
—¿Y si yo hubiera dicho que no?
—Habría roto con Kagami de todas maneras, y habría tratado de conquistarte por todos los medios. Honestos, me refiero.
—Ajá... me estás dando un poco de miedo con todo esto.
—Lo siento, preciosa. Tú sabes que yo no soy así, y que no disfruto en absoluto con este circo. Pero tampoco soy tan imbécil como ella cree. Y con esto tenemos cubiertas no solo mis espaldas, sino también las tuyas.
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Fantasías compartidas
FanfikceMarinette, Luka, Adrien y Kagami han fortalecido su amistad desde que son universitarios. Y una fantasía de la japonesa les llevará a profundizar su relación, y a compartirlo... todo. Esta historia es 90% perversión con un toque de sentimientos par...