Capítulo 3

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Tiempo después...

Es última hora, y la pandilla de cuatro sale por la puerta principal del Colegio. Se acercan rodeando la papelera más cercana, y vuelvan todos los cuadernos dentro.

— Sabes que por mucho que mires, no va a venir a hablarnos,¿no?.

—¿Qué?, yo no es...

—Todos saben Stan.

—Y-y-y-o, l-l-l-lo siento Stan, fue m-m-mi culpa.

El de rizos niega agitando sus rizos.

—Ella también estaba muy cabezota —responde mirando todavía a la puerta central.

Mientras tanto el último día de clases, un grupo de cuatro chicas entran en los baños.

—¿Estás sola ahí dentro Beverly, o con la mitad de los chicos de el Colegio? Zorra. —grita la rubia hacia la puerta cerrada de un retrete—. Sé que estás ahí puedo olerlo pedazo de mierda.

— Decídete Greta, una Zorra, o un pedazo de mierda —, Suena la voz desde dentro.

— Eres asquerosa, y solo veníamos a recordartelo —dice sonriendo mientras ve como su "amiga" más bien súbdita subía una bolsa de basura—. Vámonos chicas.

La pelirroja al ver lo que se le venía encima agarró la mochila, aunque en el último instante vió un paraguas negro en la esquina del cubículo. Le agarró rápidamente, y le abrió justo antes de la lluvia de basura que caía.

— Annie, ¿Vienes?.

— No, luego os llamó —contesta sin dejar de mirarse las uñas.

— Como quieras —responde antes de largarse a grandes zancadas de allí.

La pelirroja esperó unos momentos más, pero al ver que la otra no tenía intenciones de salir se ahí, no tenía más opciones que salir.

Suspiro, se acomodó la mochila, y salió con el paraguas de la mano. La chica pelinegra posó sus ojos azules sobre ella.
No era para nada fea, pelo negro tan negro como el carbón, piel pálida con algunas pecas sobre el puente de la nariz y unos ojos azul eléctrico que resaltaban. Los labios levemente rosáceos y con brillitos gracias a la barra de labios se fruncian hasta hacer una delgada línea. Alta, no, esbelta, la esperaba apoyada contra el lavabo.

— Hasta que sales...

Bev se pega a la pared, viendo como ella extiende una mano, esperado que la dé algo.

— Vamos, dámelo, es mío.

— No tengo dinero.

— El paraguas estúpida, es mío, además lo pone en el mango.

Bev giro el mango del paraguas negro, viendo una A mayúscula y una B juntas, A. B. Annie Bowers.

— ¿Es tuyo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Lo sabías?...

— Eeeh, más despacio, sí lo sabía, lo planeamos antes, fué suerte de que te metieras ahí, y me parece mal lo que hace Greta -contesta rápidamente mientras agarra el paraguas.

— ¿Tu...?

— Si, aunque parezca extraño no me gusta la gente como ella. -explica mientras mete el paraguas en debajo del grifo—. Intento que no hagan nada, pero al parecer va en su ADN. Y al parecer mi primo también.

— Aah, yo...

— ¿No tienes calor con ese jersey de manga larga? Es verano... ¿Sabes qué? Déjalo. —termina de lavar su paraguas y se dirige a la salida.

— Annie...

La pelinegra se gira moviendo su coleta alta.

— Gracias —dice la pelirroja de corazón.

La momentánea cara de sorpresa se sustituye por una sonrisa genuina y hasta los ojos.

—Feliz verano Beverly, que lo pases bien.

Dice antes de salir por la puerta.
Tal vez este verano no es tan malo, piensa la pelirroja mientras se frota un moratón en el antebrazo por encima de su jersey.

¿Nueva? Loser's club // Stanley Uris [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora