Una clase de amor [Dramione]

Capítulo 7

Draco subió la bandeja con el caldo de sopa que le había preparado a Scorpius y otro plato para Hermione. No se separaba de su lado desde que le pidió que se quedara y, con eso, Scorpius estaba más tranquilo.

Entró en la habitación y la vio pasándole un trapo humedecido por el cuerpo para secarle el calor y refrescarlo. No se molestó en mirarlo pero supo que ella era consciente de su presencia.

— Puedo hacerlo yo — Le indicó. — Deberías comer algo y descansar.

— No tengo hambre. Pero seguro que Scorpius sí, ¿verdad? — Él asintió y Draco cogió el plato y se sentó en la cama. Hermione hizo que Scorpius se sentara también — Cómetelo todo. Voy a echar el pijama a lavar y subo enseguida.

— Vale...

Hermione salió de la habitación dejando a Draco solo con su hijo. Era la primera vez desde que había llegado que ella los dejaba solos.

— Scorpius, ¿por qué no me dijiste que estabas mal?

— No quería preocuparte.

— Mi hombrecito, me preocupas siempre, estés o no enfermo. Pero me gustaría que me dijeras cuando no te encuentras bien.

— Hermione no se irá, ¿verdad?

— ¿Por qué querías que se quedara?

— No lo sé... Solo que la quiero a mi lado, así no me duele tanto.

Draco terminó de darle de comer y lo arropó mientras preparaba la medicación que debía tomarse en unas horas. Puso el plato vacío en la bandeja y se fijó en el que quedaba, el de Hermione.

Ella entró por la puerta con un tazón de peras peladas y se arrodilló al lado de la cabeza de Scorpius.

— ¿Te apetece un poco de pera? Está blandita y tiene mucho jugo así que te será fácil tragarla. Puedes desmenuzarla en la boca y comerla poco a poco.

Scorpius asintió y ella le acercó un trozo pequeño a la boca.

— Hermione, te traje un poco de sopa.

— Gracias, me la tomaré más tarde.

Siguió dándole la fruta hasta que no quiso más. Entonces le besó la frente y le puso el paño húmedo en ella. Le cogió la mano y le sonrió.

— Ahora a dormir. Tu padre y yo estaremos aquí si necesitas algo.

— ¿De verdad? — Ambos asintieron.

* * *

Durante la noche ninguno de los dos durmió velando el sueño de Scorpius. La fiebre no le abandonaba tan rápido como querían y a las dos de la mañana volvió a subirle con rapidez.

Le dieron la medicina y Draco se lo llevó al baño para darle una ducha. Mientras lo bañaba con agua fresca para bajarle la temperatura del cuerpo, Hermione cambió las sábanas de la cama y se apartó cuando volvió con él en brazos.

Lo puso en la cama y se quedó dormido en segundos.

— Deberías descansar, Hermione.

— Estoy bien. Si la fiebre sigue sin bajar creo que será mejor que lo llevemos al hospital.

—Es lo que he pensado.

— ¿Podrías traer agua fría, Draco? — Preguntó ofreciéndole el cuenco de agua con una mano mientras la otra sujetaba con fuerza la de Scorpius.

— Por supuesto.

Lo cogió y entró al baño para llenarlo.

Scorpius se removió en la cama y empezó a sollozar. Hermione se alzó un poco desde el suelo donde estaba y le mesó el cabello calmándolo. Draco observaba la imagen desde el baño sin poder articular palabra, algo en su corazón se estremeció al ver a Hermione al lado de su hijo, tan preocupada como él, y tratando de ofrecerle consuelo.

— Mamá... — Lloró Scorpius.

Fue como si le comprimieran el pecho. Escapó un jadeo de su boca y no pudo evitar tragar con dificultad. Scorpius llamaba a su madre... Nunca hablaba de ella pero, cuando enfermaba, era a la primera que llamaba.

Hermione se levantó del suelo y sentó en la cama. Cogió el cuerpo de Scorpius para acunarlo entre sus brazos mientras una suave y dulce nana salía de los labios de ella y contenía las lágrimas de él.

No quiso interrumpir el momento y se quedó aparte mirando la escena que había conmovido su corazón.

* * *

Hermione se quedó dormida agotada cuando estaba amaneciendo y Draco aprovechó para cargarla y acostarla en su cama. No quería que, además de haberse quedado con ellos para cuidar a Scorpius, ella enfermara.

Verla dormida en su cama le hizo desear acostarse con ella en ese momento, sentir su cuerpo al lado de él, notar su respiración en su piel y el calor de su tacto. Estiró una mano para tocarla y se detuvo en el último instante.

Era la profesora de su hijo, la que cuidaba de Scorpius cuando él no estaba. No podía ser nada más, no después de lo de Astoria. No quería a nadie más en su vida...

Cerró la mano en un puño y volvió a la habitación de su hijo. Se echó con él en la cama y le tocó la frente suspirando aliviado al notar que seguía sin tener fiebre. Después de que Hermione lo calmara con esa canción fue como si el malestar del pequeño desapareciera y no había vuelto a quejarse.

Acercó el cuerpo al suyo y lo abrazó sin presionarle demasiado. Scorpius se movió antes de apretarse a él y, finalmente, pudo dormir tranquilo.

* * *

Hermione despertó desubicada. No sabía dónde estaba ni cómo había acabado allí. Se levantó con rapidez de la cama y eso le hizo tambalear y tuvo que apoyarse en ella. Cuando logró reunir fuerzas salió de la habitación, que ya sabía que era la de Draco, y volvió a la de Scorpius.

Encontró tanto a uno como a otro dormidos muy juntos y los miró con amor. Se acercó con sigilo a Scorpius y le tocó la frente. No tenía fiebre lo que quería decir que por fin el medicamento estaba funcionando.

Observó entonces a Draco durmiendo a su lado. Al contrario que otras veces, había estado tranquilo y se anticipaba a lo que ella le pedía. Estaba aprendiendo a tomarse con calma cuando Scorpius se enfermaba por algo tan simple como una gripe o un resfriado.

Le apartó un mechón de pelo de su cara y notó una opresión en su corazón... Era tan guapo que dolía tenerlo cerca y no poder abrazarle o besarle. Pero era el padre de su alumno... Y no podía poner a nadie en peligro mientras Theo estuviera acosándola.

Los ojos de Draco se abrieron y contemplaron cómo Hermione lo miraba de una forma extraña, como nunca antes lo había mirado. Pero desapareció en unos segundos oculta entre sus ojos.

— Voy a preparar café. ¿Quieres uno?

— Gracias — Le susurró con una voz más áspera por estar recién despierto. Y aun así, esa voz le envió una descarga a su cuerpo.