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Hubo un pequeño error de cálculo en esta ecuación; no fueron 12 hojas de word,  FUERON 13 *w*! Sé que me dijo que no quería ser mencionada, pero no puedo suprimir mi deseo por expresarme: AGRADEZCO infinitamente a mi beta por tomarse el tiempo y las molestias de corregir los capítulos, haciéndolos agradables a la vista. Espero les guste, y notarán que nos acercamos a descubrir lo que le pasó a Anna.

ENJOY!

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¿Por qué estaba soportando eso?

Realmente no entendía por qué se estaba tomando tantas molestias en cuidar a alguien que no era absolutamente nada para ella.

Sin importar cuantas veces ese pensamiento diera vueltas en su cabeza, no encontraba una respuesta sólida a la forma en la que actuó en el antro. La vio de reojo, sin apartar por mucho tiempo su vista de la carretera, verificando si se encontraba bien.

Su cabeza estaba apoyada en la ventana del copiloto, el cinturón de seguridad debidamente colocado en ella y sus extremidades flácidas sobre su muslo; claramente estaba noqueada. Internamente agradecía que no fuera como el típico borracho que causaba problemas o que se ponía a llorar sin razón aparente.

Fijó su vista de nuevo al frente, pensando; buscando alguna clase de excusa o explicación para decirle a sus padres algún motivo para llevar a una persona a su hogar, y para empeorar las cosas: en estado de ebriedad. Gruñó bajo, imaginando la sarta de babosadas que le diría Kai al verla llegar con ella y sobre todo por lo hermosa que era.

El viaje fue corto, no había nada de tráfico debido a lo tarde que era. Se estacionó frente al Gym, notando que las luces estaban apagadas.

Raro.

Bajó rápido del carro, acomodando su mochila al hombro para después dirigirse a la puerta del copiloto. Con sumo cuidado, abrió la puerta, sujetando a su maestra de los hombros para que no se lastimara. Le quitó el cinturón y, con algo de dificultad, la sacó apoyándola en su costado mientras se aseguraba que el carro estuviera debidamente cerrado.

- Vamos, miss. Ayúdeme un poco. – le ordenó, pasando su brazo sobre sus hombros para sostenerla.

Su única respuesta fue una especie de gruñido o queja, no estaba muy segura, pero al parecer le llegó el mensaje porque empezó a medio caminar a su lado. Con dificultad, abrió la puerta y atravesaron el oscuro gimnasio. Conociendo el recorrido de memoria, no fue problema para ella encaminarse a donde se encontraba la puerta para ir arriba, pero estuvo en más de una ocasión a punto de caer debido a su acompañante.

Las escaleras fue lo más complicado, ya que la señorita Winters no quería seguir ayudándola. Suspiró, cargándola para así subir más rápido. Todo estaba en completo silencio y oscuridad, ni siquiera los ladridos de Olaf al darle la bienvenida como normalmente lo hacía eran presentes, ni la presencia de Gerda o Kai podía verse en ninguna parte.

Realmente era muy raro.

- No me... baño...

La escuchó decir algo, pero con esas oraciones incompletas y en voz baja no entendió nada, hasta que la vio llevar su mano para cubrir su boca es que comprendió que iba a suceder. Corrió directo al baño, acercándola al retrete justo a tiempo para verla devolver todo lo que había tomado esa noche.

No pudo evitar arrugar su nariz, deseando con todas sus fuerzas no estar presenciando ese momento, pero no dejaría que por ese rato de incomodidad algo le pasara mientras no estaba cuidándola. Le sujetó el cabello, sobando su espalda suavemente evitando mirar hacia el desastre intestinal.

ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora