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Los rayos del sol se filtraban por la pequeña abertura de la cortina. El sonido de los pájaros cantando llegaba a sus oídos. Su conciencia poco a poco comenzó a hacerse presente...

Al igual que la maravillosa sensación que uno tiene después de beber hasta perder el juicio: resaca, un quejido se escapo de su boca en ese momento.

Sintió como si su cabeza fuera aplastada por un camión cuando el sol dio sobre sus ojos cerrados. Podía sentir la suavidad de la cama debajo de ella, su boca se sentía como si hubiera comido tierra y aun se sentía algo mareada.

Dio la vuelta lentamente quedando boca abajo, hundiendo su rostro entre las almohadas. Quizá si ponía su mente en blanco, podría volver a los brazos de Morfeo.

Inhalo profundamente, disfrutando de ese delicioso aroma a lavanda que estaba impregnado en las sabanas que acariciaban su desnuda piel....

'¿Lavanda? ¿Acaso por error dormí sin ropa?'

En ese momento llego de golpe los recuerdos de anoche: un tipo tratando de ligar con ella, alguien jalando de su brazo, una extraña pelea en medio de la pista de baile, unos brazos cargándola, una exquisita fragancia de chocolate con fresas...

Se levanto de golpe recordando que algún extraño la había sacado de ese alboroto. ¡Por Dios! ¿Cómo pudo ser tan estúpida de beber sin medirse y permitir que algún patán la llevara a quien sabe dónde?

Suprimiendo el pequeño mareo que le genero esa acción, miro a su alrededor. Solamente se encontraba ella. Estaba sobre una cama King size, el cuarto era considerablemente grande sin demasiada decoración.

Había ropa que, imagino estaba sucia, esparcida por el suelo. Alado de la cama habían mesitas de noche con una lámpara en cada una; enfrente de la cama una televisión estaba empotrada en la pared, debajo de la misma tenía una pequeña mesa con una consola encima y varios videojuegos regados cerca; a su lado derecho se encontraba un ropero de madera con las puertas cerradas y a su izquierda, una ventana enorme con las cortinas cerradas.

No había rastro alguno de a quién podría pertenecerle el lugar. Bajo lentamente de la cama recordando algo que paso por alto minutos atrás; su ropa.

Recordaba haber ido con un vestido azul bebe y tacones de aguja, pero en su lugar se encontró con un short que le llegaba a mitad del muslo y una camisa demasiado grande para ella. No veía su vestido por ningún lado, mientras que sus tacones se encontraban a un lado de la puerta.

Un terror indescriptible comenzó a formarse en su pecho, al imaginar lo que pudo haberle pasado mientras que ella estaba completamente inconsciente.

Coloco su mano sobre su boca, ahogando su llanto en ella. No quería ni imaginar que le habría pasado. Miro su cuerpo con detenimiento, explorándolo mentalmente.

Todo se sentía normal, a excepción de su dolor de cabeza y el pequeño malestar de su estomago. Alcanzo a ver un moretón en su muñeca derecha, la misma con la que alguien la había jalado la noche anterior, de ahí nada fuera de lo ordinario.

Respiro profundo, tratando de tranquilizarse. Quizá... solo quizá, la persona que la rescato era alguien de buen corazón y no le había hecho nada malo.

Salió del cuarto, encontrándose con una puerta enfrente. Trato de abrirla pero, al parecer, se encontraba cerrada. A su derecha se encontraba una puerta abierta dando a descubrir el baño.

Camino por el pequeño pasillo descubriendo una sala de estar al final, los sillones de cuero negro frente a otra televisión empotrada en la pared. Debajo había un estante con cientos de DVDs en ellos. Al fondo estaba una cocina con una isla de color blanco.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora