Capítulo 1

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Seis años después

Gran Bill y Eddie se encontraban sentados en el porche de los Denbrough, el batido helado de Eddie reposaba sobre el suelo, y su trasero sobre una pequeña manta. Su fobia a los gérmenes le obligaba a tener que limpiarla a menudo gracias a la tierra.

—Ya queda menos... —dice antes de sorber el delicioso sabor de fresa y leche con hielo frío.

No hace especialmente calor, pero sí lo suficiente para tomar los deliciosos batidos de Sharon.

—S-s-s-i, vaya p-p-p-ena.

El silencio vuelve a salir, interrumpido quizás por el sonido de la cadena de una bici.

Poco después unas rudas grandes, y un espantado azul asoman por la esquina de la calle. La pelinegra que lleva la bici de la mano, camina tranquilamente por la acera.

Ambos pasan de la chica, a esas horas no suele pasar mucha gente, pero siempre hay alguien que se queda más tarde en el trabajo, o tiene que ir a comer a no se donde. Da lo mismo, no es importante.

—¿ C-c-crees que n-n-n-n-nos tocará e-e-en l-l-l-la misma clase? .

—Eso espero, Richie y Stan fueron los únicos que estuvieron juntos del Grupo el año pasado.

—Fue ho-o-orrible.

—Y que lo digas.

El sol llegaba a el punto álgido del día, y empezaba a calentar los cuerpos de los allí presentes.

—¿Hola? —pregunto alguien.

Ambos chicos se giraron a la vez,  a pelinegra había dejado la bici en la verja, apoyada gracias a la para de cabra.

Un peto vaquero con una camiseta simple gris, el pelo negro recogido en una coleta alta, y una sonrisa expectante en la cara.

—¿V-v-v-v-vi? —tartamudea Bill sorprendido.

—¿Gran Bill? —pregunta retóricamente Annie acercándose a abrazar a Bill, el cual se había levantado y bajado las escaleras.

—No me lo creo —murmura Eddie—. No puede ser. ¿Vi?

—¿¡Eddie!? —Annie le abraza también—. José, como habeis crecido.

—Eso te tendría que decir yo, Vi —dice viendo como le sacaba fácilmente media cabeza.

—Buah —empieza a contar suspirando—. Hace bastante tiempo que nadie me llamaba así.

—Después de que te fuiste tanto tiempo, apenas hemos hablado aunque sea por teléfono. —dice Eddie triste.

—Ya... Pero sabéis que a mi padre le dieron mejor trabajo.

—S-s-s-i, nos tenemos que p-p-p-poner al d-dia.

Los tres niños entraron en la casa, y la madre de Bill, Sharon. Preparó un delicioso pastel que comieron horas más tarde.

¿Nueva? Loser's club // Stanley Uris [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora