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No he muerto, solo... la vida de adulto apesta.

Como puedo, voy avanzando, pero debo de admitir que es un proceso lento.

Espero que este capítulo valga la pena la espera.

¡Enjoy!

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'¿Te gustaría pasar la noche en mi casa?'

Todo alrededor de Anna perdió sentido después de esa sencilla oración. La música que antes sonaba de fondo en el estéreo ahora había desaparecido por completo. El lugar donde estaban parados había dejado de tener importancia, lo único que circulaba por la mente de Anna era esa simple oración.

'¿Te gustaría pasar la noche en mi casa?'

Su mente traicionera la mandó de nuevo al día del antro, cuando la llevó a su casa para poder cuidarla. Recordando perfectamente la forma en que la platinada la había besado, la forma tan demandante con la que sus labios buscaban algo que Anna no sabía cómo dar. Como su cuerpo se movía sobre ella, encontrando ese divino punto sin que ella hiciera absolutamente nada.

¿Era posible que le estuviera pidiendo eso, ahora que estaba en sus cinco sentidos, sabiendo de la deformación que poseía? Ahora su mente la llevó a lo que había pasado el día anterior, en ese mismo carro. La forma en la que ella la besó, sus labios ahora conscientes transmitiéndole los sentimientos que acababan de confesar, sentimientos a los que Anna apenas había podido dar un nombre. Unos besos que rápidamente habían subido de nivel, provocando que se sentara en su regazo y comenzara a mover su intimidad sobre sus pantalones, logrando que su deformidad se despertara de su letargo.

'¿Te gustaría pasar la noche en mi casa?'

¿Era eso lo que le estaba pidiendo? No pudo evitar que la sorpresa se reflejara en sus ojos turquesa, mucho menos la forma en la que la sangre había subido a su rostro haciéndolo lucir tan rojo como un tomate. ¿De verdad le estaba pidiendo eso? No sabía qué decir, no sabía qué hacer. ¡Maldita sea, ni siquiera podía respirar! Esa simple oración cargada de demasiado significado estaba ocasionando que el cerebro de Anna se derritiera ante las posibles respuestas, tanto las que podría decir ella como las que podría ocasionar su cuerpo involuntariamente.

Y supo exactamente cuándo el mensaje implícito le había llegado a su maestra, el mensaje que ella había dicho en voz alta pero que al parecer ni siquiera ella misma era consciente del significado que cargaba. La vio sonrojarse de forma casi imposible y preocupante que hasta sus orejas había alcanzado, sus ojos estaban completamente abiertos, sus manos se alzaron moviéndose frenéticamente para aclarar el malentendido que habían provocado sus palabras.

La breve explicación que dio no fue lo que ella esperaba decir, al parecer. Su voz se había elevado un poco por el nerviosismo que claramente tenía, hablaba más rápido que antes haciendo que salieran palabras que no eran las adecuadas para la ocasión. Todo eso solo hizo que terminara gruñendo y cubriendo su rostro con sus manos.

Anna ya no sabía qué hacer. Se sentía ligeramente mareada por toda la sangre que su rostro aún mantenía y por la escasez de oxígeno que tenían sus pulmones al no estar respirando. Sacudió ligeramente su cabeza, tratando de tener control de su cuerpo nuevamente. Soltó un profundo suspiro; lento y discreto, al tiempo que cerraba sus ojos para concentrarse, sintiendo cómo poco a poco su cuerpo regresaba de nuevo a la normalidad.

No tuvo tiempo de procesar las palabras que había dicho la platinada, ya que un claxon la desvió de sus pensamientos momentáneamente. Ni siquiera había notado que se habían quedado parados en un semáforo en rojo cuando Elsa le soltó esa frase repentinamente.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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