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El viento soplaba suavemente, haciendo que el pequeño pasto bajo sus pies se moviera en la dirección a la que iba, como una tierna caricia. Un cielo despejado daba paso al astro rey, bañando a todo lo que tenía debajo en sus cálidos brazos...

Elsa Winters no sabía dónde estaba, ni por que estaba ahí, solo sabía que jamás en su vida había sentido tanta paz.

Estaba en un campo hasta donde alcanzaba la vista, unos cuantos arboles era todo el acompañamiento que tenía en ese sitio. Podía ver cómo mo el césped ondeaba cada que la briza hacia acto de presencia. Cómo las ramas de los arboles se mecían lentamente.

No quería aventurarse a saber que podría encontrar más adelante, o para descubrir en donde se encontraba realmente. Un sentimiento de paz y tranquilidad era todo lo que la envolvía, no quería que nada alejara esa sensación de ella.

Se acostó sobre el césped, con sus brazos y piernas extendidas, dejando que el suave susurro de la briza la envolviera. Miro el cielo azul, maravillándose por la inmensidad de este.

Cerro sus ojos, concentrándose solamente en el sonido de la briza, en cómo acariciaba su piel. En cómo el sol parecía que la envolvía en un tierno abrazo. Suspiro con una sonrisa en el rostro.

No quería irse nunca de ese lugar, de ese mágico lugar que le brindaba todo lo que Elsa necesitaba; consuelo y tranquilidad...

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Sentía como su conciencia volvía a ella, regresandola de nuevo a la realidad.

Un sueño, había tenido el sueño más pacífico de su vida. No quería despertar aún, quería permanecer por más tiempo en ese campo donde el sol le brindaba ese calor que tanto deseaba por las noches.

Pero sabía que la cruel realidad no le permitiría eso.

Suspiro, aún podía sentir ese calor envolver su cuerpo, sentir esa ligera briza en su nuca. Sonrió sin poder evitarlo, ese era el calor que extrañaba en su fría habitación cada noche que iba a dormir.

Hasta que de pronto sintió, lo que anteriormente pensó eran brazos imaginarios, en realidad eran brazos reales la apretaban más, acercándola a un cuerpo cálido detrás de su espalda.

Abrió sus ojos, pero no vio demasiado en la tenue luz que se filtraba de las cortinas cerradas. Estuvo a punto de gritar, de apartar a ese sujeto que la tenía entre sus brazos, hasta que de pronto recordó donde se encontraba.

Recordó ir a Tiana's con Anna, tener una cena en el balcón del restaurante, cuando le pidió que le hiciera compañía en casa, el ver al perro correr hacia ella, cuando Anna le ofreció el quedarse a dormir y cuando ella acepto la oferta.

Estaba en la habitación de Anna...

No supo qué hacer en ese momento. La idea de levantarse o alejarla un poco cruzó por su mente pero... no recordaba cuando fue la última vez que estuvo así con alguien. Que le transmitieran ese sentimiento de seguridad y calidez mientras dormía, que la envolvieran protectoramente mientras soñaba.

Tenía un debate mental; si debía levantarse o quedarse donde estaba. Bajó su vista, viendo el brazo de Anna sobre su cintura. Sentía su espalda pegada a la parte frontal de Anna, sus piernas estar enredadas en las suyas, su suave respiración en su nuca.

Estaba por levantarse, pero una voz, una que cada ser humano escucha aunque lo niegue, apareció.

'¿Vas a levantarte? ¿Y desaprovechar esta oportunidad?'

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